No es usual que, a la hora de importar un musical, a la Argentina se traiga uno directamente del Off Broadway. Alice by Heart no es como Rent, que estalló en el circuito alternativo de Manhattan y se instaló por años en Broadway (o sus calles aledañas, para ser más preciso). La primera versión se presentó en el London’s Royal National Theatre en 2012, y Alice by Heart llegó al Off de Broadway un año exacto antes de la pandemia, en 2019.
Pero aquí, en la calle Corrientes, se apostó por esta adaptación con variaciones de la Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. La Alicia que compone Agostina Becco vive angustiada por el mundo -el de afuera-, del que no se ve, pero se escuchan sirenas y bombas. Como el personaje de Carroll, Alicia se refugia en un mundo de fantasía, en este caso tomando ese libro de cabecera.
Pero llegará el momento en el que tendrá que optar entre ese mundo de realidad paralela, y darse de cabeza con el mundo real.
La primera escena la muestra preocupada por la salud de un amigo, Francisco (Valentín Zaninelli), tirado en una camilla como de campaña, de guerra. Pero no están solos.
Los personajes que se agregan a la trama irán interpretando a muchos del libro original, pero como dijimos, con variaciones. Está el Gato, está el Conejo, están la reina y el rey, pero también muchos harán más de un papel.
Alice by Heart es de los mismos creadores de Despertar de primavera, la obra que tuvo una versión de Cris Morena en la que los actores -todos hoy conocidos- se la pasaban saltando y saltando como ejemplo de rebeldía, y el sentido central de la obra se terminaba diluyendo. En Alicia, pese a que coexisten ambos universos, el real y el imaginario, hay más cohesión.
Micaela Romano, al lado de Hernán Castelli y, alejado, Angel Hernández.Ingenio y grandes coreografías
Lo mejor de Alicia es indudablemente el ingenio puesto en la puesta, al igual que las coreografías y las interpretaciones -el ensamble está a la altura de los mejores que se hayan visto por escenarios argentinos-. Le falta, eso sí, uno de esos hits como para salir tarareando.
Micaela Romano, que arranca como la enfermera, se destaca cuando le toca cantar más adelante e imponer sus condiciones.
Hay en el elenco muchos rostros conocidos, como Julián Rubino (Augusto), Hernán Castelli (el doctor), Angel Hernández (Luli), Sofía Val (Tamara) o Walter Canella (Horacio), por nombrar a algunos. Pero todos están sublimes.
Los protagonistas, Valentín Zaninelli y Agostina Becco.La dirección de Julio Panno es concisa, nada caótica, y eso que los movimientos en escena son muchos. Este año Panno ha tenido trabajo a destajo (Personas, lugares y cosas, Casi normales, Una película sin Julie).
Párrafo aparte para Verónica Pecollo, que imaginó las coreografías y se la jugó. Y hay una banda, semioculta, en el escenario, para disfrutar de la música en vivo, y no grabada, como lamentablemente y por cuestiones de costos a eso deben apelar otras producciones más modestas.
Comedia musical. Libro: Steven Sater y Jessie Nelson. Música: Duncan Sheik. Letras: Steven Sater. Dirección general: Julio Panno. Adaptación: Julio Panno y Ro Noziglia. Con: Agostina Becco, Valentín Zaninelli, Micaela Romano, Ángel Hernández, Walter Canella, Sofía Val, Julián Rubino y otros. Sala: Pablo Neruda (Paseo La Plaza), Av. Corrientes 1660. Funciones: viernes y sábados a las 19:30, domingos a las 19. Duración: 90 minutos. Entradas: de $21.000 a $ 24.000.
Cortesía de Clarín
Dejanos un comentario: