Acoso sexual en la escuela: ¿a quién creerle? es lo que plantea La persecución

No hay mejor espacio que un aula para que los cineastas puedan reflejar las diferencias, los desafíos a la autoridad, las cuestiones de géneros y, si la película viene de los Estados Unidos o como La persecución, de Francia, el racismo.

Y más si los estudiantes son adolescentes, todo está entre cambio y ebullición, incomprensión, miedos, búsqueda de límites.

La persecución tiene título más de thriller o de película de acción que del drama que realmente cuenta el director Teddy Lussi-Modeste. Originalmente la traducción del título sería No hagas olas, que es lo que el director del colegio le dice a Julien (François Civil), cuando la denuncia de una de sus alumnas a la policía por un supuesto acoso sexual lo implica.

Lo que hace La persecución es evidenciar, revelar una microsociedad.

François Civil es Julien, el profesor que por una metáfora está por perder más que su trabajo. Fotos CDI Films

“Hablamos de seducción…”

La película transcurre en un colegio de un barrio de clase trabajadora. Julien es acusado de acosar a Leslie (la debutante Toscane Duquesne), de unos 13 años, luego de utilizarla como un ejemplo para explicar una metáfora sobre la seducción. “Hablamos de seducción, que pasa por la adulación, por ejemplo, ‘Con este nuevo peinado, Leslie está especialmente bella hoy’”, dice el profesor, y los alumnos gritan que está enamorado de Leslie. No hay vuelta atrás, parece.

Con el soporte de algunas alumnas, Leslie escribirá una carta de puño y letra donde manifiesta que se sintió acosada en el aula, y en una salida con otros compañeros. Después vendrá la denuncia de la chica a la policía, la presión que ejerce su hermano mayor sobre Julien, que recibe (o no) apoyo de sus colegas, la tensa relación con el director del colegio.

¿A quién creerle, si no se estuvo presente?

El cuestionamiento a la autoridad, otra de las temáticas de la película francesa.El cuestionamiento a la autoridad, otra de las temáticas de la película francesa.

Víctima y victimario

Y en La persecución sucede algo parecido a lo que pasaba en La cacería con el personaje de Mads Mikkelsen: se sigue mucho más la vida del profesor acusado que la de la alumna, al presumible victimario antes que a la presunta víctima.

Pero hay una salvedad, un dato que el director no quiere soslayar ni retrasar en su trama, que no deja espacio para el misterio. Por un lado, la escena en cuestión en el aula la comparte al espectador casi de entrada. Y por otro, en cuanto Julien llega a su casa, en su hogar lo espera y abraza su pareja, que es otro joven.

No hay por qué hacer distinción de géneros en un caso de acoso, aunque en la película los profesores y hasta la pareja de Julien le aclaran al protagonista que, si hubiera dicho que era homosexual, tal vez, quizá, en una de ésas, la denuncia no se hubiera hecho y todos respirarían más tranquilos.

El filme sigue más de cerca la vida del presunto victimario que de la presumible víctima.El filme sigue más de cerca la vida del presunto victimario que de la presumible víctima.

La cuestión aquí, más allá de cómo se resuelva o no el conflicto, es la posición que van tomando los personajes en el desarrollo de la trama. Su uno cree que no es culpable, ¿debe dar el brazo a torcer? ¿Y la responsabilidad del profesor delante de alumnado debe o no cuestionarse?

Son muchas las preguntas que plantea La persecución, una película que se muestra firme en su postura, tanto como lo hace su protagonista, un François Civil mucho mejor que en la más romántica y más desabrida Un amor a segunda vista.

“La persecución”

Drama. Francia / Bélgica, 2024. Título original: “Pas de vagues”. 91’, SAM 13. De: Teddy Lussi-Modeste. Con: François Civil, Toscane Duquesne, Agnès Hurstel, Shaïn Boumedine. Salas: Lorca, Atlas Patio Bullrich, Cinépolis Recoleta y Houssay, Showcase Belgrano y Norcenter.

Cortesía de Clarín



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