Los satélites no dejan dudas: Rusia reforzó un puente, y un dron de Ucrania hizo realidad la ciencia ficción

Recientemente, Ucrania logró algo que se creía impensable: introducir un dron submarino en uno de los puertos mejor protegidos por Rusia en el Mar Negro. El artefacto detonó a escasos metros de un submarino diésel-eléctrico clase Improved Kilo. De acuerdo con el Servicio de Seguridad de Ucrania, se trataría del primer ataque conocido contra un buque ruso empleando un vehículo submarino no tripulado, y además, el primero que tiene éxito en un conflicto real.

El dron, bautizado por Kiev como Sub Sea Baby, alcanzó al submarino mientras este aún estaba atado al muelle. A ciencia cierta no se sabe cuán graves fueron los daños provocados por el dron a la embarcación, sin embargo, el impacto operativo y simbólico del ataque ya muestran que la guerra naval tal y como la conocemos está cambiando.

Lo que muestran las imágenes (y lo que no)

De acuerdo con imágenes de satélite y videos difundidos desde tierra, la detonación ocurrió junto a la popa el submarino Project 636.3 Varshavyanka. En las imágenes se aprecia que de la infraestructura portuaria resulto destruida. También se aprecia que el submarino permanece en la misma posición que antes del ataque; otras dos unidades, que se encontraban cerca, fueron desplazadas, lo que sugiere una reacción inmediata de seguridad.

No hay señales claras de hundimiento, operaciones de emergencia visibles ni vertidos de combustible. Todo apunta a que, si hubo daños, estos podrían encontrarse bajo la línea de flotación o ser limitados, algo imposible de confirmar a partir de imágenes aéreas. El Ministerio de Defensa ruso ha negado cualquier afectación al submarino o a su tripulación, y difundió un vídeo que supuestamente muestra la nave intacta, aunque sin una vista clara de la popa y con amplias zonas censuradas.

También la flota del Mar Negro rechazó cualquier impacto operativo. Los canales navales rusos han replicado el mismo discurso, pero ninguno ha aportado pruebas concluyentes. Y es que Rusia evita reconocer vulnerabilidades, mientras Ucrania celebra la audacia del ataque más que sus efectos.

La misma zona vista antes del ataque, en una imagen del 11 de diciembre de 2025.

La brecha defensiva y el mensaje estratégico

Pero más allá del daño concreto, lo realmente disruptivo del ataque es el hecho mismo de que un dron submarino lograra atravesar las barreras del puerto de Novorossiysk, diseñadas para frenar incursiones ucranianas. Estas barreras se habían reforzado principalmente para contrarrestar drones de superficie, lo que deja en evidencia su vulnerabilidad frente a amenazas bajo el agua.

El Sub Sea Baby se suma a otros drones ucranianos como el Marichka, concebido para ataques kamikaze contra buques e infraestructuras marítimas, o el Toloka, del cual se conocen menos detalles. Aunque la relación entre estos sistemas no está del todo clara, sí que hay un patrón evidente: Kiev está construyendo un ecosistema de capacidades submarinas no tripuladas para erosionar una de las últimas áreas de clara superioridad rusa. 

El objetivo tampoco es casual: los submarinos clase Project 636, capaces de lanzar misiles Kalibr, siguen siendo una pieza clave de la Flota del Mar Negro y un blanco prioritario para Ucrania. Incluso si los daños materiales resultan limitados, el mensaje es inequívoco: ningún puerto ruso es completamente seguro y la guerra naval ha entrado en una nueva fase

Cortesía de Xataka



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