El líder del bloque conservador alemán, Friedrich Merz, reafirmó este lunes su compromiso de formar una coalición entre conservadores y socialdemócratas para su nuevo gobierno, tras ganar las elecciones generales del domingo. Tras el recuento final, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) lograron sumar 208 bancas en la Cámara Baja, de un total de 630, y el Partido Socialdemócrata (SPD) se alzó con 121 diputados, lo que les permite formar una coalición bipartita mayoritaria prescindiendo de la ultraderecha.
“Junto con los escaños de los socialdemócratas estaremos en condiciones de formar gobierno, y eso es exactamente lo que queremos”, señaló Merz. El eventual próximo canciller de Alemania reiteró que quiere “aproximadamente en Semana Santa” estar en condiciones de formar gobierno, aunque desmintió las informaciones según las cuales se habría abordado ya un posible reparto de carteras.
Los resultados sugieren que Merz esquivó una bala después de que la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), de izquierda, no superará el mínimo de 5 por ciento de los votos necesarios para entrar al Bundestag (Parlamento alemán) por un estrecho margen. De haberlo logrado, habría sido necesario involucrar a Los Verdes en la coalición del gobierno conservador. La líder de la BSW, Sahra Wagenknecht, afirmó este lunes que iniciaría acciones legales por posibles irregularidades en la votación y el recuento, así como por lo que consideró una “manipulación de sondeos” durante la campaña electoral.
Merz anunció que ya cuenta con “pleno apoyo y respaldo” de la dirigencia del partido y del comité ejecutivo de la CDU/CSU para intentar crear una nueva “gran coalición” con el SPD, la quinta en la historia del país. De esa forma descarta colaborar con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que logró 151 bancas en el Parlamento, convirtiéndose en la primera fuerza de oposición. Merz calificó el auge del partido extremista como “la última advertencia a los partidos políticos del centro democrático en Alemania”, con los que ahora busca colaborar.
La pelota del lado de los conservadores
Este lunes el copresidente del SPD, Lars Klingbeil, afirmó que la formación, que obtuvo el peor resultado de su historia el domingo, está abierta a entablar conversaciones para formar un gobierno con el bloque conservador, pero destacó que la “pelota” está ahora del lado de los demócrata-cristianos. “Será el transcurso de las conversaciones el que decidirá si se consigue formar un gobierno”, afirmó en una rueda de prensa en Berlín, junto a Olaf Scholz y la otra copresidenta del partido, Saskia Esken.
“Cuando veo algunas declaraciones de Friedrich Merz en las últimas semanas, incluso en los últimos días, no ha tendido puentes con el SPD, sino que ha profundizado las diferencias. Estoy intrigado por saber cómo se imagina el señor Merz una cooperación con los socialdemócratas”, advirtió Klingbeil, quien apuntó que la entrada del SPD al gobierno “no es segura” sino que es una decisión a tomar dependiente de la forma en la que se busque el diálogo por parte de la CDU.
“El mundo es turbulento y las decisiones no esperan. Vemos lo que el nuevo gobierno estadounidense hace o deja de hacer y no sabemos qué decisiones se podrán plantear en Alemania en los próximos días en relación a Ucrania. La política alemana tiene la tarea de hacer fuerte a Europa en esta fase histórica“, sentenció Klingbeil. Merz aseguró el lunes que haría “todo lo posible” para mantener buenas relaciones con Washington, pero que estaba preparado para “el peor escenario posible”, al constatar que el gobierno de Trump está dando la espalda a Europa.
Mientras tanto el SPD se someterá a un proceso de renovación a nivel programático, organizativo y de personal, para intentar recuperar la confianza perdida que, según sus representantes, llevó al “desastroso resultado” del domingo. Scholz afirmó que el SPD es más necesario que nunca, como luchador “por la democracia y la ley” y para impulsar la modernización de la sociedad, sin abandonar la cohesión y la justicia social.
Esken, por su parte, lamentó los resultados de la ultraderecha, cuyo programa económico e ideología consideró inviables para el país, y llamó a un análisis intensivo del resultado para encontrar las respuestas a la “profunda y extensa inseguridad” de la ciudadanía que causó su auge. “Ahora habrá conversaciones importantes y significativas para nuestro país y, posiblemente, también decisiones. Esta responsabilidad debe ser asumida”, dijo la colider del SPD.
La hora del diálogo
El próximo paso para el líder del conservadurismo será, negociaciones mediante, ajustar su programa con el de la socialdemocracia, cuyas diferencias consideró “negociables” en el pasado. Este lunes Merz señaló que estas conversaciones se mantendrán “en los próximos días” para continuar un diálogo que “ya fue preparado” de antemano.
“Ya mantuvimos una o dos conversaciones entre nosotros, el orden del diálogo será tal que hoy hablaré con los líderes de la SPD y después también con el canciller en los próximos días y prepararemos una fase de transición sensata”, remarcó el mandatario en potencia, quien aseguró que esta fase “durará inevitablemente algunas semanas”.
Según Merz, hay tres grandes temas a dirimir entre las dos fuerzas, uno de los cuales es la política exterior y de seguridad del país. “Especialmente después de las declaraciones de Washington de la semana pasada, está claro que ahora los europeos debemos ser capaces de actuar muy rápidamente“, zanjó el cristianodemócrata, quien consideró que esta cuestión será de “prioridad absoluta” en las próximas semanas.
Otra cuestión que el candidato de la CDU arrastra desde la campaña es el “asunto no resuelto de la migración”, cuyo intento de resolución lo llevó a cooperar con la ultraderecha, rompiendo parcialmente el cordón sanitario que limita la colaboración con partidos extremistas, vigente desde el comienzo de la República Federal. En su momento, el SPD calificó esta decisión como “contraria al Derecho” comunitario.
“Tenemos propuestas sobre la mesa al respecto. Todos ustedes recuerdan el debate que mantuvimos la última semana de enero sobre la ley de limitación de la inmigración que propusimos. Supongo que los socialdemócratas estarán dispuestos a debatir estas cuestiones con nosotros y resolver este problema”, señaló Merz, en referencia al proyecto de ley que no logró su aprobación a pesar del apoyo de la AfD.
El tercer gran tema a debatir es la economía del país, que parece encaminado a un tercer año consecutivo de recesión, y el corregimiento de la maltrecha industria alemana. La cuestión del presupuesto estatal y la inversión pública fue el desencadenante de la crisis gubernamental que trajo el fin de la “coalición semáforo” que lideraba Scholz.
En esta materia, ambos partidos difieren: el SPD busca asumir más deuda para poder financiar inversiones y subvenciones para atraer a empresas extranjeras con el objetivo de reactivar la economía, mientras que Merz apuesta por bajar los impuestos y reducir los costos. Sin embargo Merz considera que “será más fácil llegar a un acuerdo” al no necesitar finalmente a Los Verdes como tercer socio de gobierno, debido a la insistencia de este partido en la electrificación de la industria.
“Estoy decidido a asumir esta tarea, estoy decidido a mantener conversaciones constructivas, buenas y rápidas con los socialdemócratas para que podamos encontrar una solución dentro del plazo que he dado”, apuntó Merz, quien sentenció: “El mundo no nos espera, se desarrolla rápidamente. Alemania necesita un gobierno capaz de actuar y que cuente con el respaldo de una mayoría parlamentaria, y a todos nos debería interesar poner fin y superar esta situación actual lo antes posible”.
Cortesía de Página 12
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