Adelaida Mangani, maestra de titiriteros y madre de Vicentico: se casó enamorada de otro hombre y por un ADN el cantante supo quién fue su padre

Cuando el títere comenzó a cantarle el feliz cumpleaños, su carcajada inocente se convirtió en una semilla que germinaría en su corazón. Hoy, la alegría de aquella niña de 6 años se mantiene intacta en esta mujer de 83 que habla con Clarín. Adelaida Mangani es la directora del Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, además de directora del Taller-Escuela de Titiriteros Ariel Bufano, creado en 1987. También es actriz y pianista. Pero el arbitrario algoritmo de los buscadores de internet la suele localizar como la madre de Vicentico, el cantante de los Fabulosos Cadillacs.

Adelaida Mangani llega a la entrevista pautada en el Teatro San Martín (al que considera su segundo hogar) con una valija con rueditas en donde lleva uno de sus títeres más preciados. Cuando lo saca para posar en las fotos, la presenta: “Ella es Bimba”, dice.

Se refiere ni más ni menos que al títere que la representa a ella misma. Fue la marioneta que se usó en la obra Bimba (apodo que su tío le puso cuando era niña), un biodrama de Mariana Díaz que se dio en el San Martín. Aclara que sobre el escenario el títere lucía otro look, pero que para la producción de Clarín decidió hacer un cambio. “Le puse un saquito, así las dos estamos con la misma onda”, dice.

“Mariana Díaz me decía: ‘Tu vida es interesante para ser contada’, pero a mí jamás se me hubiera ocurrido. Me grabó muchas horas de entrevistas durante cuatro años. Y le dio forma a Bimba, un biodrama que tuvo dos temporadas y próximamente se va a reponer. Es un espectáculo muy bien recibido, y hasta el personal del teatro lo celebró, lo cual me emocionó mucho. Hace 48 años que trabajo en el San Martín, en el grupo de titiriteros soy la única persona que está desde el primer día”, afirma.

Mangani cuenta que actualmente se están ensayando dos obras de títeres: Alejandra y los mundos, dirigida por Analía Fedra García; y El vestido, con la dirección de Ana Alvarado.

El responsable de sembrar aquella semillita de pasión por los títeres fue su tío, el maestro Juan Francisco Giacobbe (poeta, musicólogo, compositor, director, dramaturgo, filósofo, científico y formador de generaciones de artistas), quien en ese cumple de 6 años de Adelaida, invitó a sus amigos titiriteros para que ofrecieran una función especial en el comedor de aquella casa de Caballito.

A los 21 años, Mangani conoció a Ariel Bufano, figura fundamental en el desarrollo de los títeres en la Argentina. Se conocieron cuando Adelaida empezó a trabajar como docente en el Instituto Vocacional de Arte Manuel José de Labardén.

Adelaida Mangani, en una de las ventanas del Teatro San Martín. Trabaja allí hace 48 años. Foto: Mariana Nedelcu

Hasta ese momento, ella había sido actriz. De los 10 a los 14 años fue dirigida por su tío: hizo en televisión una miniserie en Canal 7 que se llamó El pájaro azul; también trabajó en teatro (entre sus obras figura una versión de La casa de Bernarda Alba). Se recibió como pianista en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla y eso le permitió componer la música de varios espectáculos de su carrera.

Un amor apasionado y clandestino

Entre títeres, música y admiración, Mangani y Bufano cultivaron un relación de amor profundo y furtivo. El problema era que Adelaida estaba de novia y se estaba por casar; y Ariel ya estaba casado y tenía tres hijos.

Dice Adelaida: “Nos enamoramos, pero yo igual me casé. Ariel me preguntó: ‘¿Es cierto que usted se va a casar?’. Pero para mí fue imposible retroceder en esa decisión. Entre Ariel y yo había una enorme atracción. Tuvimos nuestro primer encuentro como amantes cinco meses después de que yo me casé (con el médico genetista Manuel Fernández Capello)”.

En 1969, Adelaida y Ariel se fueron a vivir juntos. Ella tenía 29 años. Abrieron una escuela de teatro en Flores y en 1974 debutaron como titiriteros con la obra Una lágrima de María.

Ariel Bufano y Adelaida Mangani. Un amor furtivo e intenso.Ariel Bufano y Adelaida Mangani. Un amor furtivo e intenso.

Vicentico y las pruebas de ADN

Cuando habla de su hijo, Adelaida siempre se refiere a Gabriel, aunque sus amigos lo llaman Gaby, y en toda la Argentina y varios países del mundo lo conocen como Vicentico.

La partida de nacimiento del cantante (nacido el 24 de julio de 1964 en el Hospital Italiano) indica que sus padres son Adelaida Mangani y Manuel Fernández Capello.

Una de las pocas veces que se refirió al tema, Vicentico dijo: “Es extraña la historia. Mi mamá estaba casada con Fernández Capello, y a su vez estaba enamorada de Ariel Bufano. A mis treinta y un años me enteré de que ella no sabía de cuál de los dos yo era hijo. Igual, con Fernández Capello se llevaban muy mal y se separaron después de que nací”.

En dicho reportaje, Vicentico agregó: “Cuando nos fuimos a vivir con Bufano, mi vieja me dijo: ‘Él es el tío Ariel’. Me acuerdo perfecto que al tiempo, tendría cinco años, le dije: ‘Che, ¿te puedo decir papá? Si estamos todos acá viviendo juntos’. ‘Sí, claro, por supuesto, decime papá’. Pero cuando yo tenía ocho años empecé a preguntarle a mi vieja: ‘Pero, ¿cómo es?, ¿tío, papá? ¿Es mi papá o no es mi papá?’, y mi vieja: ‘Sí, hijo, es tu papá’. Pero había algo raro”.

Adelaida Mangani y su hijo Vicentico. Adelaida Mangani y su hijo Vicentico.

En 1995, cuando Vicentico tenía 31 años y un hijo recién nacido (Florián, producto de su relación con la actriz Valeria Bertuccelli), no sabía qué apellido ponerle. Entonces investigó el paradero de Manuel Fernández Capello, quien vivía en España. Se sometieron a una prueba de ADN y resultó que su padre era Bufano. Aún así, Florián recibió el apellido Fernández Capello, al igual que su hermano Vicente, nacido en 2007.

Ariel Bufano murió a los 61 años, cuando los Fabulosos Cadillacs estaban en plena fiebre del disco El León (Ahora la emblemática banda anunció una gira que los llevará por Europa, los Estados Unidos y varios países de Latinoamérica. Además, Sony publicará un disco en vivo en el Zócalo de México, a dos años de esa histórica presentación).

La primera vez que vio a los Cadillacs

Cuando habla de sus hijos, los ojos celestes de Adelaida Mangani se iluminan. Cuenta que desde que eran niños, un profesor de guitarra iba a darles clases a su casa.

Afirma: “Ya se notaba que Gabriel tenía un talento especial. El, además de guitarra, estudió piano. Pero después te agarra un saxo y toca, o un violín y toca. Yo no lo puedo creer, porque eso no es fácil para ningún músico. Ese don lo trae de nacimiento”.

Adelaida Mangani, junto a sus dos hijos: Gabriel (Vicentico) y Ariadna. Adelaida Mangani, junto a sus dos hijos: Gabriel (Vicentico) y Ariadna.

-Y en un momento, para muchos pasaste a ser más conocida por ser la madre de Vicentico…

-Sí (Risas). Como cantante yo no lo tenía. No sabía que él era el líder de la banda. Un día le pregunté y me dijo que como ninguno quería hacerlo, lo hizo él… Así empezó cuando tenía 18. Yo ni sabía qué era la música ska. Me contó: “Mamá, anoche estábamos tocando con el grupo y vino un tipo (Carlos Rodríguez Ares) que dijo que le interesa lo que hacemos y que nos va a producir”. La banda se llamaba Cadillacs 57, y ese productor les sugirió que se tenían que llamar “Los Fabulosos Cadillacs”.

-¿Dónde los viste en vivo por primera vez?

-En el teatro Astros. Ellos ya eran muy conocidos, pero yo lo ignoraba. Después empecé a ir a todos sus recitales.

-¿Te gustan las canciones de tu hijo?

-Me encantan, sobre todo las de su etapa solista. Me gusta lo que escribe y compone. El también hizo la música de muchos de mis espectáculos.

Adelaida Mangani es parte de la historia viva del Teatro San Martín. Dirige desde años la compañía de titiriteros. Foto: Mariana Nedelcu
Adelaida Mangani es parte de la historia viva del Teatro San Martín. Dirige desde años la compañía de titiriteros. Foto: Mariana Nedelcu

-¿Cómo te llevás con Valeria? (Bertuccelli, su nuera)?

-Muy bien, tenemos una relación hermosa. Ella es súper cariñosa.

-Tus nietos también hacen música…

-Sí, todos. Florián (30) sacó sus propios discos solistas (actualmente es guitarrista de Los Fabulosos Cadillacs). Jano (27), el hijo de Ariadna, mi otra hija, es baterista y de hecho participó de la obra Bimba; y Vicente (18) se inclina más por la guitarra. Con Gabriel decimos que el espíritu de mi tío, Juan Francisco Giacobbe, fue una influencia para toda la familia.

Los títeres que atesora y su legado

Adelaida Mangani dirigió 18 obras de títeres, más los 68 espectáculos que supervisó realizados por el grupo de titiriteros que dirige. Dice que el títere es un objeto movido en función dramática. Explica en tono didáctico que puede ser antropomórfico, como una personita, o puede ser cualquier otra cosa.

Adelaida Mangani tiene casi 40 títeres en su casa, pero aclara que son propiedad del Teatro San Martín. Para llevarlos, tiene que firmar un papel. Foto: Mariana NedelcuAdelaida Mangani tiene casi 40 títeres en su casa, pero aclara que son propiedad del Teatro San Martín. Para llevarlos, tiene que firmar un papel. Foto: Mariana Nedelcu

-¿Te encariñás con los títeres?

-No soy fetichista, aunque reconozco que son objetos plásticos muy hermosos. Según los espectáculos que voy montando, algunos personajes me gustan más. Por ejemplo, el de Lulú, que es de una obra de Eduardo Rovner llamada Teodoro y la Luna. Ese títere lo tengo en casa. También Helena, que es la protagonista de la obra El rayo verde, de Julio Verne. Y ahora me encanta Bimba, que es “mi doble” (con la que posó en las fotos).

-¿Los atesorás? ¿Cuántos tenés?

-En mi casa tengo bastantes títeres, casi cuarenta. Hay algunos que se fabrican en el teatro y son especialmente delicados, si van al depósito se pueden arruinar, entonces firmo un papel y me los llevo (porque son propiedad del San Martín). En mi casa hay dos dormitorios: en el que no uso, los placares están llenos de títeres. Después tengo una baulera enorme para poner los títeres de guante, que son más fáciles de guardar.

-¿Sentís que estás dejando un legado?

-A esta altura de mi vida me alegro de haber formado creadores que ya escriben y dirigen sus propias obras. Mi mayor satisfacción fue pasarles la antorcha de la pasión por el teatro de títeres.

Cortesía de Clarín



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