A apenas unos kilómetros del bullicioso centro de Nápoles, bajo la tierra aparentemente tranquila de Giugliano in Campania, ha emergido una ventana al pasado que ni los arqueólogos más optimistas esperaban abrir. En el corazón de la antigua colonia romana de Liternum, un equipo de excavación ha desenterrado una necrópolis con un grado de conservación tan excepcional que permite asomarse, casi sin filtros, a la vida —y la muerte— de sus habitantes entre los siglos I a.C. y III d.C.
Lejos de ser un hallazgo más entre los muchos del sur de Italia, esta necrópolis ha revelado no solo estructuras funerarias cuidadosamente diseñadas, sino también un detalle que ha acaparado todas las miradas: la tumba de un gladiador, con su epitafio inscrito en mármol. Un testimonio directo que habla del destino final de estos combatientes que, pese a su condición social, encontraron en Liternum no solo refugio tras la arena, sino incluso reconocimiento póstumo.
Un paisaje funerario monumental
Tal y como se ha comentado en un comunicado de prensa, el área excavada se extiende por más de 150 metros cuadrados y está situada en una zona ya protegida, no lejos del foro y del antiguo anfiteatro de la colonia. Allí han salido a la luz dos grandes recintos funerarios delimitados por muros estucados en blanco y rojo, signos visibles de una arquitectura funeraria planeada y jerarquizada. Separando ambos espacios, destaca un pozo profundo de ladrillo, que pudo haber tenido un uso cultual o ritual, asociado a las ceremonias funerarias que acompañaban las inhumaciones.

En el centro de uno de estos recintos se conserva un mausoleo cuadrangular de tres metros por lado, construido en opus reticulatum —una técnica romana que alterna pequeñas piedras dispuestas en forma de red— y rematado con nichos enlucidos donde se alojaban urnas cinerarias. Su estilo, sobrio pero refinado, sugiere que se trataba de una construcción de élite, probablemente destinada a una familia prominente de la colonia.
Lo que más ha sorprendido a los investigadores es la variedad de tipos de enterramientos descubiertos. En total, se han contabilizado unas veinte tumbas, distribuidas en torno a los recintos principales. Algunas siguen el modelo de tumbas infantiles o de adultos cubiertas con tejas dispuestas a dos aguas; otras pertenecen al tipo enchytrismòs, donde el cuerpo era depositado dentro de grandes ánforas o vasijas de cerámica, una práctica más común en el ámbito griego y oriental del Imperio. También hay sepulturas de caja hechas con ladrillos cuidadosamente dispuestos y selladas con mortero, que hablan de una población que, aunque provincial, adoptaba prácticas funerarias cosmopolitas.

Los objetos encontrados junto a los cuerpos completan el retrato: monedas, lucernas decoradas con motivos mitológicos y pequeños vasos de cerámica que pudieron contener perfumes o aceites utilizados en los rituales de despedida. Estos elementos no solo refuerzan las dataciones de las tumbas, que abarcan desde el final de la República hasta bien entrada la Edad Imperial, sino que permiten reconstruir aspectos de la vida cotidiana, los hábitos religiosos y las diferencias sociales entre los habitantes de Liternum.
Un gladiador inmortalizado en mármol
Pero sin duda, la joya del hallazgo es una lápida de mármol en perfecto estado de conservación, con una inscripción dedicada a un gladiador. Aunque no se ha revelado su nombre completo, el texto alude a su papel como luchador y a su destino final como hombre libre, enterrado con dignidad. Es un hallazgo poco común, no solo por su estado, sino por lo que representa: un cambio de percepción respecto al lugar social que ocupaban estos combatientes, que en vida eran esclavos o condenados, pero que tras la muerte podían obtener un reconocimiento casi heroico.
Este epitafio no es un caso aislado en la península, pero sí es inusual encontrarlo en un contexto provincial como Liternum, lo que indica que incluso en las colonias alejadas del centro de poder, los gladiadores eran figuras significativas, bien como entretenimiento, bien como símbolo de resistencia y coraje.

Una vía romana, nuevas hipótesis
Más allá de las tumbas, este descubrimiento ha reavivado el interés por el trazado original de la Via Domitiana, la carretera construida por orden del emperador Domiciano en el año 95 d.C. para conectar Roma con las ciudades portuarias del sur, como Puteoli (actual Pozzuoli). La disposición de las sepulturas sugiere que la antigua vía pasaba justo por esta zona, flanqueada por necrópolis como era habitual en las entradas a las ciudades romanas. Esto no solo permite reevaluar los mapas antiguos, sino también replantear el crecimiento urbano y el desarrollo territorial de Liternum, que pudo haber sido más amplio e importante de lo que se pensaba.
Este nuevo capítulo arqueológico llega tras la reciente excavación de la llamada “Tumba del Cerbero”, hallada también en Giugliano, y confirma que esta zona del Lacio y Campania está viviendo un renacimiento en cuanto a descubrimientos arqueológicos se refiere. El estado de conservación de los muros, la riqueza de las sepulturas y la variedad de tipologías encontradas hacen de esta necrópolis un caso excepcional para el estudio de la romanización en las provincias.
El equipo liderado por la arqueóloga Simona Formola continúa las investigaciones, combinando excavaciones in situ con estudios de archivo y análisis de materiales. Todo indica que todavía hay mucho por desenterrar en esta esquina olvidada del Imperio romano, donde las piedras siguen hablando y los muertos, siglos después, aún tienen mucho que contar.
Referencias
- Soprintendenza Archeologia Belle Arti e Paesaggio per l’Area Metropolitana di Napoli. Scoperte nella necropoli di Liternum. Publicado el 21 de marzo de 2025. Consultado el 23 de marzo de 2025
Cortesía de Muy Interesante
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