Millie Bobby Brown, la protagonista de Stranger Things que lucha por dejar de ser la nena perfecta de la pantalla

Millie Bobby Brown alcanzó fama mundial antes de cumplir los 13 años, cuando Stranger Things la transformó en el corazón emocional de una de las series más exitosas de la última década. Eleven en su vida no solo fue un personaje icónico, sino que también se volvió una identidad que el público, la prensa y la industria proyectaron sobre la actriz durante años.

El éxito para Millie Bobby Brown llegó acompañado de una exposición temprana e intensa. Entrevistas, alfombras rojas, campañas publicitarias y millones de seguidores en redes sociales instalaron una expectativa difícil de sostener. Millie tenía que ser talentosa, carismática y siempre “perfecta” según estándares externos. Y cada gesto, junto con cada paso en falso que se volvió público, en consecuencia se interpretó como una confirmación o una traición a esa imagen.

Sin embargo, ella no dejó que el qué dirán, la fama y el éxito comercial repentino la dejaran en el molde, sino que siempre fue por más, dejando en claro desde el principio que no era una más en el montón de los niños prodigios tocados con la varita mágica de Hollywood.

Mientras otras estrellas juveniles optaron por el silencio o la desaparición temporal entre temporadas de grabación, Millie eligió seguir trabajando. Alternó el rodaje de Stranger Things con películas como Enola Holmes, se involucró en la producción y amplió su presencia en la industria, sin romper del todo con el molde que la rodeaba.

Millie Bobby Brown en una de sus primeras alfombras rojas como celebridad mundial. Foto: AFP

Pero el paso del tiempo hizo inevitable el choque entre la imagen pública y su crecimiento personal. A medida que dejó atrás la infancia, la mirada externa se volvió más dura. Opiniones sobre su cuerpo, su forma de vestir y su actitud comenzaron a ocupar un lugar central. Y, de repente, empezó a creer que crecer bajo el ojo público era sinónimo de traicionar, para sus fans, a la versión infantil, inocente y complaciente de la que se habían enamorado.

Discutir la idea de perfección

A diferencia de lo que hicieron muchos de sus pares y de sus antecesores en la industria, Millie no evitó hablar de ese choque públicamente. En un video publicado en su cuenta de Instagram en marzo de este año, la actriz explicó lo turbulenta que es esta exigencia constante hacia su persona.

“Empecé en esta industria cuando tenía 10 años. Crecí frente al mundo, y por alguna razón, la gente no puede crecer conmigo. En cambio, actúan como si tuviera que permanecer congelada en el tiempo. Como si todavía debiera verme como en la primera temporada de Stranger Things”, expresó.

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Millie Bobby Brown le respondió a los que critican su apariencia: su duro descargo

Más adelante en el video, mostró con ejemplos cómo los titulares de la prensa constantemente atacan su apariencia física, especialmente resaltando el hecho de que la actriz se ve más mayor de lo que realmente es.

Me rehúso a disculparme por crecer. Me rehúso a achicarme para encajar en expectativas surrealistas de personas que no pueden soportar ver a una niña convertirse en adulta. No voy a avergonzarme de mi apariencia, de mi forma de vestir o de como me presento”. añadió.

En una entrevista con MTV, cuando tenía 17 años, Brown también señaló: “Soy joven, pero estoy aprendiendo a ser mujer. La gente mira cómo crezco, pero no está lista para aceptar que estoy creciendo”. Allí también explicó que las críticas a su ropa o su look surgían de la expectativa de que permaneciera eternamente en la imagen infantil que el público conoció.

Millie Bobby Brown se anima a crecer aunque su público no la deje y a cuestionar los estándares de Hollywood. Foto: Instagram. Millie Bobby Brown se anima a crecer aunque su público no la deje y a cuestionar los estándares de Hollywood. Foto: Instagram.

Esa toma de posición también se reflejó en sus elecciones profesionales. Millie dejó de aceptar papeles que reforzaran la idea de la niña extraordinaria y apostó por roles que le permitieran explorar otros registros. Enola Holmes funcionó como un puente: un personaje fuerte, pero consciente de su propia construcción, lejos de la inocencia forzada.

En paralelo, la actriz desarrolló una faceta empresarial con el lanzamiento de su marca de belleza, Florence by Mills, orientada a un público joven con un mensaje claro sobre autenticidad y cuidado personal. Lejos del glamour inalcanzable, su propuesta se corrió del ideal de perfección que ella misma sufrió.

Su vida personal también se volvió terreno de debate público. Cada vínculo, cada declaración y cada cambio de imagen generaron reacciones desmedidas. Frente a eso, Millie optó por una exposición medida, sin dar explicaciones permanentes ni construir un relato complaciente para el consumo ajeno.

Millie Bobby Brown como Eleven en la última temporada de Millie Bobby Brown como Eleven en la última temporada de “Stranger Things”. Foto: Netflix.

A pesar de las críticas, en 2024, con 20 años, se casó con su ahora esposo Jake Bongiovi, y un año más tarde adoptaron a una pequeña bebé juntos. Todo esto haciendo oídos sordos a quienes le sugerían que se estaba adelantando demasiado a la vida o que no estaba lista para ser mamá, un sueño que ella siempre proyectó tanto en privado como en público,.

Este año, al acercarse el final de Stranger Things (el 31 de diciembre), la actriz además enfrentó otro desafío: despedirse del personaje que la lanzó al mundo sin quedar atrapada en él. El cierre de la serie marcó no solo el fin de una etapa profesional, sino también la posibilidad de reescribir su identidad artística lejos de la nostalgia y las etiquetas.

Ahora, alejada del rol que hizo que, para ojos de muchos, sea una eterna niña perfecta, empieza en una etapa en la que tendrá que saber construir su nueva imagen adulta, sin perder su esencia en el camino.

Millie Bobby Brown junto a su esposo Jake Bongiovi, con quien se casó el año pasado y adoptó una bebé. Foto: Reuters. Millie Bobby Brown junto a su esposo Jake Bongiovi, con quien se casó el año pasado y adoptó una bebé. Foto: Reuters.

Si hay algo que es seguro, es que Millie Bobby Brown ya no es la nena perfecta que la televisión presentó al mundo. Tampoco intenta destruir esa imagen de forma abrupta. Su lucha es más sutil y, quizás, más compleja: reclamar el derecho a cambiar, equivocarse y crecer sin pedir permiso.

En una industria que idealiza la juventud pero teme su evolución, ese gesto también es una forma de resistencia.

Cortesía de Clarín



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