Todos somos Asgardianos: descubren el antepasado común de todos los seres complejos, que vivía bajo el mar hace más de 2.000 millones de años

En los rincones más profundos del planeta, donde la luz no llega y la vida parece inimaginable, los científicos han desenterrado una de las pistas más fascinantes sobre nuestros orígenes. Un equipo internacional liderado por investigadores de la Universidad de Texas en Austin y Wageningen University en los Países Bajos ha trazado el linaje de toda la vida compleja sobre la Tierra —desde un roble hasta una orca, pasando por hongos, insectos y seres humanos— hasta un solo grupo microbiano ancestral: las arqueas Asgard.

El estudio, publicado en la revista Nature en el año 2023, representa un antes y un después en nuestra comprensión de cómo surgió la vida compleja. Y no se trata de una metáfora cuando los científicos afirman que “todos somos Asgardianos”. Literalmente, el genoma de todo ser con núcleo celular parece contener una huella de este linaje misterioso.

Es más, un año después del hallazgo del linaje Hodarchaeales, una nueva investigación publicada en Cell en 2025 (y sobre el que te hablamos en una ocasión anterior) ha ido un paso más allá: científicos lograron reconstruir un modelo computacional detallado de la célula ancestral de todos los eucariotas. Esta célula, basada en secuencias genómicas y funciones metabólicas inferidas de múltiples linajes Asgard, revela una arquitectura híbrida con rasgos tanto arqueanos como bacterianos. El modelo no solo refuerza la hipótesis de un origen simbiótico de la vida compleja, sino que identifica nuevas proteínas clave en la transición evolutiva hacia la complejidad celular, muchas de las cuales aún no se han estudiado en profundidad. Este avance abre la puerta a experimentos funcionales en laboratorio que podrían, por primera vez, recrear comportamientos de la primera célula eucariota de la historia.

Un árbol genealógico molecular con raíces en el fondo del mar

El grupo de microbios conocidos como Asgard archaea lleva ese nombre por una razón mitológica. Se descubrieron hace menos de una década y, como los dioses nórdicos que inspiraron su nombre, parecen tener un papel fundamental en el origen del mundo —en este caso, el mundo celular complejo. El nuevo trabajo de investigación identifica un subgrupo específico dentro de esta familia microbiana, los Hodarchaeales, como el pariente vivo más cercano al antepasado común de todos los eucariotas: es decir, todos los organismos cuyas células tienen núcleo.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores secuenciaron más de 50 nuevos genomas de arqueas Asgard recuperadas de sedimentos marinos en distintas partes del mundo. Analizando estas secuencias con modelos evolutivos avanzados, lograron posicionar a los eucariotas como una “rama anidada” dentro del árbol evolutivo de las Asgard, más concretamente como “hermanos” de los Hodarchaeales.

Una rama clave del árbol evolutivo de la vida
Una rama clave del árbol evolutivo de la vida. Crédito de imagen: Universidad de Texas en Austin

Esta afinidad genética no es trivial. Los Hodarchaeales no sólo comparten muchos genes con las eucariotas, sino también algunas capacidades metabólicas y estructuras celulares que se creían exclusivas de organismos complejos.

¿Cómo se formó la vida compleja?

Hasta ahora, la hipótesis dominante sugería que la vida compleja emergió hace entre 1.6 y 2.2 mil millones de años, cuando una célula ancestral se fusionó con una bacteria capaz de procesar oxígeno. Pero lo que no se sabía era quién era exactamente esa célula ancestral. Este nuevo hallazgo coloca al ancestro eucariota directamente dentro de los Asgard, resolviendo un misterio que llevaba décadas sin respuesta.

La investigación sugiere que las primeras Asgard archaea eran organismos termófilos, capaces de vivir en entornos calientes y extremos, alimentándose de compuestos químicos inorgánicos. Pero en algún momento, una de estas ramas —los Hodarchaeales— se adaptó a ambientes más templados y desarrolló un metabolismo heterótrofo, más parecido al de los animales. Ese cambio metabólico pudo ser el primer paso hacia la complejidad.

Otro aspecto fascinante del estudio es el papel de la duplicación genética. Las Asgard, a diferencia de otras arqueas, tienen muchos genes duplicados. En organismos complejos, estas duplicaciones son clave para la evolución de nuevas funciones. Esta característica genética puede haber sido el motor evolutivo que permitió a los Hodarchaeales dar el salto hacia la eucariogénesis: la aparición de las primeras células con núcleo.

Proteínas compartidas y secretos antiguos

Una de las sorpresas más grandes es que los Hodarchaeales poseen versiones primitivas de muchas proteínas que hasta hace poco se pensaban exclusivas de las eucariotas. Entre ellas, componentes del sistema de transporte celular y estructuras asociadas al núcleo. Esto indica que muchas de las piezas necesarias para construir una célula compleja ya estaban presentes en estas arqueas hace más de dos mil millones de años.

Parte de los microorganismos estudiados en esta investigación fueron recolectados durante una expedición en el fondo marino del Golfo de California, utilizando el submarino Alvin en noviembre de 2018
Parte de los microorganismos estudiados en esta investigación fueron recolectados durante una expedición en el fondo marino del Golfo de California, utilizando el submarino Alvin en noviembre de 2018.
Foto: Brett Baker

Pero este descubrimiento también plantea una serie de preguntas. ¿Para qué usaban estas proteínas las arqueas primitivas? ¿Qué funciones cumplían antes de la aparición del núcleo? Los científicos ahora buscan respuestas en los patrones de expresión genética y en los entornos donde habitan estas criaturas casi invisibles.

El legado de un microbio ancestral

Todo apunta a que los Hodarchaeales no desaparecieron, sino que siguen vivos, ocultos bajo kilómetros de sedimentos marinos, quizás esperando ser cultivados en laboratorio. Hasta ahora, sólo dos cepas de arqueas Asgard han logrado crecer fuera de su entorno natural. Pero con cada nuevo genoma secuenciado, los investigadores se acercan más a comprender cómo este linaje microbiano dio origen a la complejidad biológica tal como la conocemos.

Este descubrimiento no sólo reescribe los libros de biología. También nos obliga a replantearnos nuestra propia historia evolutiva. Desde un punto de vista estrictamente científico, todos los seres complejos del planeta compartimos un ancestro común que no era ni planta, ni animal, ni hongo. Era una arquea ciega, diminuta y probablemente solitaria, que vivía bajo el mar en un mundo todavía sin oxígeno.

Gracias a las herramientas modernas de la genética y la biología evolutiva, ese antepasado ha dejado de ser una sombra en el árbol de la vida. Ahora tiene nombre, ubicación y parentesco. Y aunque su linaje tenga un nombre inspirado en dioses vikingos, su impacto es muy real: sin él, ni el lector ni este periodista estaríamos aquí para contarlo.

Referencias

  • Eme, L., Tamarit, D., Caceres, E.F. et al. Inference and reconstruction of the heimdallarchaeial ancestry of eukaryotes. Nature 618, 992–999 (2023). DOI: 10.1038/s41586-023-06186-2
  • Wollweber F, Xu J, Ponce-Toledo RI, et al. Microtubules in Asgard archaea. Cell. 2025;188(9):2451-2464.e26. DOI: 10.1016/j.cell.2025.02.027

Cortesía de Muy Interesante



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