El cine puede divertir, entretener, conmover, motivar a la reflexión, causar miedo e, incluso, emociones tan negativas como la furia, sin embargo, también puede acompañar y esa es precisamente la razón de ser que Ana de la Reguera le encuentra a su nueva película, Un hombre por semana, una comedia romántica que podría pensarse es una más de tantas, pero no es así.
Ana en el espejo
Era casi la una de la mañana, en Madrid, cuando la actriz mexicana empezó a leer el guion escrito por Itzel Lara y Adriana Pelusi. Pensó que leería unas páginas y lo dejaría para el día siguiente, pero no pudo detenerse. Lo terminó de una sentada. “Lo acabé rapidísimo, me pareció súper divertido. Me vi reflejada, me encantaron los personajes… y me gustó mucho que no es una historia para encontrar a un hombre, sino para encontrarte a ti misma”, nos confiesa con la autoridad de una persona que ha vivido ese proceso y, como parte de él, le ha entrado a las apps de citas y los procesos de conquista en la era digital.
Ese fue el punto de partida para un proyecto que, más que una comedia romántica, se convirtió en un espejo emocional. La actriz decidió no solo protagonizarlo, sino también dirigirlo y producirlo. “Cuando leí el guion sentí que estaba leyendo un poco mi vida, y por eso quise hacer la película, dirigirla y actuarla”, explica. El proceso no fue sencillo. Hacer cine nunca lo es, pero hacerlo desde una historia tan personal, aunque pareciera simplificar el trabajo, resultó aún más desafiante.
“Sí es complicado, por eso codirigí con Marco Polo Constandse. Teníamos que dejar todo preparado para que, al llegar al set, yo pudiera concentrarme en actuar. Lo más difícil era ir y venir al monitor porque lo que siempre falta en el cine es tiempo”, reconoce sobre su rol como directora.
(Juan Retallack)
De qué trata Un hombre por semana
Un hombre por semana cuenta la historia de Mónica, una mujer con una vida aparentemente completa, eso que llamamos “hecha”, a quien un día cualquiera su marido le dice que está enamorado de otra. Luego de una crisis existencial, y como parte del proceso de sanar, le entra a un reto con sus amigas: salir con un hombre por semana hasta encontrar al ideal, aquel que vuelva a hacerla sentir viva. Una historia con la que Ana inmediatamente se identificó. “Lo que más me dio coraje de la historia de Mónica fue volver a empezar. Volver a buscar a alguien, mostrarte allá afuera otra vez. Es una situación muy vulnerable”, confiesa.
En confianza, la protagonista de otros éxitos como Nacho libre nos cuenta que, como su personaje, le entró a las apps de citas, mismas que la han llevado por una montaña rusa de emociones: ha pasado por el momento de ilusión por conocer al hombre que pasa su check list hasta otras amargas decepciones. “Sí, estoy en una app. Mi experiencia es muy parecida a la de la película. Tienes que estar saliendo para encontrar a la persona indicada. Es prueba y error. He conocido a gente divertida, a buenos amigos”, nos cuenta y entre risas.
(Juan Retallack)
“Salí con dos hombres que me gustaron y que no me volvieron a hablar. Yo en la cita sí le dije ‘Ay, wow, súper les gusté’ y se portaron increíble, ya sabes, yo llegué toda emocionada a mi casa… y nada”. Más allá del humor, Ana reconoce que la película le ayudó a enfrentar temas que, a menudo, se evaden. “Creo que es una película sanadora. Una feel good movie donde sales sintiéndote bien, acompañada. Muchas veces las historias son eso: compañía”, asegura.
A lo largo de la plática, deja claro que está en una etapa distinta de su vida, tanto personal como profesional. Después de Ana, la serie autobiográfica que marcó un antes y después en su carrera, disfruta crear desde un punto de vista más íntimo. “En este momento de mi carrera, lo que más me gusta es escribir. Me gusta mucho crear historias”, dice. Sobre el amor, reconoce que sí extraña el proceso de enamoramiento tradicional, “cuando las cosas pasaban orgánicamente, cuando te empezaba a gustar alguien y te enamorabas poco a poco. En las apps de citas te saltas esa parte, pero también tienen su lado práctico. Lo importante es no perder la magia del romance”, afirma. Cuando le preguntamos qué sigue para ella y qué temáticas tiene pendientes tanto como escritora, directora y actriz, vuelve a su experiencia personal y los temas de conversación con sus amigas.
“Hay cierta edad donde lo más importante es tener con tu pareja una conexión, una amistad. Siento que el sexo está sobrevalorado. Hay que tener una buena vida sexual, pero también entender que no todo gira alrededor de eso”, confiesa.
Actualmente, mientras disfruta de la promoción de Un hombre por semana y presenta 12 lunas en festivales internacionales (va a Tribeca, Huelva y Los Ángeles), De la Reguera goza también de una mayor madurez. No solo como profesionista, sino como mujer. Y aunque está completa, no se cierra a encontrar a un compañero en todo el sentido de la palabra. Y tiene claro que cualidades debe tener: “Una persona 100% independiente, que pueda seguirme el paso por mi trabajo, por mis viajes, por mi carrera, alguien a quien le guste y no le intimide, que no le den inseguridad las cosas que yo hago, que sea divertido… lo demás tiene que ver con la química”.
(Juan Retallack)
Y Ana sigue en ese proceso: “Estoy conociendo gente, en etapas muy primarias, pero muy contenta. Mientras hacía la película, estuve dateando. Es como si mi vida se hubiera vuelto paralela a la historia”.
¿Cuándo se estrena la película Un hombre por semana?
El 8 de enero en cines.
Cortesía de "quien.com"
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