Adrenalina, estilo y legado sobre ruedas

A veces, no se trata de llegar primero, sino de disfrutar cada curva del camino. Y MINI lo sabe, por eso organizó Young Cooper World, una experiencia pensada para poner a prueba lo más avanzado de su familia automotriz y recordar que manejar un MINI no es solo conducir: es sentir.

El escenario elegido fue el exclusivo México Driver Resort, el primer autódromo privado en Latinoamérica, diseñado por el legendario Hermann Tilke. Ahí, entre curvas técnicas y una neblina que abrazaba el asfalto, MINI recibió a sus invitados con detalles que anticipaban lo que vendría: con café al gusto que se personalizaba con el logo de la marca, te daba paso a presenciar una atmósfera que combinaba diseño y automovilismo.

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En una de las salas principales, Arturo Orenday, Director de MINI Latinoamérica, junto a Charlie Cooper, heredero directo del legado de John Cooper, compartieron la esencia de la marca: “MINI es una marca que se vive. Es diversión, tecnología y una comunidad que vibra con cada curva que se toma”


MINI aprovechó la ocasión para presentar su nueva generación de vehículos, destacando su visión actual: desde el MINI JCW hasta el nuevo MINI JCW Countryman ALL4, sin olvidar el MINI JCW ACEMAN, los cuales no solo se ofrecen con motorización a gasolina, sino que amplían la oferta de estos modelos con sus variantes 100% eléctricos. De esta forma la marca sigue innovando con la responsabilidad y estilo que le caracteriza.

Pero el centro de atención fue John Cooper Works, la línea más radical y deportiva de MINI, que ahora se expande a cinco modelos, incluyendo versiones eléctricas que redefinen lo que significa potencia silenciosa. Escapes centrales, detalles en rojo, interiores con pantallas OLED y rines de hasta 20 pulgadas… Cada vehículo fue diseñado para dejar huella tanto en pista como fuera de ella.

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Y si los datos no impresionan, manejarlos lo cambia todo. Divididos en grupos, los asistentes vivieron una serie de experiencias: con pruebas de velocidad en pista, guiadas por pilotos profesionales, hasta caravanas donde se sentía el confort y diseño del MINI desde el volante, así como una zona lúdica con simuladores, snacks y souvenirs personalizables.

En la pista, cada vuelta era una dosis de adrenalina. Los autos eléctricos, con su entrega de torque inmediata y el botón “Boost” que otorga 27 caballos extra durante 10 segundos, hacían que te pegaras al asiento al momento en que el coche aceleraba. Y aunque con el sonido, los motores se hacían presentes, MINI demostró que lo suyo no es solo la velocidad: es precisión, ese famoso go-kart feeling elevado al máximo.

El evento Young Cooper World no solo mostró el presente de la marca, sino su futuro: electrificado, personalizable y profundamente emocionante. MINI no vende autos, vende una forma de vivir la conducción.

Cortesía de "quien.com"



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