
¿Sabías que la Navidad que hoy se celebra en buena parte del mundo no nació de una sola tradición ni responde a un único origen? En esta nota te revelamos los detalles.
Según la emisora de radio madrileña, COPE, la Navidad es el resultado de una larga superposición de creencias, costumbres antiguas, decisiones religiosas, adaptaciones culturales e, inclusive y para sorpresa de nadie, estrategias comerciales.
Lee: Ucrania, sin electricidad en Nochebuena tras ataques rusos
En el principio de la Navidad, primero fue el invierno
Aunque el cristianismo conmemora en estas fechas el nacimiento de Jesús, la estructura del calendario navideño se asentó sobre rituales mucho más antiguos. Desde tiempos antiquísimos, las civilizaciones buscaron dar sentido al periodo gélido y oscuro del año.
El invierno, con sus días cortos y su clima hostil, impulsó celebraciones destinadas a invocar la luz, la fertilidad y la esperanza. Estas prácticas no desaparecieron con la llegada del cristianismo, sino que fueron reinterpretadas.
En la antigua Roma, por ejemplo, las Saturnales marcaban jornadas de banquetes, intercambio de regalos y un tiempo de ocio ajeno a las normas sociales. Posteriormente, el 25 de diciembre fue consagrado al Sol Invicto, una festividad que celebraba el regreso de la luz tras el solsticio.
En las regiones del norte europeo, los pueblos germánicos realizaban rituales vinculados al Yule, donde el fuego y los árboles de hoja perenne simbolizaban la continuidad de la vida. Con el tiempo, la Iglesia optó por integrar estos elementos, superponiendo el nacimiento de Cristo a celebraciones ya arraigadas en la población.
Muchos de los iconos actuales surgieron de ese proceso de adaptación. El belén, por ejemplo, no aparece en los primeros siglos del cristianismo. Su origen se atribuye a San Francisco de Asís, quien en el siglo XIII organizó una representación viviente del nacimiento en la localidad italiana de Greccio.
La iniciativa terminó por replicarse en templos y hogares, desarrollándose especialmente en ciudades como Nápoles. En España, la costumbre se consolidó tras su introducción en la corte por Carlos III y su posterior popularización.
Mira: Museos tendrán sus puertas abiertas esta temporada
¿Y Papá Noel y el arbolito de Navidad?
El árbol de Navidad tiene raíces aún más antiguas. Los pueblos del norte de Europa ya decoraban ramas verdes como símbolo de resistencia frente al invierno. Esta tradición se difundió por el continente durante el siglo XIX, impulsada por la familia real británica.
Algo similar ocurrió con los Reyes Magos. El relato bíblico apenas menciona a unos sabios llegados de Oriente, sin detallar cuántos eran ni cuál era su rango. Fue la tradición posterior la que estableció el número de tres, les asignó nombres y los convirtió en reyes, reforzando una cristiandad destinada a toda la humanidad.
La figura de Papá Noel también atravesó un largo proceso de transformación. Inspirado en San Nicolás de Mira, un obispo conocido por su generosidad, el personaje evolucionó a través de distintas culturas europeas hasta consolidarse en Estados Unidos. Allí, la literatura y la ilustración del siglo XIX le añadieron elementos como el trineo, los renos y el Polo Norte, configurando la imagen moderna que se expandió globalmente.
Incluso la gastronomía navideña refleja esta mezcla de herencias. Dulces como el turrón remiten a la tradición árabe y andalusí, mientras que los polvorones y mantecados surgieron como una solución a los excedentes domésticos.
La popular costumbre de comer doce uvas en Nochevieja, lejos de ser ancestral, se difundió a comienzos del siglo XX como respuesta a un excedente agrícola. En pocas palabras, la Navidad contemporánea se entiende como una construcción colectiva, moldeada por la historia, la religión, la cultura popular y el mercado.
*Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp.
AO
Cortesía de El Informador
Dejanos un comentario: