Arqueólogos descubren en Turquía el sofisticado ‘spa’ de un obispo de hace 1.500 años: tenía calefacción, mosaicos y días gratis para el pueblo

En el corazón de la antigua ciudad de Olympos, al sur de la actual Turquía, un equipo de arqueólogos ha sacado a la luz un complejo que está reescribiendo lo que creíamos saber sobre la vida de los obispos bizantinos. Bajo los restos de una urbe que floreció entre el Mediterráneo y las abruptas montañas de Licia, se escondía una estructura monumental que une lujo, religiosidad y servicio público: un sofisticado baño termal de más de 200 metros cuadrados, adosado a la residencia privada de un obispo del siglo V.

A simple vista, podría parecer uno de tantos restos romanos que salpican la costa anatolia. Pero esta edificación, cuidadosamente diseñada con sistema de calefacción, hornos de aire caliente y accesos duales, deja entrever una realidad mucho más compleja. En la época tardoantigua, los líderes religiosos no solo guiaban el alma de los fieles. También gestionaban los bienes, la salud y la organización de las ciudades.

El obispo como figura cívica

La aparición de este baño episcopal, único en su tipo por su tamaño y funcionalidad, refuerza una idea que los historiadores ya venían barajando desde hace décadas: los obispos de la era bizantina eran mucho más que cabezas espirituales. En las ciudades cristianizadas del Imperio de Oriente, estos hombres controlaban recursos, administraban bienes comunales, supervisaban obras públicas y encarnaban la autoridad moral y política.

Lo interesante del hallazgo en Olympos es que ese papel no se limitaba al púlpito ni a las decisiones eclesiásticas. El baño, aunque anexo a la vivienda del obispo, tenía un acceso separado desde la calle. Esto permitió que, en determinados días de la semana, los ciudadanos comunes pudieran utilizarlo de forma gratuita, en lo que parece haber sido una acción planificada de servicio público con fines higiénicos y sanitarios.

El gesto tiene un simbolismo poderoso. En una época en la que el acceso al agua caliente era un lujo reservado a las élites o a las termas públicas —cada vez menos frecuentes tras la caída del poder romano—, permitir que los más humildes se beneficiaran de esta instalación era un claro mensaje de autoridad benevolente. El obispo no solo estaba llamado a salvar las almas, también cuidaba de los cuerpos.

Las ruinas halladas en Olympos revelan cómo vivían y ejercían su poder los primeros líderes cristianos
Las ruinas halladas en Olympos revelan cómo vivían y ejercían su poder los primeros líderes cristianos. Foto: AA Photo

Un diseño excepcional

Los arqueólogos que llevan años trabajando en las excavaciones de Olympos, enmarcadas en el programa “Herencia para el Futuro” del Ministerio de Cultura turco, no esperaban encontrar una estructura tan bien conservada. Las termas no solo cuentan con las habituales salas de agua caliente, templada y fría, sino que incorporan un sistema de calefacción por hipocausto —aire caliente que circula bajo el suelo— y muros calefactados, lo que lo convierte en un ejemplo singularmente avanzado para su época.

Los muros conservan restos de revestimientos y fragmentos de mosaicos, y las habitaciones presentan una distribución racional que sugiere una planificación arquitectónica cuidada. Todo indica que se trató de una obra financiada y planificada con criterio, no una improvisación doméstica.

Además, se han descubierto accesos que conectan directamente el baño con el resto de la residencia episcopal, confirmando que el uso privado coexistía con el acceso público. Es un recordatorio tangible de cómo se fundían en una sola figura el poder doméstico y el colectivo.

Olympos: un cruce de mundos

La ciudad de Olympos no es una desconocida para la arqueología. Fundada durante el periodo helenístico, formó parte de la Liga Licia y más tarde del Imperio Romano, antes de abrazar el cristianismo en época bizantina. Su ubicación estratégica en la costa mediterránea la convirtió en un centro comercial y cultural durante siglos.

Los trabajos arqueológicos, iniciados en 2006, han permitido identificar necrópolis, templos paganos, iglesias, viviendas y mercados. El hallazgo del baño episcopal se suma a una larga lista de descubrimientos que permiten reconstruir la evolución social de una ciudad que sobrevivió a múltiples cambios políticos y religiosos.

En el mismo sector donde apareció el baño, también se han encontrado restos de una iglesia decorada con mosaicos de guijarros y otras viviendas, según recogen en Türkiye Today. Es evidente que este núcleo urbano seguía vivo y funcional en el siglo VI, incluso después de las grandes transformaciones que habían sacudido el Mediterráneo tras la desintegración del Imperio romano de Occidente.

Un equipo de arqueólogos trabaja en la conservación de los mosaicos de una iglesia bizantina en la antigua ciudad de Olympos, en Antalya
Un equipo de arqueólogos trabaja en la conservación de los mosaicos de una iglesia bizantina en la antigua ciudad de Olympos, en Antalya. Foto: AA Photo

Una lección desde el pasado

Lo más fascinante del descubrimiento no es solo su estado de conservación o su valor arquitectónico, sino lo que revela sobre la concepción del poder en la Antigüedad tardía. La figura del obispo, muchas veces asociada a la espiritualidad pura o al ascetismo, aparece aquí revestida de un carácter práctico, urbano y comunitario.

La gestión del baño público, su mantenimiento y su apertura regular a los ciudadanos no eran solo actos de caridad, sino también formas de afianzar la autoridad episcopal en un mundo donde la administración imperial estaba cada vez más ausente en las regiones periféricas. El obispo se convertía, así, en el garante del orden social y moral, pero también del bienestar físico de la comunidad.

Este tipo de hallazgos nos obliga a matizar los esquemas tradicionales con los que entendemos la historia del cristianismo. En lugar de figuras retiradas del mundo, muchos líderes religiosos fueron actores activos en la política urbana, utilizando sus recursos no solo para predicar, sino para intervenir de forma concreta en la vida cotidiana.

El baño de Olympos es, en este sentido, mucho más que una reliquia arquitectónica: es un testimonio tangible de cómo las ideas de caridad, servicio y poder se entrelazaban en la Antigüedad. Y sobre todo, es un recordatorio de que la Historia, a menudo, se escribe en los lugares donde menos lo esperamos: entre los muros derruidos de un baño olvidado.

Cortesía de Muy Interesante



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