Arrestan al hombre que provocó el incendio más letal de la historia de Los Ángeles

Un hombre fue detenido sospechoso de haber iniciado un letal incendio que en enero devoró una lujosa comunidad costera en el sur de California, informaron las autoridades estadounidenses este miércoles.

Jonathan Rinderknecht, de 29 años, fue arrestado el martes en Florida, en el este del país, y debe presentarse ante la corte para responder a cargos de destrucción de propiedades por fuego, en conexión con el infierno que mató a una docena de personas y carbonizó miles de estructuras de Pacific Palisades, en Los Ángeles.

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“La investigación sostiene que la irresponsabilidad de una única persona causó el peor incendio que Los Ángeles ha visto, provocando muerte y amplia destrucción en Pacific Palisades”, dijo el fiscal estadounidense Bill Essayli en una rueda de prensa junto a otros departamentos que participaron en el caso.

Según las investigaciones, el incendio que arrasó Pacific Palisades fue una continuación de otro incendio que ardió en la región el 1 de enero y que fue bautizado como Lachman.

Rinderknecht, quien trabajaba la noche del 31 de diciembre como conductor de Uber, habría dejado un pasajero en Pacific Palisades esa noche, y después habría manejado a una caminería rodeada de prominente vegetación, en donde las autoridades creen encendió las llamas.

“Aunque los bomberos sofocaron rápidamente el incendio Lachman, el fuego continuó ardiendo de manera subterránea y oculta dentro de la estructura de raíces de la densa vegetación”, dijo la Fiscalía.

Una semana después, las llamas se desataron en Pacific Palisades, obligando a miles de residentes a huir, y reduciendo a cenizas comunidades enteras en este enclave en las montañas al borde de la costa.

Las llamas llegaron hasta la vecina Malibú, con lujosas mansiones frente al litoral californiano.

“Maldades”

Rinderknecht residió en el vecindario en una época, por lo que estaba familiarizado con sus senderos que se abren en medio de tupida vegetación, precisó Essayli.

El sospechoso habría filmado videos con su teléfono, e intentado contactar a un amigo desde el sendero en donde se cree inició el fuego, y luego habría llamado al servicio de emergencia para reportar el incendio, detalló la investigación.

“Rinderknecht después huyó en su carro, pasando los vehículos de los bomberos que manejaban en la dirección opuesta. Luego se regresó y siguió a los bomberos a la escena”, agregó la Fiscalía.

El sospechoso volvió al sendero, desde donde tomó más imágenes de los bomberos y las llamas.

Interrogado el 24 de enero, el sospechoso negó haber estado en el lugar, pero la geolocalización de las llamadas lo ubica a tan solo 9 metros de la raíz del incendio.

En su teléfono, las autoridades consiguieron además imágenes generadas previamente por IA mostrando una ciudad en llamas.

El incendio de Pacific Palisades ardió con ferocidad, avivado por fuertes ráfagas de viento que desafiaron considerablemente la acción de los bomberos que atacaron por aire y tierra las llamas.

Las densas columnas de humo oscurecieron el habitual cielo pintoresco en la región, en tanto que buena parte de Malibú y de Pacific Palisades parecían remanentes de una zona de guerra, con carros derretidos, casas completamente destruidas y vegetación calcinada.

Las autoridades, sin embargo no ofrecieron explicaciones sobre qué motivó al sospechoso.

“Me gustaría que pudiésemos entrar en la cabeza de alguien, pero no podemos”, dijo Kenny Cooper, del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.

“La gente hace maldades por cualquier motivo. Y no voy a especular o entrar en esto, como si tuviésemos evidencias al respecto. Eso se abordará en el juicio”, afirmó.

De ser hallado culpable, el sospechoso podría enfrentar hasta 20 años en una prisión federal.

En enero, otro incendio no relacionado ardió en Altadena, una comunidad al norte de Los Ángeles, donde 19 personas fallecieron.

La causa no ha sido oficialmente establecida, pero se cree que fue un problema en el tendido eléctrico de la región.

Cortesía de El Economista



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