La antigua ciudad inca de Cusco, conocida como la capital del Tahuantinsuyo, no solo fue un centro político y cultural en la superficie, sino que también ocultaba un intrincado sistema subterráneo. Los arqueólogos Jorge Calero Flores y Mildred Fernández Palomino confirmaron la existencia de una red de túneles conocida como la Chincana , que conecta el Templo del Sol (Coricancha) con La fortaleza de Sacsayhuaman, y recorre aproximadamente 1.750 metros.
Este hallazgo, presentado recientemente en una conferencia de prensa en Cusco, pone fin a siglos de especulaciones alimentadas por textos históricos de los siglos XVI y XVII. Estos documentos, escritos por cronistas como Anello de Oliva y un jesuita anónimo, describían pasadizos subterráneos que atravesaban la ciudad, detalla National Geographic.
Métodos modernos para un descubrimiento ancestral.
El descubrimiento fue posible gracias al uso de tecnología avanzada como el radar de penetración terrestre (GPR) y la prospección acústica. Según DW, estas técnicas permitieron mapear los túneles con precisión y detectar cavidades subterráneas bajo la superficie de Cusco.
Jorge Calero explicó que los túneles fueron construidos con el método de cortar y cubrir: los incas excavaban trincheras, las reforzaban con muros de piedra y techos de vigas talladas y luego las cubrían. Estas tienen estructuras entre 1,6 y 2,6 metros de altura y hasta 2,6 metros de ancho, dimensiones que sugieren que fueron diseñadas para el paso de la nobleza inca, según Lima Gris.
La Chincana no solo conecta dos de los sitios más emblemáticos de la cultura inca, sino que también refleja un diseño urbano planificado. Según Popular Mechanics, los investigadores creen que los túneles eran una representación subterránea de las calles y pasarelas de la ciudad de Cusco.
El sistema incluye tres ramificaciones adicionales: una hacia Muyucmarca, una de las torres de Sacsayhuamán; otra hacia el sitio arqueológico de Callispuquio; y una tercera que pasa por detrás de la iglesia de San Cristóbal, explica DW.
Los textos históricos que guiaron la exploración.
Los textos jesuitas del siglo XVI fueron clave para localizar la Chincana. Según National Geographic, un relato de 1594 describía un pasaje subterráneo que conectaba el Templo del Sol con la fortaleza de Sacsayhuamán, pasando bajo la catedral de Cusco y las casas del obispo.
Además, el cronista Anello de Oliva mencionó múltiples túneles que recorrían la ciudad. Estos textos históricos inspiraron a los arqueólogos a iniciar la búsqueda en puntos estratégicos identificados gracias a las fuentes escritas.
Aunque la red de túneles ya fue localizada, los investigadores aún no han accedido básicamente a su interior. Según Popular Mechanics, el siguiente paso será excavar en puntos clave para explorar los túneles. Este proceso podría comenzar en los próximos meses, todo depende de los permisos otorgados por el Ministerio de Cultura del Perú.
La arqueóloga Mildred Fernández afirmó que las excavaciones buscan responder preguntas sobre el propósito original de la Chincana: ¿Fue un sistema de transporte para la élite inca, un refugio en tiempos de guerra, o tenía un significado religioso?
La importancia cultural y política del hallazgo.
El descubrimiento de la Chincana no solo es un logro arqueológico, sino también un símbolo de la herencia cultural peruana. Según Lima Gris, el Congreso de la República destacó la importancia de este hallazgo y felicitó al equipo de investigadores liderado por Calero y Fernández.
Además, organizaciones como la Asociación de Comunidades Indígenas del Parque Arqueológico de Sacsayhuamán han respaldado este proyecto.
Cusco, ubicada a 210 kilómetros de Machu Picchu, es un punto de interés arqueológico y turístico. Según National Geographic, este descubrimiento refuerza la percepción de que la ciudad era un centro de ingeniería avanzada y planificación.
Cortesía de Xataka
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