
Donald Trump anuncia un gran acuerdo comercial con Japón, donde habrá un arancel de 15% y los nipones se comprometen a invertir 550,000 millones de dólares en Estados Unidos. Esto ocurrió el mismo día en que trasciende que Nissan prepara el cierre de dos de las tres plantas que tiene en México. El objetivo sería concentrar la producción que tendrá en territorio mexicano en la factoría gigante que tiene en Aguascalientes, como parte de una reorganización global, donde pasaría de 17 a 10 fábricas.
¿Cuál es la relación entre estas dos noticias? En primera instancia, son hechos independientes: las negociaciones comerciales ocurrieron entre los gobiernos de Donald Trump y Shigeru Ishiba y están relacionadas con la agenda comercial proteccionista de Estados Unidos. La reestructura de Nissan tiene que ver con las dificultades que ha enfrentado el décimo mayor fabricante de vehículos del mundo, en el contexto de una reconfiguración total de la industria automotriz en el planeta.
En México, estas dos tendencias se intersecan. Somos el principal socio comercial de Estados Unidos y el quinto mayor productor de vehículos del orbe, con 4.2 millones de unidades en 2024 y 22 plantas en operación. Nos afectan los planes que tiene Donald Trump para replantear las reglas del comercio mundial y, por supuesto, nos impactan las decisiones que toman los grandes fabricantes que tienen operaciones en México. Nissan es el segundo mayor productor de vehículos en territorio mexicano, sólo superado por General Motors. En 2024, produjo 669,000 autos en México.
¿Cómo puede afectar a México el acuerdo entre Estados Unidos y Japón? Hay que tomar en cuenta que Japón es uno de los principales inversionistas en México, con 1,300 empresas japonesas operando en nuestro país. En 2024 hizo inversiones por 4,285 millones de dólares, principalmente enfocadas en la industria automotriz y de autopartes. En estos rubros, la inversión acumulada de Japón en México es aproximadamente de 18,000 millones de dólares.
Un acuerdo comercial firmado con el nuevo paradigma que está imponiendo Trump implica aceptar el pago de aranceles, pero también comprometer inversiones de una dimensión que es difícil situar en una escala humana. Los 550,000 millones de dólares anunciados como parte del trato Trump-Ishiba equivalen a 128 veces la inversión que las empresas japonesas hicieron en México en 2024. La cifra es descomunal, pero no imposible de lograr. Hay que tomar en cuenta que la inversión japonesa acumulada en territorio estadounidense era 783,000 millones de dólares en 2023. Es la tercera economía del mundo, con una historia de grandes ambiciones en Estados Unidos. Es probable que la primera gran inversión que se anuncie en la era de Trump 2.0 sea la compra de US Steel, por parte de Nippon Steel, valorada en 14,900 millones de dólares y vetada por la administración Biden el año pasado.
¿Cuántas inversiones japonesas que estaban destinadas a México se irán a Estados Unidos? Aquí entramos en el terreno de la especulación pura. La cifra del 2024, los 4,285 millones, puede ser un buen punto de partida para ver lo que pasa en los próximos años. Seguirá habiendo inversiones y presencia japonesa en México porque somos plataforma de exportación para Estados Unidos, pero también un mercado atractivo para las empresas de todo el mundo. Es el único mercado donde Nissan es número uno en ventas.
Como país, somos el mayor proveedor de bienes y servicios a Estados Unidos y es muy probable que sigamos siéndolo, a pesar de Donald Trump. De cualquier modo, la incertidumbre se ha convertido en el gran problema para la captación de Inversión Extranjera Directa. En el corto plazo, las dudas tienen que ver con qué pasará con las controversias y de qué tamaño quedarán los aranceles. A mediano plazo, la gran pregunta es ¿qué será del T-MEC y qué forma tomará la integración comercial y económica de América del Norte?
Mientras tanto, sólo nos queda seguir armando el rompecabezas. El acuerdo Estados Unidos y Japón es una pieza. La reorganización de Nissan es otra pieza, ¿saben ustedes de cuántas piezas es el rompecabezas? ¿Pueden revisar debajo de sus mesas, a ver si no está por ahí una pieza que nos hace falta?
Cortesía de El Economista
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