Alemania adelanta las elecciones parlamentarias 

Con la ruptura de la coalición que lideraba en Alemania, el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) del canciller Olaf Scholz y la principal fuerza opositora en el Parlamento, la Union Cristianodemócrata (CDU), fijaron este martes las elecciones generales para el próximo 23 de febrero, a pesar de la negativa inicial de Scholz. La decisión ahora debe ser aprobada por el presidente alemán, Frank-Walter Steinmaier.

Poco menos de una semana después de que Scholz desplazara del cargo a su ministro de Finanzas, el líder del Partido Democrático Liberal (FDP), Christian Lindner, las mayorías parlamentarias del SPD y la CDU acordaron en adelantar la fecha para resolver la crisis política tras la caída de la ‘coalición semáforo’, que Schollz dirigió los últimos tres años.

Con la salida de Lindner, el FDP rompió con la alianza que formaba con el SPD y Los Verdes, lo cual dejó en mano del Bundestag (el Parlamento alemán) la negociación de los próximos pasos a seguir hasta las elecciones anticipadas. Aunque el Canciller inicialmente había impulsado un calendario en el que los comicios tuvieran lugar en marzo, la oposición rechazó su propuesta de plano.

Consenso en las fechas

“Por fin podemos alejarnos de esta cansina discusión sobre la fecha de las elecciones y concentrarnos en lo que en definitiva es bueno para nuestro país”, declaró el jefe del grupo parlamentario del SPD, Rolf Mützenich, quien se encargó de negociar un acuerdo de cara a las nuevas elecciones con los líderes de las demás fuerzas parlamentarias, principalmente con su homólogo y líder de la CDU, Friedrich Merz

Mützenich precisó las fechas que seguirá el proceso ante la prensa alemana, declarando que el 11 de diciembre será la fecha en que Scholz presente su voto de confianza por escrito, que será debatido el 16, al comienzo de las sesiones parlamentarias.

A su vez, Mützenich calificó de “muy inteligente” la decisión del canciller de delegar en los líderes de los grupos parlamentarios de los socialdemócratas y de la oposición conservadora la “poco útil discusión” sobre la fecha de las elecciones y aseguró que las conversaciones se caracterizaron por un ambiente de confianza y confidencialidad entre las distintas facciones.

“El 23 de febrero es el camino correcto”, comentó Merz, quien figura como favorito para el puesto en las encuestas. Inicialmente, durante el debate sobre el calendario, el candidato del CDU llegó a pedir elecciones anticipadas para el próximo 19 de enero, lo que hubiera obligado al canciller a presentar el voto de confianza este mismo miércoles.

Para Robert Habeck, candidato a canciller de Los Verdes, la fecha de los comicios conviene porque ofrece tres meses y medio en los que los ciudadanos pueden hacerse una idea de a qué partido votar.

Un futuro conservador

Los sondeos muestran que los conservadores parten como favoritos en las elecciones anticipadas, pues las encuestas le atribuyen hasta un 33 % de la intención de votos, por delante de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), a la que ven con incluso un 19,5 %.

Los sondeos más favorables para el SPD dan a los socialdemócratas un 17 % y a Los Verdes un 11,5 %, mientras que la populista de izquierdas Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) y, sobre todo, los liberales del FDP, lucharán por superar más o menos holgadamente la barrera del 5 % necesaria para lograr representación parlamentaria.

Habek, quien además de ser el actual vicecanciller será el candidato a Canciller por Los Verdes, afirmó este martes en Lisboa que “ahora mismo todo es posible en Alemania”, pero descartó que vuelva a repetirse una coalición con sus socios actuales, el SPD y el liberal FDP.

“Por supuesto, que es posible, es posible si la gente se escucha y está dispuesta a acordar una coalición fiable, un pacto de coalición”, dijo Habeck, antes de sentenciar que “el próximo Gobierno no será una coalición semáforo”.

El líder liberal, por su parte, aseguró durante una rueda de prensa en Berlín que Merz será el próximo canciller, planteando que la única incógnita es con quién gobernará. “La carrera ya está ganada”, sentenció Lindner.

Pese a su impopularidad, Scholz pretende liderar la campaña del SPD en los comicios de febrero, aún después de que su tiempo en el poder se haya visto interrumpido por la ruptura de la coalición.

Rapidez

El presidente alemán, en quien recae la responsabilidad de disolver el Parlamento tras el voto, afirmó que en lo últimos años no vió “mucha disposición a cooperar” al interior de la fracturada coalición, la cual considera que “es historia”, al llegar el país a “una fase completamente nueva” de su política.

Steinmeier, quien había pedido que las partes alcanzaran un “acuerdo lo más rápido posible” para permitirle a su Gobierno ejercer de forma adecuada, también debe ratificar la fecha acordada por las mayorías parlamentarias como la oficial de cara a las nuevas elecciones.

El presidente es parte del grupo de interesados en realizar las elecciones en el plazo más corto posible, dado a que la situación actual obstaculiza su capacidad de gobierno.

¿Qué significa un voto de confianza?

Con su llamada a un voto de confianza, el Canciller busca definir si todavía cuenta con la aprobación mayoritaria de los miembros del parlamento. Esto se comprobará mediante una votación donde se prevé que Scholz no alcance un consenso, al encontrarse en minoría tras la ruptura.

El voto en el Parlamento constituye un paso establecido en la Ley Fundamental alemana para disolver la Cámara Baja, responsabilidad que recae sobre el presidente de la República, quien podrá, bajo propuesta del Canciller, disolver el Bundestag y llamar a nuevas elecciones en un plazo de 60 días.

Con la mayoría parlamentaria decidiendo por el 23 de febrero como fecha para las eventuales elecciones, 109 días después de la ruptura de la coalición, el camino de salida de Scholz parece ya estar definido.

Según lo impuesto por el Tribunal Constitucional Federal, el Canciller sólo puede solicitar este voto de confianza si ya no le resulta políticamente posible seguir gobernando con el equilibrio de poder existente en el Bundestag.

En este caso, la cuestión de confianza no busca confirmar su aprobación, sino por el contrario, perder el voto para conducir a nuevas elecciones, tras perder su mayoría en el congreso con la salida del FDP.

El voto de confianza sólo se ha planteado cinco veces en la historia de la República Federal: Gehrard Schröder (SPD) lo hizo dos veces, en 2001 y en 2005, y antes de él fueron Helmut Kohl (CDU) y Helmut Schmidt (SPD) en 1982, y finalmente Willy Brandt (SPD) en 1972.

Cortesía de Página 12



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