Actis planea invertir 1,500 millones de dólares en centros de datos en México, Brasil y Chile

La británica Actis, un fondo de infraestructura enfocado en mercados emergentes, quiere convertirse en un jugador clave de la nueva ola de centros de datos en América Latina. A través de su plataforma Terranova, especializada en infraestructura digital, la firma planea invertir 1,500 millones de dólares en los próximos tres años en proyectos en México, Brasil y Chile. 

Con México como puerta de entrada y con un mensaje muy claro: sin resolver el reto de la energía, la región no podrá capturar todo el potencial de la inteligencia artificial.

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Actis está hoy bajo el paraguas de General Atlantic, un fondo estadounidense de growth equity con amplia exposición a compañías tecnológicas y digitales.

Mauricio Giusti, director general de Infraestructura Digital en Actis, resume la adquisición de Actis por parte de General Atlantic como una combinación de músculo energético y sensibilidad tecnológica.

“Actis es un fondo de inversión en infraestructura con dos focos muy claros: la transición energética y la infraestructura digital (…) General Atlantic trae el conocimiento de cómo piensan las grandes empresas de tecnología y el relacionamiento con ellas”, dijo Giusti en entrevista.

En conjunto, ambos fondos administran más de 100,000 millones de dólares en activos, lo que les permite abordar proyectos que, solo en centros de datos, pueden requerir inversiones de cientos de millones de dólares por campus.

Terranova empieza en México

Terranova es la nueva plataforma latinoamericana de Actis dedicada a data centers para el mercado hiperescalar, es decir, para los grandes proveedores de nube e inteligencia artificial.

Aunque su lanzamiento público se hizo hasta finales de 2025, la compañía lleva años construyendo experiencia en Asia y África, con proyectos en China, Corea del Sur, Malasia, Taiwán, Tailandia y un portafolio en África.

“Nos pareció que había un espacio de crear una plataforma muy dedicada a los hiperescalares, con un equipo de gestión enfocado en los principales desafíos de este mercado, tener espacio con energía y una capacidad de construcción muy eficiente”, explica Giusti.

México es el primer país donde Terranova ya tiene obra en marcha. El 31 de diciembre del 2024 la compañía firmó su primer contrato comercial para construir un centro de datos en San Miguel de Allende, Guanajuato, muy cerca del clúster de Querétaro, con entrega prevista para finales de enero de 2026.

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“Estamos entregando en un récord de 12 meses; en general los data centers se entregan en 18 a 24 meses”, dijo.

Paralelamente, Terranova negocia la compra de un terreno con disponibilidad de energía en Querétaro para desarrollar ahí su primer campus mexicano diseñado desde el día uno para cargas de inteligencia artificial de alta densidad.

La apuesta de Actis llega en el momento de mayor expansión de la industria. De acuerdo con la Asociación de Centros de Datos en México (MEXDC), entre 2025 y 2030 se añadirán 1,516 megawatts de capacidad de centros de datos en el país, respaldados por más de 18,000 millones de dólares en inversión y alrededor de 96,000 empleos directos e indirectos.

Sin embargo, para Giusti, en México el problema no es tanto la generación de energía para el mercado de centros de datos sino la transmisión y la conexión al Sistema Eléctrico Nacional. “Hay mucha buena voluntad del gobierno y de los jugadores de energía para trabajar de forma coordinada (…) en México hay energía, pero la restricción está en la transmisión, en la conexión”, dijo.

Su argumento empata con la visión de la MEXDC, que subraya la necesidad de reforzar las redes de transmisión y distribución y recuerda que varias empresas ya están financiando subestaciones y obras de refuerzo que luego se entregan al Estado.

Eficiencia y sostenibilidad

La promesa de Terranova no es solo capital, sino también conocimiento energético y de sostenibilidad. Actis lleva más de dos décadas invirtiendo en generación renovable en América Latina y busca trasladar esa experiencia a los data centers.

“Nuestra estrategia es tener proyectos lo más eficientes posible y buscar energía renovable, mucho a través de contratos de compra de energía (PPA)”, dijo Giusti.

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En México, donde la matriz eléctrica es menos renovable que en Brasil, la empresa ve oportunidades en centrales de gas natural como alternativa más limpia frente al combustóleo o el carbón, mientras se desarrollan más proyectos eólicos y solares.

El diseño técnico de los nuevos sitios refleja la presión que ejerce la inteligencia artificial. Un data center tradicional de nube opera con densidades de entre 4 y 15 kVA por rack; las cargas de IA pueden elevar esa cifra a 30, 50 o incluso 100 kVA, debido al uso intensivo de GPU de altísima potencia.

“Los data centers utilizados para inteligencia artificial son los que tienen la densidad energética más alta (…) si tú vas a una densidad más alta que 30 kVA por rack, el aire ya no es suficiente; hay que ir a tecnologías de liquid cooling”, explica.

Por eso, los nuevos campus que Terranova diseña en la región están preparados tanto para enfriamiento por aire como para enfriamiento líquido, de manera que puedan acompañar la transición tecnológica sin tener que rehacer la infraestructura.

“Nuestros data centers están ‘future proof’ para este cambio que se espera en los próximos años, de air cooling a liquid cooling”, dijo Giusti.

Según el ejecutivo, un centro de datos de 40 megawatts puede implicar una inversión de alrededor de 400 millones de dólares, lo que ejemplifica el tamaño de los compromisos que la firma está dispuesta a asumir en México, Brasil y Chile.

El agua es la otra cara de la sostenibilidad. Terranova busca diseños de circuito cerrado para reducir al mínimo la evaporación, un tema particularmente sensible en países y regiones con estrés hídrico.

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“En los centros antiguos se gastaba muchísima agua; hoy hay un esfuerzo muy fuerte en hacer data centers donde los circuitos de agua son cerrados, donde no se pierde agua para la atmósfera”, dijo Giusti.

La preocupación coincide con las advertencias de especialistas que piden medir y reportar con precisión el uso hídrico de esta industria para evitar conflictos sociales, especialmente en polos como Querétaro.

Ventaja geopolítica

Detrás del plan de 1,500 millones de dólares hay una lectura geopolítica y de mercado. Giusti reconoce que la demanda base de Terranova está en las necesidades domésticas de cómputo de México y Brasil, pero no descarta que la región se convierta en un nodo global de “AI factories”, fábricas de modelos de inteligencia artificial para el resto del mundo.

“Hoy estamos muy centrados en la demanda local (…) pero no podemos tirar de la mesa la posibilidad de que Latinoamérica se convierta en un hub de AI factories”, admitió.

Estados Unidos enfrenta restricciones crecientes de energía y suelo para nuevos campus, mientras que América Latina ofrece mercados con abundancia relativa de energía y, en el caso de México, una latencia muy baja hacia los principales centros de datos de Norteamérica.

“Si México avanza con la disponibilidad de energía puede convertirse en un centro de IA donde hay una demanda de latencia baja; Brasil tiene mucha energía renovable, pero está más lejos”, dijo.

Giusti evita repartir por adelantado el monto exacto que recibirá cada país. Lo que sí tiene claro es que la región parte de un rezago estructural: la capacidad per cápita de centros de datos en América Latina es casi 20 veces menor que en Estados Unidos, lo que deja un amplio margen de crecimiento.

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Cortesía de El Economista



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