Millones de personas alrededor del mundo aprovechan la época decembrina para compartir con sus familias, disfrutar de largos periodos de descanso y reunirse para degustar preparaciones como el pavo, romeritos, lomo de cerdo o un plato de bacalao. Lo que también se volvió una tradición es el clásico recalentado, es decir, comer los sobrantes de los alimentos que se hayan preparado.
Es necesario que las personas que aprovechan del recalentado para volver a reunir a la familia en la mesa después de Navidad o Año Nuevo, entiendan que esta práctica puede conllevar ciertos riesgos si no se toman las precauciones suficientes. Expertos de la Mayo Clinic señalan que las “sobras” pueden guardarse hasta tres o cuatro días en el refrigerador; después de eso, aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria.
Otra de las cosas a tener en mente es que microorganismos como las bacterias pueden proliferar sin cambiar el sabor, olor o aspecto de los alimentos, lo que puede complicar que las personas distingan si es peligroso o no comer algo. Una de las recomendaciones de los expertos del centro médico académico de renombre mundial es que si existen dudas sobre la seguridad de algún platillo, lo mejor será desecharlo.

La mejor forma de recalentar comida
Esto no significa que cualquier recalentado sea peligroso. Logan Kent Vidaños, chef profesional y encargado de repostería en el restaurante Gaba, habló en entrevista con Heraldo Media Group sobre las precauciones que pueden tomarse después de preparar grandes comidas como las de Navidad o Año Nuevo, asegurando un consumo seguro y que se mantengan frescas la mayor cantidad de tiempo posible.
“Lo ideal siempre es dejar que se enfríe un poco la comida a temperatura ambiente, que no pase de dos horas, porque sería mucho. Pero si la metemos inmediatamente al refrigerador, hay condensación, y esa humedad que se genera, además de lo caliente que está y lo frío del refrigerador, hace que llegue a una temperatura idónea para las bacterias, que está entre los 37 y 38 grados centígrados”, detalló Kent Vidaños.
Otra de las recomendaciones del chef es dejar la comida dentro de recipientes con cierre hermético, pero fuera del refrigerador, durante al menos una hora. Pasado ese tiempo, será posible conservarla en frío y se evitará la generación de humedad que podría hacer que proliferen colonias de bacterias.
Algunas familias prefieren preparar grandes porciones de pozole, bacalao o alimentos que simplemente son muy grandes como para caber en un recipiente hermético, por lo que el encargado de repostería del restaurante Gaba enfatizó que es posible emplayarlos utilizando un film especial para alimentos, porcionarlos y guardarlos. “Todo esto también tiene un cierre bastante bueno. Creo que sería lo ideal”, dijo el chef.

¿Cómo recalentar platillos grandes?
A la hora de calentar platillos grandes, como pozole, algo importante a tener en cuenta es que lo mejor será tomar porciones y calentarlas individualmente, no así la olla completa.
“Tengan en cuenta que, sí es muy rico ya después de la quinta recalentada, pero también estamos generando muchos microorganismos en ese momento […] Mientras más pase por este rango de proliferación de bacterias, es más probable que nos vayamos a enfermar”, recalcó Kent Vidaños.
Esto ayuda también a reducir el tiempo que hay que esperar para que la comida se caliente hasta la temperatura deseada. Una olla o traste de mayor tamaño puede que esté más tiempo expuesto a una temperatura en la que crecen más las bacterias. Lo ideal, puntualiza el chef, es tomar porciones individuales.
Adicionalmente, los expertos de la Mayo Clinic recomiendan recalentar las sobras hasta que su temperatura interna alcance los 74 grados Celsius, revolver los alimentos al calentarlos también ayudará a que no queden partes frías. Asimismo, se desaprueba el uso de ollas eléctricas para este propósito, pues es posible que el aumento gradual de la temperatura promueva el crecimiento de bacterias.
Cortesía de El Heraldo de México
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