Antes que nada, fue un contador de historias que dejó una huella musical imborrable. Un trovador convertido en uno de los cantautores más reconocidos de la cultura popular argentina y latinoamericana. Facundo Cabral murió asesinado el 9 de julio de 2011 en Guatemala.
Facundo Cabral dejó una discografía de 30 álbumes que incluyen gemas de la talla de Vuele bajo y No soy de aquí ni soy de allá, canciones que se hicieron mundialmente conocidas.
Un 9 de julio de 2011, la muerte lo tomó por azar de una manera totalmente inesperada. El 22 de mayo de ese año había cumplido los 74. Contratado para tres conciertos en el Teatro Roma, ciudad de Qetzaltenango, Guatemala. Cabral viaja y es un éxito: lleno total en la sala, ovación con público de pie. Hacia la medianoche regresa al hotel y ahí se encuentra con Henry Fariñas, el empresario que lo había contratado.
Una pocas horas para dormir y Fariñas le dice:”Te llevo en mi auto al aeropuerto. Salimos a las cinco de la mañana”. No bien Fariñas arrancó por la Avenida Liberación, dos autos le cerraron el paso y acribillaron a disparos su vehículo. El empresario apenas sufrió una leve herida, pero la emboscada se llevó la vida del artista, que murió en el acto tras recibir dos impactos de bala en la cabeza y uno en el pecho.
Detrás del atentado estaba el costarricense Alejandro Jiménez González, alias El Palidejo. Hombre de confianza del Cartel de Sinaloa en Centroamérica. Hombre del Chapo Guzmán. Cabral no tenía nada que ver. SI hubiera ido en taxi al aeropuerto hoy quizás seguiría entre nosotros: la intención era matar a Henry Fariñas, luego de una áspera negociación por la presunta compra-venta de un club nocturno.
El empresario tenía contactos con el narcotráfico. Los trascendidos policiales daban a entender que Fariñas se habría quedado con un envío de droga que debía recibir el hombre del Chapo.
En marzo de 2012, El Palidejo fue arrestado en Bogotá y deportado a Guatemala donde se lo condenó a 50 años de cárcel (30 por el asesinato de Cabral y otros 20 por tentativa de asesinato a Fariñas). Los sicarios Juan Hernández y Audelino García recibieron la misma pena.
A su vez, Henry Fariñas fue condenado en Nicaragua a 30 años en 2012, por tráfico de drogas, lavado de dinero y crimen organizado.
La iluminación para empezar a cantar
“Comencé a cantar con los paisanos y el 24 de febrero de 1954 un vagabundo me recitó el sermón de la montaña y descubrí que estaba naciendo. Corrí a escribir una canción de cuna, Vuele bajo, y empezó todo”, contó Facundo sobre sus inicios.
A los 20 años se las arreglaba con la guitarra y cantaba folclore, pero la primera gran oportunidad para demostrar su talento no llegó hasta 1959 luego de mudarse a Mar del Plata. Allí, un 31 de diciembre, Cabral buscó trabajo en el hotel Hermitage y esa misma noche se enteró que uno de los músicos no se presentaría y le ofrecieron reemplazarlo. Comenzó su carrera bajo el nombre artístico, Indio Gasparino.
Con ese alias logró cierta repercusión hasta que su carrera quedó definitivamente consagrada en 1970 con su canción No soy de aquí, no soy de allá, que fue un éxito cantado y grabado en infinidad de lenguas y países.

En su florido discurso oracular se mezclaban Atahualpa Yupanqui y Walt Whitman, Jorge Luis Borges y Teresa de Calcuta, todos esos nombres bendecidos por un trovador solitario y pacifista influenciado por también por Lao-Tsé, Jesús, Osho, Buda, Schopenhauer, Juan el Bautista, el Pobrecito de Asís o Gandhi. “Soy violentamente pacifista, vagabundo firstclass, anarquista filosófico y contemplativo”.
En la dictadura militar fue lógicamente tildado de “cantor de protesta” y tuvo que exiliarse. Se radicó en México, donde siguió fértil y escribió nuevas canciones que luego lo ayudaron a recorrer, según él, “159 países”.
Historia trágica y dolor irreparable

En 1978, a dos años del exilio a México, su esposa Bárbara de 22 años y su hija de un año murieron en un accidente aéreo. Tras aquél espantoso momento, Cabral dijo haber olvidado los ocho idiomas que hablaba, bajó 30 kilos y perdió la vista parcialmente.
“Ni la posibilidad de mi muerte me va a significar más dolor que el que he vivido. Esperaba en el aeropuerto de México, pero no llegaron porque el avión había sufrido un accidente y no hubo sobrevivientes. No pude ni llorar ese día. Creía vivir una pesadilla irreal”, sostuvo sobre el dolor irreparable que le provocó perder a las mujeres de su vida.
Muchos años antes había debutado en televisión durante el programa Sábados circulares de Mancera, un impulso que lo perfiló seriamente en la industria de la música. Con la vuelta de la democracia en 1983, y Raúl Alfonsín como presidente, Facundo Cabral volvió. Ya era un artista consagrado que gozó de una popularidad que tuvo su punto cumbre con un recital inolvidable en el estadio de Ferrocarril Oeste ante 35.000 personas.

Su compromiso social fue tal que en 2006 la Unesco lo nombró “Mensajero Mundial de la Paz” y dos años más tarde fue nominado para recibir el premio Nobel de la Paz.
Murió a los 74 años. Sus restos fueron velados en Buenos Aires, en el teatro ND/Ateneo, donde había hecho su último show en la Argentina.
Cortesía de Clarín
Dejanos un comentario: