En el puerto de Marmaris, Turquía, un gigante permaneció atado por casi tres años y aun así su apetito fue insaciable. Se trata de Eclipse, el superyate propiedad del empresario y político ruso Roman Abramovich. En su momento, esta colosal embarcación, valuada en 700 millones de dólares, fue la más grande jamás construida y hasta el día hoy es considerada como una de las más avanzadas tecnológicamente.
Hace apenas unos meses, el Eclipse finalmente se puso en movimiento para ser trasladado a Estambul, donde recibirá reparaciones. Sin embargo, durante los 900 días en los que estuvo inmóvil, el superyate consumió una tonelada de diésel al día con el único propósito de mantener en funcionamiento su complejo sistema aire acondicionado, el cual es esencial para proteger su lujoso interior y complejos sistemas electrónicos del calor y la humedad.
Una fortaleza navegante
Con 162 metros de eslora y 22 metros de manga, este superyate posee varias características lujosas, como dos helipuertos, suites de lujo, un cine y una piscina que se transforma en pista de baile. Pero eso no es todo, ya que también alberga un submarino capaz de sumergirse hasta 50 metros, sistema antimisiles, ventanas a prueba de balas y blindaje parcial entre el casco. Es decir, es casi una fortaleza navegante.
Por todo esto es que la embarcación debía mantenerse a una temperatura optima a pesar de estar atracada, lo que requería un enorme consumo diario de diésel por parte de los motores. Como menciona Sustainability Times, tras ponerse en movimiento, el Eclipse dejó tras de sí una importante huella ambiental y económica, lo cual plantea dudas acerca de la la sostenibilidad y la ética del mantenimiento de bienes de lujo como este.
El Eclipse cumple 15 años
El Eclipse fue entregado a Abramovich en 2010 por Blohm+Voss y este 2015 cumplió 15 años, por lo que tuvo una exhaustiva Inspección Especial de Clasificación. En agosto, Luxury Launches anunció que el casco recibiría una medición de espesor por ultrasonidos, carenado, renovación del antiincrustante, sustitución de ánodos y control de la corrosión. El sistema de propulsión, incluidos los ejes de cola, el eje del timón, el mecanismo de dirección y los estabilizadores, se desmontarían e inspeccionarían.
No solo eso: los sistemas marítimos, como las tomas de mar, válvulas, refrigeradores y tuberías, se abrirían, revisarían y certificarían. Los equipos de salvamento y sistemas contra incendios también serían examinados minuciosamente, al igual que los sistemas eléctricos y de automatización. Todo ello para garantizar que la embarcación cumpla con las normas de seguridad vigentes.
También informó que el superyate podría recibir mejoras estéticas, como repintados parciales o totales en la estructura y el casco. Para una embarcación como el Eclipse, esto cuesta cerca de 20 millones de dólares. El coste total de la inspección especial de 15 años y los trabajos estéticos asociados podría superar fácilmente los 40 millones de dólares.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: