Tras las celebraciones de Navidad —y a pocas horas de recibir el Año Nuevo— es común que muchas personas experimenten inflamación abdominal, retención de líquidos y molestias digestivas. Estos síntomas suelen ser consecuencia del consumo elevado de sal, azúcar, alimentos ultraprocesados y alcohol, combinado con una reducción de la actividad física típica de los días festivos.
Aunque la tentación de recurrir a soluciones rápidas es frecuente, los especialistas coinciden en que el cuerpo puede recuperarse de forma natural sin necesidad de dietas extremas ni suplementos “detox”. El organismo cuenta con mecanismos propios de depuración a través de órganos como el hígado, los riñones y los intestinos, los cuales trabajan de manera constante para eliminar toxinas y restablecer el equilibrio interno.
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Seguir estos hábitos saludables puede facilitar la reducción de la inflamación y ayudar a recuperar la energía antes de la última gran celebración del año.
Hidratación adecuada.
Beber entre 1,9 y 2,8 litros de agua al día contribuye a eliminar el exceso de sodio, azúcar y sustancias acumuladas. La dietista Erin Palinski-Wade, de Nueva Jersey, señaló que también pueden incluirse infusiones sin azúcar, café o té, así como frutas y verduras con alto contenido de agua. Una buena hidratación favorece la digestión y combate la sequedad provocada por ambientes cerrados y calefacción.

Simplificar la dieta y priorizar alimentos frescos.
La nutricionista Tanya Freirich recomienda reducir el consumo de ultraprocesados y optar por frutas, verduras variadas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas. Verduras ricas en azufre, como el brócoli, la coliflor y el ajo, favorecen los procesos naturales de eliminación de toxinas.

Aumentar el consumo de fibra.
Alcanzar la ingesta diaria recomendada —25 gramos para mujeres y 38 gramos para hombres— es clave para mejorar el tránsito intestinal. La fibra presente en legumbres, cereales integrales, verduras de hoja verde, semillas y frutas con piel ayuda además a reducir el colesterol y la inflamación.
Limitar sal, azúcar y alcohol. Reducir estos componentes es fundamental para evitar la retención de líquidos y el malestar digestivo. Su consumo excesivo puede alterar el microbioma intestinal y sobrecargar el hígado. Priorizar infusiones o bebidas descafeinadas facilita la recuperación del organismo.
Elegir proteínas y grasas saludables.
Incorporar proteínas magras como pollo, pavo o pescado, así como opciones vegetales como legumbres y frutos secos, junto con grasas saludables —aceite de oliva virgen extra, aguacate y nueces— contribuye a combatir la inflamación. En contraste, se recomienda evitar grasas saturadas y trans presentes en carnes procesadas y productos ultraprocesados.

Descanso nocturno suficiente.
Dormir al menos siete horas continuas favorece la regulación hormonal y la recuperación digestiva. La falta de sueño puede aumentar la sensación de hambre y promover decisiones alimentarias poco saludables, advirtió Palinski-Wade.
Aumentar la variedad de vegetales
Consumir verduras de distintos colores garantiza el aporte de fitonutrientes y antioxidantes que fortalecen el sistema inmunológico y apoyan la depuración natural. Brócoli, espinaca, zanahoria, coliflor, pimientos y acelga aportan vitaminas y minerales esenciales para reducir la inflamación.

Consumir alimentos fermentados.
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Yogur, kéfir, kimchi y chucrut son fuentes de probióticos que fortalecen el microbioma intestinal y mejoran la salud digestiva.
Mantener la actividad física. Realizar al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado —como caminar, yoga o estiramientos— estimula el sistema linfático y digestivo, ayudando a eliminar toxinas y a reducir la sensación de pesadez antes de despedir el año.
TG
Cortesía de El Informador
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