Lo que empezó como una mañana rutinaria en el Museo Grévin de París terminó en crónica policial y acto político. Un grupo de activistas ambientales robó la estatua de cera de Emmanuel Macron y la plantó frente a la embajada rusa para denunciar, con ironía y contundencia, los vínculos comerciales que Francia mantiene con Moscú pese a la guerra en Ucrania.
Sin levantar sospechas, dos mujeres y un hombre entraron al célebre museo francés como simples turistas. Pasearon entre figuras de cera de Michael Jackson, Einstein y Hitchcock, y cuando nadie miraba, se llevaron nada menos que al presidente Emmanuel Macron bajo el brazo. La estatua, valuada en 40.000 euros, desapareció sin que sonara una sola alarma.
Horas más tarde, llegó la postal: la figura presidencial, plantada frente a la embajada rusa en París. A sus pies, un cartel rezaba: “Los negocios son los negocios”. La autoría la reclamó Greenpeace, que con esta acción buscó denunciar los vínculos comerciales que Francia mantiene con Rusia a pesar de la guerra en Ucrania.
Una protesta que puso incómodo al Palacio del Elíseo
Desde la organización ecologista explicaron que el robo no fue un simple acto de provocación, sino una forma de señalar que, mientras Europa condena la invasión rusa, varias empresas francesas siguen haciendo negocios con Moscú. Según datos de Greenpeace Francia, contratos energéticos millonarios siguen vigentes y, en los hechos, sostienen parte del andamiaje económico que financia la ofensiva militar rusa.
En el entorno de Macron optaron por el silencio. Ni una declaración, ni una línea oficial. Solo algunas fuentes policiales deslizaron a la prensa que investigan si fue una protesta ecologista o un robo “crapuloso e irónico”, como tituló la prensa local. De una forma u otra, la escena dejó al descubierto una grieta incómoda en la política exterior francesa.
La cera se derrite y el debate se calienta
El Museo Grévin –propiedad del grupo Compagnie des Alpes, dueño de centros de esquí y parques de diversiones– prefirió no opinar. Pero en redes sociales la imagen del Macron de cera secuestrado no tardó en viralizarse.
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Cortesía de Página 12
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