Arqueólogos descubren nuevas estancias y frescos en la villa cerca de Pompeya que podría haber pertenecido a la segunda esposa de Nerón

En el mundo de la arqueología, algunos descubrimientos no solo arrojan luz sobre el pasado, sino que reavivan toda una época. Así ha ocurrido en Italia, donde recientes excavaciones en la Villa de Poppea (o Villa Poppea), ubicada en Oplontis (actual Torre Annunziata, cerca de Nápoles), han revelado con extraordinaria claridad los lujos que rodeaban a la élite romana antes de que el Vesubio sepultara su mundo en el año 79 d.C.

Esta villa, atribuida tradicionalmente a Popea Sabina, segunda esposa del emperador Nerón, sigue revelando sus secretos a través de un proyecto de excavación y restauración que acaba de sacar a la luz estancias inéditas, moldes de árboles desaparecidos y un conjunto de frescos de una riqueza visual asombrosa. Según el comunicado oficial del Parque Arqueológico de Pompeya, estos hallazgos no solo enriquecen el conocimiento sobre la villa en sí, sino que también permiten comprender mejor cómo se articulaban las relaciones entre el ser humano, el arte y el entorno natural en tiempos del Alto Imperio romano.

Un salón que habla en colores y símbolos

El llamado Salón de la Máscara y el Pavo Real, uno de los espacios más refinados de la villa, ha sido protagonista de este nuevo capítulo arqueológico. Decorado con el denominado segundo estilo pompeyano, caracterizado por ilusiones ópticas arquitectónicas y juegos de profundidad, el salón ha devuelto a la luz fragmentos pictóricos que incluyen animales simbólicos y elementos teatrales, todos ellos ejecutados con una precisión y vivacidad cromática que resulta sorprendente tras casi dos milenios bajo tierra.

Uno de los frescos más llamativos es el de una pava (hembra del pavo real), cuya representación complementa al macho ya conocido en el mismo muro, generando una composición especular que refuerza la estética simétrica de la sala. La elección del pavo real no es casual: en el imaginario romano, este animal estaba vinculado a la diosa Juno, símbolo de poder y majestad femenina. La escena gana aún más fuerza si se considera que esta villa pudo pertenecer a una de las mujeres más influyentes del siglo I.

También se han encontrado fragmentos de máscaras teatrales, una de ellas claramente perteneciente a la Comedia Atelana, una forma de teatro popular e improvisado. El personaje identificado es Pappus, un viejo ridículo que intenta aparentar juventud. Esta inclusión teatral contrasta con otras representaciones trágicas halladas en la villa y sugiere una intención decorativa rica en matices emocionales y sociales.

Un fragmento de un fresco con la imagen de una pavonessa (hembra del pavo real) ha salido recientemente a la luz durante las excavaciones en la Villa de Poppea, en las proximidades de Pompeya
Un fragmento de un fresco con la imagen de una pavonessa (hembra del pavo real) ha salido recientemente a la luz durante las excavaciones en la Villa de Poppea, en las proximidades de Pompeya. Foto: Parque Arqueológico de Pompeya

Ecos de jardines perdidos y habitaciones reveladas

El descubrimiento no se limita a lo pictórico. Los arqueólogos también han logrado obtener calcos de las raíces de árboles ornamentales que rodeaban el peristilo de la villa. Gracias a las técnicas de vaciado en yeso, similares a las utilizadas en los moldes de las víctimas de Pompeya, se han identificado los huecos dejados por los troncos, lo que permite reconstruir cómo estaba organizado el jardín en torno a un doble orden de columnas. Todo apunta a un diseño geométrico, armonioso y lleno de significado simbólico, comparable al de otras domus pompeyanas. Aunque no se ha confirmado la especie exacta, las investigaciones botánicas anteriores en la zona sugieren que se trataba de olivos, una especie con fuerte carga simbólica también en la Península Ibérica, donde los olivares fueron ya en época romana un pilar económico y cultural.

Otro de los logros más destacados de esta campaña ha sido la identificación de cuatro estancias adicionales, lo que eleva a 103 el número total de espacios conocidos en la villa. Entre ellas destaca un ambiente de planta absidal que posiblemente formaba parte del sector termal, reforzando la idea de que esta residencia no solo era lujosa, sino también funcional, adaptada a las comodidades de una élite exigente.

Asimismo, el hallazgo de un paleocauce, un antiguo cauce estacional que atravesaba la zona y erosionó parte de los depósitos volcánicos posteriores al 79 d.C., ofrece nueva información sobre los cambios geológicos y paisajísticos sufridos en el entorno desde la Antigüedad hasta nuestros días.

También se están llevando a cabo labores de restauración en algunas de las estancias más ricamente decoradas de la villa
También se están llevando a cabo labores de restauración en algunas de las estancias más ricamente decoradas de la villa. Fotos: Parque Arqueológico de Pompeya/Christian Pérez

Restauración con lupa

El proyecto de recuperación no solo se ha centrado en el descubrimiento, sino también en la restauración de ambientes ya conocidos pero altamente deteriorados. Dos pequeños cuartos de descanso o cubicula, situados en la parte suroccidental de la villa, han sido objeto de una meticulosa intervención que ha devuelto el color y la claridad a sus decoraciones murales, sus estucos y sus mosaicos.

Uno de estos espacios, decorado en segundo estilo, muestra mármoles fingidos y arquitecturas irreales que amplían visualmente el espacio, con motivos de cassettoni en las bóvedas y paisajes en las lunetas. El suelo, aunque parcialmente perdido, conserva un mosaico geométrico en blanco y negro. El segundo cuarto, más austero y en tercer estilo, tiene paredes monocromas y motivos florales, con indicios de una bóveda que nunca llegó a terminarse. Todo indica que se encontraba en proceso de remodelación cuando el Vesubio interrumpió bruscamente la vida en la villa.

El uso del azul egipcio —uno de los pigmentos más costosos y sofisticados del mundo antiguo— en algunas secciones añade un toque de prestigio adicional, confirmando que estos espacios no eran secundarios, sino cuidadosamente diseñados para la contemplación y el descanso.

Otro de los elementos encontrados
Otro de los elementos encontrados. Foto: Parque Arqueológico de Pompeya

Una ventana a la vida de la élite romana

Este proyecto arqueológico, en marcha desde hace varios meses, está planteado no solo como una excavación científica, sino como una operación de puesta en valor del sitio. Se prevé que, en un futuro próximo, los restos recuperados puedan integrarse en un circuito museístico conectado con el cercano edificio del Spolettificio Borbónico, que será acondicionado con espacios expositivos y servicios para visitantes. Así, la historia volverá a dialogar con el presente.

La Villa Poppea nos habla de un momento específico de la historia del Imperio, pero también de aspectos universales: la domesticación del lujo, la representación del poder, la interacción entre el hombre y su entorno. En muchos sentidos, este hallazgo recuerda la riqueza de las villas romanas hispanas, como la de La Olmeda en Palencia o la de Fuente Álamo en Puente Genil, donde también el color, el mosaico y el simbolismo se entrelazan para contar la historia de sus moradores.

Con cada fragmento recuperado, con cada estancia revelada, la Villa de Poppea reconstruye no solo sus muros, sino también la memoria de un mundo enterrado bajo la ceniza, que hoy resurge con nuevos matices para seguir escribiendo la historia de Roma.

Cortesía de Muy Interesante



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