Por: Fernando Moctezuma Ojeda – @FerMoctezumaO
En el complejo entramado social, la política resuena como una melodía constante, moldeando silenciosamente nuestro devenir colectivo. La creencia arraigada de que «la política no me afecta» es una percepción que merece ser analizada con detenimiento. ¿Es esta afirmación verídica o simplemente una excusa para mantenernos al margen de los asuntos públicos?
La noción de que «mientras no me perjudique, no me interesa» encapsula una actitud prevalente hacia la política. Sin embargo, esta postura individualista plantea interrogantes sobre la responsabilidad colectiva y el sentido de pertenencia a una comunidad más amplia. ¿Acaso la política no es el vehículo mediante el cual se forja el destino común de una sociedad?
La desconfianza hacia las y los líderes políticos es un fenómeno arraigado en la conciencia colectiva, reflejando un distanciamiento entre representantes y representados. No obstante, debemos reflexionar sobre nuestra propia responsabilidad en la elección y supervisión de aquellos que nos representan en las esferas de poder. En última instancia, somos los responsables de la calidad de nuestra democracia.
Superar la apatía política implica reconocer la relevancia de nuestra voz y participación en el proceso democrático. La política no es un espectáculo pasivo, sino un terreno fértil para la construcción colectiva del bienestar común. ¿No es acaso nuestra responsabilidad contribuir al fortalecimiento de las instituciones democráticas y al desarrollo de políticas públicas que promuevan la justicia y la equidad social?
En última instancia, la política trasciende las disputas partidistas y los intereses sectoriales para convertirse en el principal mecanismo de organización y gobierno de una sociedad. Desde la distribución de recursos hasta la protección de derechos fundamentales, cada decisión política moldea el rumbo de nuestras vidas y el destino de las generaciones venideras.
Por tanto, es imperativo que cada individuo asuma su rol activo en el proceso político, ejerciendo su derecho al voto, participando en el debate público y promoviendo valores de transparencia, justicia y responsabilidad en la esfera política. Solo así podremos construir una sociedad más justa, equitativa y democrática, donde la política sea percibida no como un obstáculo, sino como una herramienta para el progreso y el bienestar colectivo.
Dijo Herbert Spencer que “se da por supuesto que el ciudadano dio conformidad a todo lo que su representante pueda hacer cuando lo votó”. Yo: #SóloDigoLoQueVeo.
JUEGO DE CARTAS:
JUVENTUDES: El senador Alejandro Armenta reafirmó su compromiso con las juventudes de Puebla, e hizo un llamado a seguir siendo parte del movimiento de transformación. En una
convivencia con líderes juveniles de todo el estado, Armenta dialogó cercanamente con los asistentes, destacando la importancia de su participación activa en la vida del estado. Resaltó su experiencia personal y su apoyo a la nueva generación, instándoles a luchar por sus sueños respaldados por el trabajo legislativo en el Senado. Enfatizó en la necesidad de construir un futuro integral y esperanzador para Puebla, donde más jóvenes se sumen al movimiento, pues «la transformación es de jóvenes o no es transformación». //CORRUPCIÓN: El diputado Braulio López Ochoa Mijares, miembro de Movimiento Ciudadano; presentó una propuesta para modificar la Constitución, con el fin de suspender los derechos de ciudadanos involucrados en acuerdos político-electorales corruptos. La iniciativa, dirigida a la Comisión de Puntos Constitucionales, busca prevenir el tráfico de influencias y otras prácticas indebidas que podrían comprometer el régimen democrático. Destaca la necesidad de garantizar la transparencia y la integridad en el proceso electoral, así como la importancia de combatir la corrupción para fortalecer las instituciones democráticas y salvaguardar los derechos políticos de los ciudadanos mexicanos. //SARAMPIÓN: La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) emitió una recomendación urgente ante el posible resurgimiento de casos de sarampión, una enfermedad que ha mostrado un incremento preocupante a nivel global. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, se estima que se han registrado alrededor de nueve millones de casos de sarampión en el mundo. A pesar de los esfuerzos en vacunación, los esquemas en México no han alcanzado las metas establecidas en los últimos 15 años. La vacunación, especialmente para las personas jóvenes, es crucial para prevenir la enfermedad. El sarampión, altamente contagioso, se transmite a través de la tos, el estornudo o el habla de personas infectadas. Sus síntomas iniciales pueden ser similares a los de un resfriado común, pero pueden incluir fiebre alta, rinorrea y manchas blancas en la cara. Las complicaciones, más frecuentes en niños menores de 6 años y en personas inmunocomprometidas, pueden afectar oídos, laringe, pulmones e incluso causar daño cerebral. En Europa se han registrado 31,685 casos de sarampión en los últimos dos años, y en Estados Unidos 1,515 en los últimos cinco. La UNAM insta a permanecer alerta y, en caso de sospecha, contactar a las autoridades sanitarias o acudir a servicios de salud.
PD: No queda solución en manos ajenas
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Cortesía de CCO Noticias
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