
Volkswagen presentó Tera, su séptimo modelo con carrocería estilo SUV, para complementar la oferta justo en el escalón de entrada al segmento, el de las llamadas “micro SUVs”.
Colocada por debajo de Taigun, para hacerle frente a modelos como Nissan Magnite, Renault Kardian y hasta Toyota Raize, Tera busca complementar la familia de crossovers con un modelo de acceso con una estética muy bien lograda, que integra detalles de sus “hermanas” grandes, con faros afilados al frente unidos por una pequeña franja horizontal, una parrilla de gran tamaño, luciendo elementos estilizados para tomas de aire, fuertes líneas de carácter en salpicaderas y parte baja de las puertas, además de calaveras compactas que se combinan con detalles como un grueso pilar “C” inclinado hacia el frente, que hace referencia directa a “la Caribe”, como le decíamos en Guadalajara a la primera generación del Golf.
Comparado con otros rivales del segmento, el interior tiene una gran apariencia, con todo y que recurre a plásticos rígidos en la mayoría del tablero, pero que cuida detalles como texturas e insertos suaves para mejorar esa apariencia.
Su enfoque juvenil está apoyado en la presencia de una pantalla táctil de 10 pulgadas con Android Auto y Apple CarPlay inalámbricos, cuadro de instrumentos digital y climatizador de controles táctiles, así como la presencia de un cargador inalámbrico y distintos easter eggs (detalles que los propietarios irán encontrando con el tiempo) repartidos por la cabina.
Afortunadamente, la seguridad también es completa y cuenta con la protección que ofrecen seis bolsas de aire y ADAS como el asistente de colisión frontal con frenado de emergencia, que viene de serie en el modelo.
Receta probada
Como lo hemos comprobado con otros modelos de la gama, el comportamiento dinámico de Tera es muy bueno, gracias a la plataforma MQB-A0, con todo y que su motor tricilíndrico de 99 HP y 121 libras-pie de torque muestra un marcado turbo lag que podría limitar su facilidad de incorporarse o rebasar en espacios reducidos.
Sin embargo, aunque la programación de la transmisión automática de seis cambios tiene un enfoque muy citadino, priorizando el consumo de combustible, permite que las escapadas a carretera se disfruten más que en sus rivales. Eso sí, hay que tener presente que el interior no es particularmente espacioso, aunque cumple.
Con un abanico tan amplio y con modelos tan cercanos, pareciera que el rango de precios sw 386 mil 990 pesos por el Trendline y el Highline 466 mil 990 pesos, es alto. También se podría decir que el enemigo está en casa, sobre todo con una Taos básica, a menos de 30 mil pesos de diferencia. Cuestión de prioridades.
CT
Cortesía de El Informador
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