A 20 años de la muerte de Pappo: la historia de Mi vieja, la canción que lo hizo popular, pero él no escribió

Los motivos que convierten a una canción en un hit son siempre un misterio. Si bien algunos científicos intentaron probar cómo se construyen los temas que llegan al número uno (hay que ponerle determinado ritmo, la combinación de tales acordes, las vueltas de estrofa, puente, estribillo, etc.), el resultado termina casi en todos los casos por ser azaroso. A 20 años de la muerte del gran Norberto “Pappo” Napolitano, en un accidente de moto en la ruta 5 cerca de Luján, se podría reflexionar sobre sus muchas canciones que se hicieron populares. Y también sobre la que fue su mayor hit, la que lo hizo verdaderamente un artista masivo y lo sacó del gueto del rock, pero que no compuso él.

A pesar de que son muchos los productores que tienen el oficio y trabajan de eso (de hacer hits), nadie tiene la aprobación del público comprada. Es cierto, están más cerca de otros de lograrlo, porque la industria les juega generalmente a favor, sobre todo en lo que a difusión y/o bombardeo mediático en radio, televisión y redes se refiere, pero no hay una fórmula única e inequívoca para alcanzar la meta. Pappo lo sabía, pero tampoco fue nunca su desvelo. Él quería tocar la guitarra, blues si fuera posible, y el público y el mercado -aunque no los despreciaba- no eran su objetivo principal.

Todo esto viene a cuento de lo que fue el primer gran hit del viejo y querido Norberto Napolitano (1950-2005). Esencialmente guitarrista, pero también cantante y compositor fundacional y fundamental del rock argentino, Pappo fue emblema del rock and roll y el rock duro en nuestro país.

Ecléctico y capaz de pasar de la filosofía de Nunca lo sabrán (“Nunca estamos solos, nos pertenecemos, a un presente que pasado fue”) al absurdo de Sándwiches de miga (“No puedo evitar que vengan hacia mí los sándwiches de miga”), se destacó por escribir algunos de los himnos rockeros por antonomasia como El tren de las 16 o Sucio y desprolijo (“Yo, que soy un hombre desprolijo, no tengo conflictos con mi ser, porque en la apariencia no me fijo”). Y sin embargo, el reconocimiento masivo, ese que te pone en todas las radios y en todos los programas de televisión, esa canción que hasta tu abuela conoce, le llegó por un tema que él no escribió.

Pappo, en su taller. Murió hace 20 años, en un accidente de moto.

La tele, los jubilados y ese tema que no quería cantar

Corría 1992. Los reclamos de los jubilados -y en particular de una tal Norma Plá, que hizo llorar al entonces ministro de Economía Domingo Cavallo con su historia- estaban al tope de las noticias.

El programa humorístico de Tato Bores decidió invitar a Pappo a cantar una canción que en muy poco tiempo -la leyenda cuenta que la letra demoró 10 minutos- escribieron Sebastián Borensztein y Eduardo Frigerio para él, Mi vieja.

Un hombre duro, con su vozarrón inconfundible y su icónica campera de cuero, el metálico guitarrista de Riff cantando “Nadie se atreva a tocar a mi vieja” tocó algo en la sensibilidad popular.

Y pese a todo lo que Pappo se negó a grabar el tema y hasta, según cuentan algunos testigos de la época, insultó a diestra y siniestra, la canción pasó de la tele a su disco Blues local, le aseguró la masividad y lo abrió a otros públicos, con el bienvenido aumento de su cantidad de show.

Pappo le aportó su vozarrón a Pappo le aportó su vozarrón a “Mi vieja”, la canción de Sebastián Borenztein y Eduardo Frigerio.

También, más allá de que no la haya escrito de él, había empatía y verdad en la canción. Primero, porque qué hijo no se anima a defender a su madre y que nadie se anime a tocarla -nada más argentino que “mi vieja es lo más grande que hay”-. Segundo, porque Pappo tenía una relación reverencial con Ángela, Angelita, su mamá, que ya siendo el Carpo mayor, pero aún viviendo en la casa de La Paternal, lo despertaba después del mediodía con el desayuno.

Para Pappo, la mamá era sagrada. Y aunque la canción no lo convenciera, defendía un par de buenas causas. Y fue tal su repercusión que tuvo que aceptar el consejo de su sello discográfico y poner el tema en “Blues local”, su álbum de mayor éxito. Aunque el tema no fuera suyo, la letra no lo convenciera y y una batería electrónica -pecado capital para un rockero como él- le marcara el ritmo.

Cortesía de Clarín



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