La conquista cristiana del reino de Valencia en 1238 supuso una profunda transformación política, social y económica para las comunidades musulmanas, conocidas desde entonces como mudéjares, que permanecieron en el territorio. Aunque la historiografía ha analizado extensamente su progresiva pérdida de derechos, así como la segregación espacial y el sometimiento fiscal que padecieron, la forma en que estos cambios afectaron a su alimentación y su vida cotidiana ha recibido una menor atención. Un reciente estudio bioarqueológico centrado en la comunidad mudéjar de Uixó, una de las mayores aljamas rurales del reino de Valencia, aporta ahora datos inéditos para abordar esta cuestión desde una perspectiva material y científica.
Comer bajo dominio cristiano: una cuestión histórica pendiente
Mediante el análisis de isótopos estables en restos humanos y animales, la investigación publicada en Archaeological and Anthropological Sciences ha reconstruido los patrones dietéticos de esta población entre los siglos XIII y XVI. J. Olivé-Busom y O. López-Costas, autores de la investigación, han observado continuidades, adaptaciones y posibles imposiciones en los hábitos alimentarios mudéjares. La dieta emerge así como un indicador clave para comprender la experiencia cotidiana de los mudéjares bajo el nuevo orden feudal cristiano.
Uixó y los mudéjares valencianos: un contexto de segregación y ruralización
Tras la conquista del territorio valenciano, las comunidades musulmanas que no fueron expulsadas quedaron integradas como minorías toleradas en un reino cristiano. En el caso de Uixó, situada en el actual municipio de la Vall d’Uixó, la capitulación de 1238 permitió inicialmente conservar ciertos privilegios fiscales y estructuras comunitarias. Sin embargo, estas condiciones favorables fueron perdiendo vigencia a lo largo del siglo XIII y, de forma más acusada, desde comienzos del XIV.
La política de segregación impulsada por las autoridades cristianas concentró a la población mudéjar en zonas rurales del interior montañoso, alejadas de los principales centros urbanos. De este modo, Uixó se convirtió en una de las mayores aljamas rurales habitadas exclusivamente por musulmanes, articulada en torno a varias qura o aldeas dispersas.
Esta ruralización tuvo profundas consecuencias económicas. Los mudéjares se vieron vinculados a practicar una agricultura sometida al control feudal, con una presión fiscal creciente y una pérdida progresiva de tierras fértiles. En este contexto, analizar la dieta no solo permite reconstruir qué comían estas comunidades, sino también evaluar hasta qué punto su acceso a los recursos alimentarios se vio limitado o transformado por su condición de minoría sometida.
Analizar la dieta desde los huesos: el enfoque isotópico
El estudio se ha concentrado en el análisis de isótopos estables de carbono (δ¹³C), nitrógeno (δ¹⁵N) y azufre (δ³⁴S) extraídos del colágeno óseo de 27 individuos humanos y cinco ejemplares caprinos asociados a los asentamientos de Uixó. Esta metodología ha permitido a los investigadores inferir, con gran fiabilidad, el tipo de alimentos consumidos durante los últimos años de vida de estos individuos.
Los valores de δ¹³C resultan especialmente útiles para distinguir entre las plantas de metabolismo C3, como el trigo y la cebada, y las plantas C4, como el mijo o el sorgo. Los valores de δ¹⁵N, por su parte, informan sobre el nivel de consumo de proteínas animales. Por su parte, el azufre ayuda a detectar la influencia de entornos marinos o costeros en la dieta.
El uso combinado de estos tres marcadores ha permitido reconstruir tanto la composición general de la dieta como su variabilidad interna y, en relación con ello, su vinculación a posibles determinantes sociales, económicos y culturales.
Cereales y carbohidratos: la importancia de las plantas C4
El estudio ha confirmado la presencia clara de plantas C4 en la dieta de la población mudéjar de Uixó. Los valores de δ¹³C indican una alimentación mixta basada en plantas C3 y C4, con una variabilidad significativa de unos individuos a otros. Este patrón sugiere un consumo directo de cereales como el mijo o el sorgo, tradicionalmente asociados a los contextos rurales.
La importancia de las plantas C4 rompe con la imagen predominante en otros contextos medievales cristianos de una dieta basada exclusivamente en el trigo y la cebada. Las fuentes históricas indican que la sociedad cristiana percibía estos cultivos como alimentos de menor prestigio, lo que ha llevado a interpretarlos como un indicador de marginalidad social. Sin embargo, el estudio matiza esta visión al señalar que el consumo de C4 también puede relacionarse con tradiciones culinarias heredadas del periodo andalusí.
En el reino de Valencia tras la conquista islámica, la presencia de poblaciones de origen amazigh fue intensa y su cultura alimentaria incluía el uso habitual de estos cereales. En Uixó, donde la continuidad demográfica musulmana parece haber sido notable, la persistencia de estas prácticas dietéticas podría interpretarse tanto como una forma de resistencia cultural como el resultado de una adaptación pragmática a un entorno rural.
Proteínas animales: una dieta menos restrictiva de lo esperado
Contrariamente a lo que cabría esperar en una población sometida a crecientes cargas fiscales, los valores de δ¹⁵N indican un acceso más o menos estable a las proteínas animales. Este resultado resulta especialmente significativo porque no se detectan señales claras de episodios prolongados de escasez alimentaria, algo que habría dejado huellas isotópicas evidentes en los individuos. Tampoco se observan diferencias significativas lugadas al sexo o la edad en la dieta, lo que sugiere una distribución bastante equitativa de los recursos dentro de la comunidad.
La combinación de una dieta rica en cereales y un acceso constante a las proteínas animales apunta a un modelo alimentario adaptado a la economía rural mudéjar, en el que la ganadería caprina desempeñaba un papel fundamental. Este patrón coincide con las fuentes documentales que mencionan la existencia tanto de carniceros musulmanes como de circuitos propios de producción y consumo dentro de las aljamas valencianas.
Vivir cerca del mar, pero sin comer pescado
A pesar de la proximidad de Uixó al litoral mediterráneo, el análisis de δ³⁴S revela una escasa contribución de los recursos marinos a la dieta. Los valores de azufre sugieren más bien una influencia ambiental costera, derivada de aspectos como la exposición al aerosol marino, que un consumo significativo de pescado o marisco.
Este dato refuerza la idea de que la dieta mudéjar valenciana se basaba, sobre todo, en productos agrícolas y ganaderos locales. También coincide con otros estudios isotópicos realizados en poblaciones andalusíes y mudéjares, en las que el pescado parece haber tenido un papel secundario, incluso en comunidades cercanas al mar.
Continuidades, cambios y desigualdad interna
Aunque la dieta de la comunidad de Uixó presenta una notable homogeneidad general, el estudio también ha detectado algunas diferencias individuales, especialmente en el grado de consumo de plantas C4. Estas variaciones podrían responder a factores cronológicos, en los que se produjo un aumento progresivo del consumo de estos cereales a lo largo del tiempo, o a diferencias socioeconómicas internas. La dieta refleja así una combinación compleja de herencias culturales, adaptaciones económicas y condicionantes impuestos por la dominación cristiana.
Referencias
- Olivé-Busom, J. y López-Costas, O. 2025. “Limited or willing? Dietary pathways of the Mudejares of the Kingdom of Valencia through stable isotopes analysis”. Archaeological and Anthropological Sciences, 18:5. DOI: https://doi.org/10.1007/s12520-025-02368-3
Cortesía de Muy Interesante
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