Descubren un misterioso y bellísimo mosaico bizantino tras un terremoto en Turquía: el misterio que esconde desconcierta a los arqueólogos

En el corazón de la actual Antakya, la antigua Antioquía, un inesperado hallazgo ha devuelto al presente los colores de un pasado imperial. Mientras se retiraban escombros tras los devastadores terremotos de 2023 en el sur de Turquía, unos trabajadores se toparon con lo que parecía ser una simple losa antigua. Pero lo que había bajo el suelo era mucho más que piedra: una pieza entera de mosaico tardoantiguo, de unos 17 metros de largo, adornada con motivos geométricos, flores estilizadas y una inscripción en griego que aún se conserva con sorprendente claridad.

Este hallazgo, ocurrido en el barrio de Maşuklu de Antioquía, ha abierto una nueva ventana a la vida urbana y el simbolismo del poder en los siglos IV a VI d.C., un periodo conocido por los historiadores como la Antigüedad Tardía. En esa época, el Imperio Romano, ya transformado en Bizancio, aún conservaba centros urbanos de gran vitalidad como Antioquía, que rivalizaban en esplendor con Roma y Constantinopla.

Una ciudad clave en la historia imperial

Antioquía, que en su momento fue una de las principales metrópolis del Mediterráneo oriental, desempeñó un papel estratégico tanto para Roma como para Bizancio. Su posición en la ruta de las especias y su intensa vida cultural la convirtieron en un hervidero de poder, comercio y religiosidad. En la Hispania tardoantigua —por entonces provincia del imperio— ciudades como Mérida, Tarragona o Córdoba también contaban con elites urbanas poderosas y espacios decorados con mosaicos suntuosos. Pero lo hallado en Antakya va un paso más allá.

El mosaico encontrado en Turquía destaca no solo por su tamaño y su estado de conservación, sino por lo que insinúa: la pervivencia de residencias palaciegas o grandes domus que se mantuvieron en uso y fueron cuidadosamente restauradas a lo largo de generaciones. Las marcas de reparación detectadas por los arqueólogos dan cuenta de una estrategia de mantenimiento y reutilización que no era común en viviendas ordinarias. Es decir, hablamos probablemente de una residencia aristocrática, quizás incluso de carácter administrativo o eclesiástico.

El descubrimiento ha reabierto el debate sobre el poder de las élites urbanas en la Antigüedad Tardía
El descubrimiento ha reabierto el debate sobre el poder de las élites urbanas en la Antigüedad Tardía. Foto: AA

El mensaje escondido en los patrones

Aunque a simple vista los mosaicos de la Antigüedad Tardía parecen meros adornos, en realidad eran vehículos de poderosos mensajes. Los patrones geométricos repetitivos, las guirnaldas florales o las representaciones de animales fantásticos formaban parte de un lenguaje visual que hablaba de estatus, espiritualidad e incluso de ideología imperial.

En este caso, la presencia de una inscripción griega dota al hallazgo de un valor histórico añadido. Aunque todavía no se ha publicado su traducción completa, los expertos apuntan a que podría tratarse de una dedicatoria, posiblemente a un santo o benefactor. No sería raro, dada la importancia del cristianismo en la región desde el siglo IV, que el texto hiciera referencia a algún pasaje bíblico o expresión de fe, integrando religión y arquitectura en un mismo plano visual.

Este fenómeno no era exclusivo de Antioquía. En mosaicos hispanorromanos de la misma época —como los de la villa de La Olmeda, en Palencia, o los de Carranque, en Toledo— también se detectan fórmulas simbólicas mezcladas con elementos paganos, cristianos y puramente decorativos, lo que habla de una transición cultural rica y llena de matices.

Los trabajos de conservación podrían prolongarse hasta 2026 debido al valor excepcional del hallazgo
Los trabajos de conservación podrían prolongarse hasta 2026 debido al valor excepcional del hallazgo. Foto: AA

Un hallazgo entre la destrucción y la reconstrucción

Lo más paradójico del descubrimiento es que no fue fruto de una excavación planificada, sino de una catástrofe natural. Tras el colapso de un edificio de viviendas de tres plantas durante los terremotos de febrero de 2023, las autoridades comenzaron la reconstrucción en la zona. Fue en esos trabajos cuando emergió el mosaico, bajo una capa de tierra que lo protegió durante siglos.

Este tipo de hallazgos forzosos, conocidos como “excavaciones de rescate”, se están volviendo cada vez más frecuentes en regiones con alta densidad arqueológica. Y no solo en Turquía. En España, por ejemplo, proyectos urbanísticos en ciudades como Zaragoza, Sevilla o Cartagena han revelado restos romanos ocultos durante siglos. Lo que cambia aquí es la escala del hallazgo y su complejidad.

Actualmente, el mosaico está siendo documentado por un equipo de arqueólogos del Museo de Arqueología de Hatay. Se prevé su traslado al museo en 2026, una vez se completen las tareas de conservación y se concluyan las excavaciones en los otros dos paneles que también fueron localizados en la misma parcela.

El mosaico permaneció oculto durante siglos, protegido por capas de tierra y construcciones modernas
El mosaico permaneció oculto durante siglos, protegido por capas de tierra y construcciones modernas. Foto: AA

Reescribiendo la historia desde el subsuelo

Más allá del impacto visual y mediático, el descubrimiento invita a repensar el papel de Antioquía en los últimos siglos del Imperio Romano de Oriente. Las fuentes escritas insisten en que la ciudad fue víctima de terremotos devastadores, persecuciones religiosas y conflictos civiles, pero este mosaico parece contar otra historia: una de continuidad, de cuidado por lo simbólico y de persistencia del poder urbano incluso en tiempos de crisis.

Las huellas de restauración en la pieza son especialmente reveladoras. No se trata de una obra abandonada o destruida por un evento puntual, sino de un bien precioso que fue reparado, quizá varias veces, para seguir cumpliendo su función: impresionar, comunicar estatus y conectar lo material con lo espiritual.

Esta interpretación gana fuerza si se compara con otras urbes del mundo tardoantiguo. En ciudades hispanas como Emerita Augusta o Caesaraugusta, donde también se han hallado mosaicos con fases de restauración, se observa el mismo fenómeno: la elite urbana no desapareció de golpe con el fin del mundo romano, sino que se adaptó, reinterpretando los símbolos del pasado bajo un nuevo paradigma cristiano y bizantino.

Lo que emerge del suelo de Antakya es, en definitiva, un testimonio vibrante de la resistencia cultural frente a la destrucción. En plena reconstrucción post-terremoto, la ciudad moderna se ve obligada a dialogar con su pasado. Y ese diálogo, lejos de ser anecdótico, puede cambiar la forma en que entendemos el final del mundo antiguo: no como un colapso abrupto, sino como una transformación pausada, llena de sutilezas y belleza escondida.

Cortesía de Muy Interesante



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