Ángela: la miniserie española que arrasa en Netflix es ideal para para maratonear… si te gusta el suspenso y no te molestan algunos clichés

Con La casa de papel, Élite, Las chicas del cable y Respira, entre muchas otras, las series españolas encontraron en Netflix un trampolín infalible hacia el mundo. A tal punto que la historia sobre la banda de atracadores -protagonizada entre otros por Úrsula Corberó– había tenido un tibio recorrido en la TV de su país, pero cuando llegó al streaming se convirtió en un verdadero fenómeno internacional que se cerró con La casa de papel 5. Algo parecido puede pasar con Ángela, que se estrenó en marzo en Antena 3, pero a partir de su llegada a la plataforma, la semana pasada, está en boca de todos.

La miniserie de drama y suspenso está protagonizada por Verónica Sánchez, una cara que puede resultar muy familiar para muchos argentinos, ya que trabajó en éxitos emitidos aquí como El embarcadero, Tiempos de guerra, Sin identidad y Sky rojo, donde compartió elenco con Lali Espósito.

Actriz de notable recorrido en televisión, principalmente, en Ángela compone al personaje del título que parece tener una vida diseñada para Instagram: todo en ella y en su alrededor parece perfecto.

Ángela Rekarte Tomasena es arquitecta, está casada con Gonzalo Lara Ormazabal (Daniel Grao), tienen dos hijas, una casa preciosa y, de pronto, la armonía empieza a dar señales de pantalla semimontada.

Con el correr de los minutos, y especialmente con el correr de los dos primeros episodios, se ve que la protagonista de esta historia sufre más de lo que disfruta. Y el dicho aquél de que ‘las apariencias engañan’ valida en esta trama, sin dudas, su peso popular.

La mujer que de entrada creíamos bien plantada y bien querida va dejando que el guión desnude su sometimiento, su padecer, el maltrato recibido por parte de su marido. De la felicidad a la sumisión y a la violencia asfixiante -con una autoestima que va conociendo sótanos cada vez más profundos– media sólo un puñado de escenas.

A modo de triángulo, no tan amoroso como necesario para que ella pueda cobrar coraje, se vuelve clave la figura de Eduardo Silva (Jaime Zatarain), un viejo conocido de Ángela que, a cuento de ventilar añejos secretos, le permite correr el velo de su propia historia, con su esposo como principal enigma. Pero ¿Edu es el salvador de este relato? Habrá que ver(la).

La historia atrapa de entrada, pero, como todo thriller, corre el riesgo de caer en algunos lugares comunes del laberinto de sospechas, culpables y falsas pistas. Es ahí cuando la mayoría de los espectadores cae en la trampa de querer averiguar y entonces le suelta interés al carril verdadero del relato para subirse a sus propias teorías. Y cuando eso sucede es, en general, porque el plato está algo pasado de sazón. No siempre más ingredientes garantizan máximo sabor.

Verónica Sánchez y Daniel Grao tienen un gran nivel de composición, pero sus personajes terminan cayendo en cierto trazo grueso para fijar la idea sobre buenos y malos.

Remake de la serie australiana Angela Black, la ficción ofrece en el final de la primera temporada un cierre algo forzado. Pero vale la pena maratonearla -si es en dos días se vuelve más llevadera que en uno- para ver de cerca las oscuridades que esconden los personajes que derrochan luminosidad artificial.

Drama y suspenso Protagonistas: Verónica Sánchez, Daniel Grao y Jaime Zatarain Guión: Sara Cano y Paula Fabra Dirección: Norberto López Amado Emisión: Seis episodios en Netflix.

Cortesía de Clarín



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