El piano fue el rey de los instrumentos musicales en el siglo xix y comienzos del xx, cuando llegó a ser una presencia obligada en los hogares que podían permitírselo. Subsiste su popularidad y hoy es el más utilizado en la enseñanza musical.
El piano fue creado por Bartolomeo Cristóforo, de Padua, un fabricante de instrumentos que trabajó en Florencia. Su descripción de un «clavicémbalo piano e forte» data de 1709. Permitía tocar de forma suave y fuerte: pianoforte se llamó inicialmente.

Con un mecanismo ya muy desarrollado, en el que las teclas percuten sobre cuerdas, aportó un sonido muy distinto al de sus predecesores. Sucesivas mejoras lo perfeccionaron las décadas siguientes, entre ellas las de Silbermann hacia 1732, sobre el teclado y la percusión. Con la revolución industrial llegaron teclas más flexibles, cuerdas metálicas de alta calidad y mayor precisión del sonido, además de la mecanización del proceso productivo.
Música en el hogar
En el siglo xviii el piano tenía un alto precio. Hacia 1800 su posesión quedaba solo al alcance de una élite aristocrática. Sin embargo, el instrumento contaba ya con un repertorio amplio, a cargo de compositores como Mozart o Bach. Seguiría ampliándose el siguiente siglo (Beethoven, Liszt, Chopin, entre otros).
Durante el xix fue cambiando el papel social del piano. A medida que crecían los grupos burgueses y aumentaba su capacidad adquisitiva, adquirió una creciente importancia doméstica. El piano fue la principal fuente de música en el hogar, y llegó a ser un aprendizaje obligatorio para muchos jóvenes de la burguesía, sobre todo para las chicas. Hacia mediados del xix nacieron compañías constructoras de pianos (Steinway, Bechstein, Blutner, Grotian) que serían la principal referencia.

Los pianos se convirtieron en un negocio, que reflejaba la conformación cultural de la sociedad burguesa al nacer la sociedad de masas. A comienzos del xix se producían unos 2000 pianos anuales. Eran 50 000 a la altura de 1850 y 500 000 hacia 1900. La progresión continuó hasta 1914. En 1850 la mayor parte de los pianos se construían Inglaterra y Francia; en 1900 la primacía la tenían Estados Unidos y Alemania.
Caída de la difusión doméstica
Tras la Primera Guerra Mundial decayó la difusión doméstica del piano. Llegaban el gramófono y la radio, por lo que era posible la reproducción de música en el hogar sin la necesidad de la presencia de un intérprete. Se redujeron drásticamente las ventas de pianos, aunque no desaparecieron de las costumbres sociales. Su práctica subsistió en algunos ámbitos como parte de la preparación personal y, también, de la formación de nuevas comunidades culturales y lúdicas.

En las últimas décadas del xx la difusión de teclados y pianos electrónicos se sumaba al piano tradicional. El aprendizaje del piano dejaba de estar reservado a una élite, como sucedía hasta entonces, y las versiones electrónicas impulsaron manifestaciones populares de la interpretación en este instrumento, sin que desapareciera el interés por las obras clásicas.
Cortesía de Muy Interesante
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