
Casi todos los años hablo en este espacio de lo mucho que me gusta aprovechar estas épocas para hacer un recuento de lo que me sucedió en el año. Analizar lo bueno, lo malo y entender las lecciones que me ha dado la vida. Eso me permite aprender de mis errores y encontrar las áreas en las que puedo mejorar y en las que me voy a enfocar hacia 2026.
Este análisis y reflexión es amplia e incluye todos los aspectos de mi vida, no sólo el financiero. Aunque en esta columna me voy a enfocar en él, muchos de los conceptos se pueden extrapolar hacia otras áreas.
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En mis finanzas personales, hacer un recuento “de los daños” me ayuda en:
1. Entender mejor cuál es mi relación con el dinero y muchos de mis patrones de conducta. También me permite comprender cómo ha evolucionado. Por ejemplo, la manera como hoy reacciono ante las ofertas es muy distinto a como lo hacía hace 10 años. He evolucionado y eso me da mucha satisfacción. En este espacio ya he escrito acerca de lo importante que es el conocimiento propio: entender cómo pensamos, sentimos y reaccionamos es fundamental para tomar mejores decisiones financieras.
2. Saber cómo voy en mis objetivos de largo plazo (por ejemplo ahorro para el retiro) pero a su vez plantear metas más pequeñas, claras, realistas, especificas y medibles para el siguiente año, que estén alineadas con esa visión más amplia y con lo que es más importante para mí. Yo no hago propósitos: elaboro metas y planes concretos.
3. Motivarme e inspirarme con las cosas positivas, con mis progresos, con lo que logré. Saber que voy por el buen camino me ayuda mucho. Entender que me desvié pero supe corregir el rumbo también. Pero aún si me fue mal, el simple hecho de visualizarlo, reconocerlo y tomar acciones para enmendar mis errores, me empuja hacia adelante. Sé que estoy aprendiendo, enderezando el barco. Esa actitud es muy importante.
Hace muchos años hacer un recuento financiero no era cosa sencilla, porque no tenía el orden que hoy llevo, ni los registros. Hoy simplemente abro la app que utilizo para manejar mi dinero y puedo analizar gráficamente la evolución de mi patrimonio, en qué cosas he gastado más de lo que quizá debería y qué otras, que deberían ser prioridad, necesitarían más recursos. Hacer este análisis no me toma demasiado tiempo.
Pero además, la verdad es que cuando uno tiene control de su dinero con un buen plan de gastos, uno ya sabe cómo va. Uno va corrigiendo el camino cada vez que recibe un ingreso.
Si no es tu caso, tendrás que hacer un esfuerzo un poco mayor, pero vale la pena. No te sientas mal si tu camino ha sido pedregoso, si tienes deudas o si gastas de manera desorganizada. No te distraigas buscando “la solución” o “la app” que te ayudará a poner todo en orden, porque no existe. Enfócate en el método y busca una app que te ayude, aunque no sea perfecta. Recuerda que es un proceso evolutivo, iterativo, no algo que se logra de la noche a la mañana.
Para este recuento, contesta las siguientes preguntas:
1. ¿Cuánto ganaste en el año? ¿Cuánto fue ingreso fijo (sueldo, fondo de ahorro, aguinaldo) y cuánto variable (comisiones, bonos, trabajos eventuales, etc.)?
2. ¿Cuánto de ese dinero que ganaste fue realmente para ti y no para pagarle a alguien más (es decir, cuánto ahorraste e invertiste)?
3. ¿Cómo y en qué gastaste todo tu dinero? Debes entender los distintos rubros de gasto: vivienda, alimentación, transporte, entretenimiento, educación, entre otros. Comprender tus patrones de consumo es fundamental para tomar decisiones más conscientes y enfocadas en tus prioridades.
4. ¿Cuáles son tus gastos irregulares, es decir, aquellos que no ocurren cada mes? ¿Te causaron algún desequilibrio? ¿Tuviste que tomar alguna deuda?
5. ¿Debes dinero? ¿Cuánto y en qué? ¿Cuánto gastas cada mes en pagar tus deudas? Eso incluye las mensualidades sin intereses que tienes. Es importante entender que si no tuvieras esos compromisos, tendrías más dinero para ti, para tus objetivos de corto o de largo plazo.
6. ¿Cómo inviertes tu dinero? Muchísimas personas ponen todo su dinero, incluyendo el de largo plazo en instrumentos de corto plazo (como Cetes), por “seguridad”. Ese es un gran error: el dinero de largo plazo (como el ahorro para el retiro) debe estar invertido principalmente en instrumentos de largo plazo – consistentes con ese horizonte de inversión.
7. ¿Qué pasaría si sucediera un imprevisto o un evento fuerte? ¿Estás bien protegido? ¿Tienes un fondo para emergencias y los seguros que necesitas? ¿Ya hiciste tu testamento?
Todo esto es parte de la reflexión y te ayudará a identificar qué está bien, en qué puedes mejorar y qué necesitas aprender. Contacto: https://www.planeatusfinanzas.com/contacto
Cortesía de El Economista
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