
La baja autoestima se manifiesta, en muchos casos, a través de un discurso interno cargado de frases limitantes que refuerzan una percepción negativa de uno mismo. Este fenómeno ocurre cuando existe una discrepancia entre cómo una persona se valora y cómo es percibida por su entorno. Si se sostiene en el tiempo, puede derivar en conductas perjudiciales para el bienestar psicológico y las relaciones sociales.
De acuerdo con el psicólogo austríaco Walter Mischel —referente de la psicología del siglo XX y reconocido por sus estudios sobre el autocontrol y la gratificación diferida—, ciertos patrones verbales se repiten con frecuencia en personas con autoestima baja. Sus investigaciones permitieron comprender cómo se forman y consolidan determinadas actitudes desde edades tempranas, influyendo en la autovaloración durante la adultez.
Especialistas advierten que una autoestima deteriorada puede afectar la vida cotidiana, el desempeño laboral y los vínculos personales, por lo que recomiendan la consulta con profesionales de la salud mental ante señales persistentes de malestar emocional.
Las cinco frases más frecuentes en personas con baja autoestima
La autoestima se construye a partir de las experiencias vividas desde la infancia, incluyendo el afecto recibido, el reconocimiento y los mensajes internalizados a lo largo del tiempo. Quienes crecieron en entornos marcados por críticas constantes o desvalorización suelen desarrollar inseguridades que se expresan en su forma de pensar y hablar.
Antes de enumerar estas frases, los especialistas aclaran que no constituyen un diagnóstico definitivo. Ante dudas o inquietudes, siempre es aconsejable buscar orientación terapéutica.
“No me lo merezco”
Las personas que sostienen esta idea tienden a rechazar elogios, minimizar sus logros y evitar oportunidades positivas. La falta de autocompasión refuerza la sensación de no ser dignos de afecto o éxito.
“Es mi culpa”
Esta expresión es común en quienes asumen responsabilidades que no les corresponden. Culparse de manera constante incrementa el sentimiento de insuficiencia y alimenta el autodesprecio. Los profesionales recomiendan diferenciar entre aquello que está bajo control propio y lo que no.
“No hago nada bien”
Se trata de una creencia limitante que convence al individuo de que carece de capacidades. Esta narrativa frena el desarrollo personal y bloquea cualquier intento de cambio o crecimiento.
“No soy lo suficientemente bueno/a”
Asociada a la comparación constante con otros, esta frase refleja inseguridad y una autoexigencia excesiva. Puede convertirse en un obstáculo para asumir riesgos y avanzar tanto en lo personal como en lo profesional.
“Siempre hago todo mal”
Quienes repiten esta idea suelen enfocarse únicamente en los errores, sin reconocer los aspectos positivos. Los especialistas sugieren replantear las experiencias negativas como oportunidades de aprendizaje.
SV
Cortesía de El Informador
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