Bajo los pies de miles de visitantes que todos los días recorren el Centro Histórico de la CDMX, existe un mundo oculto que pocos conocen: las criptas de la Catedral Metropolitana.
Este espacio subterráneo, cargado de historia y simbolismo, resguarda los restos de figuras clave del pasado religioso del país y revela un vínculo entre la tradición católica y el legado prehispánico.
Las Criptas de los Arzobispos, consideradas una de las zonas funerarias más importantes de la Iglesia católica mexicana, conservan siglos de memoria bajo la Catedral.
Durante un recorrido realizado por Chilango, conocimos cómo se construyó este sitio, quiénes descansan ahí y por qué sigue siendo un punto esencial para comprender la historia de México.
Desde el memorial de fray Juan de Zumárraga hasta piezas prehispánicas halladas durante su edificación, las catacumbas de la Catedral Metropolitana guardan secretos que conectan al México virreinal con los templos mexicas de Tenochtitlán.
Si alguna vez te preguntaste qué hay debajo de la Catedral de CDMX, aquí comienza ese viaje…
¿Qué es una cripta y para qué sirve?
“Las criptas son estos espacios, estos lugares que, pudiéramos hacer una comparación, como popularmente se dice, son como gavetas, en donde antiguamente se guardaban los restos áridos —los huesitos, pues— de los difuntos, que se sacaban de un panteón, de un cementerio, y se traían para acá”, señala Jonathan Castañeda, administrador de la Cripta de los Arzobispos de la Catedral.
Según Jonathan, la Iglesia no autorizaba la cremación en el pasado. Por esta razón, una vez cumplido el tiempo legal en el cementerio, los restos óseos se exhumaban para ser trasladados a las criptas.
Criptas de los Arzobispos de México
Las Criptas de los Arzobispos se ubican en la zona norte de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, un sitio donde la historia religiosa del país se conserva en silencio bajo tierra. De acuerdo con Jonathan Castañeda, administrador de este espacio, su construcción comenzó entre 1938 y 1939 y concluyó en 1942, dando forma a uno de los recintos funerarios más significativos de la Iglesia católica en México.
“Es el lugar en donde se albergan y descansan los restos de todos aquellos obispos que han sido parte de la historia de México, principalmente del Arquidiócesis de México, desde fray Juan de Zumárraga (1468-1548), hasta el último que ha fallecido, que se llama Ernesto Corripeo Ahumada (1912-2008)“.
El recorrido comienza al cruzar una puerta de mármol que ostenta el Escudo de los Reyes. Esta puerta fue originalmente la lápida de Juan de Mañozca y Zamora. Presenta escudos reales junto con una biografía escrita en latín.
¿Quiénes están enterrados en la Catedral Metropolitana?
Apenas cruzar el umbral, lo primero que aparece ante la vista es una estructura que muchos confunden con una tumba, pero que en realidad es el memorial dedicado a fray Juan de Zumárraga. Considerado el primer obispo de México, su legado destaca por la defensa de los pueblos indígenas.
“Es un memorial que se le hace justo por ser el primer obispo, pero también por un acontecimiento muy importante. Es él quien ve por primera vez la imagen de la Virgen de Guadalupe tal y como la conocemos nosotros hoy en día, y es por eso que también se quiso plasmar en su ornamento”, explica el administrador del espacio.
En total, el recinto alberga 75 criptas, de las cuales 41 se encuentran ocupadas, además de cuatro pudrideros que formaban parte de los antiguos procesos funerarios.
Entre los personajes cuyos restos descansan aquí también se encuentran figuras clave para la historia y la cultura del país. Uno de ellos es Juan de Palafox y Mendoza, quien fue obispo de México y Puebla y que actualmente “tiene estatus de beato, un paso previo a ser santo, y la Iglesia espera la comprobación de otro milagro para su canonización”, menciona Jonathan.
Otro nombre destacado es el de Francisco de Aguiar y Seijas, ubicado en la cripta 20, conocido por ser confesor de Sor Juana Inés de la Cruz.
“En sus escritos la describe como una religiosa de pensamiento adelantado a su época, una figura que hoy podríamos considerar cercana a ideales feministas”, añade el administrador de las criptas.
Pasado prehispánico
Durante la construcción de este recinto funerario comenzaron a aparecer piezas prehispánicas, un hallazgo comprensible si recordamos que la Catedral Metropolitana se levantó sobre los antiguos templos mexicas de la gran Tenochtitlán. Ese pasado sigue latiendo bajo sus pisos y se manifiesta en detalles que sorprenden a cada paso.
Al ingresar a las criptas, lo primero que destaca es un altar central con la imagen de Cristo crucificado. Sin embargo, basta bajar la mirada para descubrir una piedra tallada con marcas: se trata de una pieza original del templo dedicado a Tlaltecuhtli, la diosa de la fertilidad, colocada como base del altar. Como explica el administrador:
“Se quiso poner justamente debajo del altar como parte de sincretismo religioso”.
Entre los elementos más llamativos, Jonathan señala un cráneo tallado en piedra que pertenece a un antiguo tzompantli prehispánico y que se encuentra a los pies del memorial del primer obispo de México. Tal como él describe: “La otra pieza importante que tenemos aquí es la que está justo a los pies del monumento a fray Juan de Zumárraga, que es un cráneo que incluso es lo que nos recibe aquí en las criptas, que formó parte de un tzompantli, que eran estos muros o estas vallas que hacían en primer lugar con cráneos reales; ya después los empezaron a tallar y a realizar en piedra”.
¿Cómo entrar a las criptas de la Catedral?
Aunque el acceso a la Cripta de los Arzobispos es limitado, existen visitas guiadas para quienes deseen asomarse a este viaje profundo por la historia de México. Solo pregunta en el módulo de atención de la Catedral.
Cortesía de Chilango
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