La incertidumbre viaja del campo a la mesa en los restaurantes de Estados Unidos. A pesar de que los aranceles a los productos mexicanos no se materializaron, la errática política comercial de Donald Trump ya causó estragos, temor y replanteamiento de estrategias entre los exportadores de aguacates, hortalizas y otras frutas. Y, del lado del consumidor final, las cadenas de comida rápida mexicana temen verse en la necesidad de modificar recetas, porciones o precios, en el peor de los casos.
La región de México, Canadá y Estados Unidos produce más de 112% de los requerimientos de producción de su cadena de alimentos, una de las fortalezas de la integración regional a través del T-MEC. México, además, es el principal proveedor de alimentos de Estados Unidos en los últimos 30 años, explica Fernando Cruz, quien dirige el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
El 5 de noviembre, Donald Trump ganó las elecciones para convertirse en el presidente de Estados Unidos. Y aunque los mercados reaccionaron positivamente, principalmente las acciones tecnológicas, algunos sectores no vieron con buenos ojos su propuesta arancelaria, revelada a finales de noviembre: 25% de impuesto a todos los productos de México y Canadá.
Los vaivenes, órdenes ejecutivas, exenciones, pausas arancelarias y la exclusión de México en los aranceles recíprocos no hicieron sino aderezar amargamente un platillo que nadie quiere comer: la incertidumbre comercial.
“Muchos productores no sabían cómo se iban a implementar, se quedaron por ahí algunos pagos de aranceles y se está intentando recuperar por parte de los importadores, también por parte de los exportadores mexicanos”, explicó Fernando Cruz.
El especialista señala que aunque los aranceles no se han concretado, los daños se perciben en los mercados. Y, ante la falta de certeza, los exportadores mexicanos están buscando diversificar sus mercados para reducir el riesgo, principalmente a Europa, Canadá y Japón, que es el segundo mayor comprador de alimentos de México.
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El cambio a una actitud defensiva puede parecer insuficiente, pero comprensible, pues la imposición de aranceles del 25% generará una contracción del 11% en la producción agrícola de México, explica Cruz.
Diversificar, no obstante, plantea diversos desafíos logísticos y reglamentarios. Cruz destaca la falta de renovación del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, que pone a México en desventaja frente a otros exportadores de Centro y Sudamérica.
Las franquicias tex-mex ya toman medida
Los ingredientes mexicanos son cruciales en la industria restaurantera de Estados Unidos, pues 1 de cada 10 restaurantes sirven comida mexicana, según Pew Research Center. El 78% de los adultos estadounidenses comió en un restaurante mexicano en el último año, según la National Restaurant Association.
Cinco de cada 10 frutas importadas por Estados Unidos son mexicanas y el aguacate brilla en todas las franquicias de cocina tex-mex, como Taco Bell o Chipotle. Por eso, la sola amenaza de aranceles hizo que las acciones de empresas importadoras y distribuidoras de aguacate cayeran debido a la incertidumbre arancelaria. Calavo y Mission, dos de los mayores importadores y distribuidores de aguacate son ejemplo de ello.
Los efectos en grandes cadenas como Taco Bell y Chipotle Mexican Grill no se pueden descartar, explicó Héctor Alcázar, CEO de Latam en USA-México.
Para reducir su dependencia de los productos frescos mexicanos pueden optar por reemplazo de proveedores y cambio de ingredientes, algo que será retador para las franquicias, ya que por lo general son recetas valoradas por el consumidor por su estandarización misma, que sepan igual en todos lados.
Ante este reto, a principios de marzo, el CEO de Chipotle Mexican Grill, Scott Boatwright, descartó un nuevo incremento de precios y añadió que la empresa ya se abastece de aguacates diferentes a México.
“Las franquicias podrían buscar nuevos proveedores en otros países para obtener mejores precios, lo que podría complicar la logística”, señala Alcázar.
Pero antes de llegar a esas instancias, los empresarios pequeños y medianos en Estados Unidos están presentando propuestas de cabildeo para pedir al gobierno que garantice la exención de productos de aranceles, en un esfuerzo conjunto entre la Asociación Internacional de Franquicias y la Concamin.
Además, en el plano binacional, empresarios en Estados Unidos están tratando acuerdos con proveedores para mantener la cadena de valor. Incluso se está animando a los empresarios a fortalecer su presencia en México, para ayudar a los productores locales.
Pequeños restauranteros, los más vulnerables
Pero para Eduardo Mercado, director de Consultoría Gastronómica y Hotelera Integral, no solo las grandes cadenas sufren, sino también los pequeños y medianos empresarios que dependen de insumos mexicanos se verán afectados. Principalmente por su menor margen de maniobra para afrontar costos adicionales de logística, cambios en la oferta de alimentos y control sobre los precios al consumidor final.
En caso de aranceles, “los costos adicionales se trasladarían en parte al consumidor final, lo que podría resultar en un aumento de precios de entre el 15% y el 18%”, explicó Mercado.
El especialista indicó que una sugerencia para los restauranteros es ser creativos e innovar en sus menús para reducir la dependencia de productos mexicanos, además de la estandarización de recetas.
En 2024, México exportó más de 50,306 millones de dólares en alimentos y bebidas a Estados Unidos, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Esto no solo incluye frutas, hortalizas o incluso carnes, sino también bebidas como el tequila o la cerveza, importantes en los menús de los restaurantes de comida mexicana.
Cortesía de Expansión
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