En un rincón montañoso del noreste de Albania, donde el silencio de los campos solo es interrumpido por el paso del viento entre las colinas, se ha producido un descubrimiento arqueológico que ha dejado sin aliento tanto a expertos como a la población local. En el pequeño pueblo de Strikçan, en la región de Bulqizë, ha salido a la luz la primera tumba monumental de época romana jamás encontrada en territorio albanés. Y no se trata de una tumba cualquiera: lo descubierto es un mausoleo de grandes dimensiones, con arquitectura compleja, inscripciones bilingües y un ajuar funerario digno de una élite romana. El hallazgo, anunciado oficialmente por el Instituto de Arqueología de Albania y difundido por el ministro Blendi Gonxhja a través de Facebook, está ya considerado como uno de los más importantes del país en las últimas décadas.
La tumba fue localizada gracias a un indicio aparentemente menor: una extraña formación de piedras que llamó la atención de los vecinos de Strikçan, situada cerca de la frontera con Macedonia del Norte. Lo que parecía una acumulación de rocas resultó ser la parte superior de una estructura funeraria enterrada, tallada en piedra caliza y cuidadosamente construida. El equipo arqueológico, dirigido por el Instituto de Arqueología y apoyado por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, inició una excavación que ha revelado una tumba de unos 9 metros de largo por 6 de ancho, compuesta por una escalera monumental, una antecámara y una cámara funeraria principal de casi 2,5 metros de altura.
Un mausoleo con inscripciones únicas y dedicación divina
El conjunto arquitectónico no deja lugar a dudas. Según los arqueólogos, nos encontramos ante un mausoleo, un tipo de sepultura reservada para personajes de alto estatus durante el Imperio Romano. Pero lo que ha captado mayor atención ha sido el descubrimiento de varias inscripciones esculpidas sobre las paredes de la cámara. Una de ellas, escrita en griego pero con contenido claramente latino, identifica al individuo allí enterrado con el nombre de Gelliano, un nombre típico del periodo imperial. Otra, aún más sorprendente, está dedicada a Júpiter, el dios supremo del panteón romano, lo que sugiere que el difunto no solo gozaba de una posición destacada en la sociedad, sino también de vínculos religiosos o rituales de gran prestigio.
Este tipo de dedicación epigráfica no se había documentado jamás en la región de Dibra, a la que pertenece Strikçan, lo que convierte el hallazgo en una rareza a nivel epigráfico y arqueológico. Los arqueólogos también hallaron otras piedras sueltas con inscripciones similares, aunque se sospecha que podrían proceder de un monumento cercano aún no excavado, posiblemente sepultado bajo campos de cultivo y zonas de extracción de piedra.

Evidencias materiales de un estatus privilegiado
Dentro de la tumba, a pesar de haber sido saqueada en al menos dos ocasiones —una en época antigua y otra más recientemente mediante maquinaria pesada—, el equipo de excavación ha recuperado piezas de gran valor. Entre los objetos funerarios aparecen platos de vidrio, cuchillos, utensilios de hueso y, lo más llamativo, fragmentos de un tejido antiguo bordado con hilos de oro. Este último hallazgo es considerado como una prueba inequívoca del alto rango social del enterrado, que posiblemente formaba parte de la administración local romana o era miembro de una familia aristocrática romanizada.
El lugar no albergaba solo un cuerpo. Aunque los restos han sido severamente alterados por los saqueos, los arqueólogos identificaron vestigios óseos correspondientes a al menos dos individuos, lo que refuerza la hipótesis de una sepultura familiar. En época romana, era común que los mausoleos sirvieran para albergar a varios miembros de una misma familia o linaje, especialmente entre las élites provinciales.
Una pieza clave en el mapa arqueológico de Albania
El hallazgo se enmarca dentro del proyecto de investigación científica “Kërkime Arkeologjike në Luginën e Bulqizës” (Investigaciones Arqueológicas en el Valle de Bulqizë), y tiene implicaciones de gran calado para la comprensión de la romanización en esta parte de los Balcanes. Durante siglos, el norte de Albania formó parte de la antigua provincia romana de Illyricum, una región que incluía también territorios actuales de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro. Aunque se sabía de la presencia romana en la zona, nunca antes se había descubierto una tumba monumental de estas características, lo que cambia por completo la narrativa sobre el grado de integración de la élite local en el mundo romano.
El diseño arquitectónico del mausoleo, los elementos decorativos tallados en sus muros y la calidad del ajuar funerario colocan esta tumba al mismo nivel que otras encontradas en centros urbanos de mayor importancia del Imperio. Y lo hace en una zona rural, lejos de las grandes ciudades romanas, lo que plantea nuevas preguntas sobre la distribución del poder, la movilidad de las élites y los centros de culto en esta región durante los siglos III y IV d.C.

Patrimonio en expansión y potencial turístico
El hallazgo ha despertado un entusiasmo inesperado entre la población local, que ha acudido en masa a ver el sitio desde que se hizo pública la noticia. Ante esta respuesta y el valor excepcional del descubrimiento, las autoridades albanesas ya han iniciado los trámites para declarar el yacimiento como bien protegido y, eventualmente, integrarlo en una ruta turística patrimonial. En un país que ha visto duplicarse el número de visitantes en la última década, el desarrollo del turismo arqueológico podría convertirse en una vía sostenible para preservar y dar a conocer estos tesoros ocultos.
Actualmente, Albania ya cuenta con importantes yacimientos romanos como Butrint, ciudad costera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No obstante, la aparición de esta tumba monumental en Strikçan aporta un nuevo punto de interés en el interior montañoso del país y refuerza la diversidad del patrimonio romano en suelo albanés.
Este mausoleo no es solo una estructura funeraria antigua. Es un testimonio en piedra de una época en la que la identidad local se entrelazaba con la influencia de Roma, un símbolo de estatus, fe y pertenencia cultural. Su descubrimiento no solo añade una nueva página a la historia de Albania, sino que también nos recuerda que bajo las capas de tierra más insospechadas puede esconderse un legado que reescribe todo lo que creíamos saber sobre el pasado.
Cortesía de Muy Interesante
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