Un disparo en la cabeza acabó este viernes con la vida de la exdiputada ucrania Irina Farion, de 60 años, mientras caminaba por la calle en la ciudad de Lviv, en el oeste del país. En torno a las ocho de la tarde, un hombre se acercó a la política ultranacionalista y lingüista y abrió fuego contra ella. Farion fue trasladada al hospital desde la calle de Masaryka, en la zona norte de la urbe, donde tuvo lugar el suceso, pero unas horas después, sobre las 23.00, el alcalde de Lviv, Andrii Sadovii, informó de su muerte. “Siempre digo que ya no hay lugar seguro en Ucrania”, manifestó Sadovii, que tildó el asesinato de “audaz y descarado”. La policía de la ciudad y de la región de Lviv, así como el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, en sus siglas ucranias), el espionaje interno, investigan los hechos. El autor del asesinato sigue a la fuga.
Farion era una voz política muy conocida y polémica en el país por su postura radical en defensa del uso de la lengua ucrania. Su extremismo era tal que, tras el comienzo de la invasión a gran escala rusa, en febrero de 2022, llegó a cuestionar el patriotismo de los combatientes de Azov por hablar ruso. “Si no hablan ucranio, que se llamen a sí mismos rusos (…). Si son tan grandes patriotas, que demuestren su patriotismo”, manifestó. Los miembros del batallón de Azov, considerados por muchos ciudadanos héroes, fueron la punta de lanza de la defensa de la ciudad de Mariupol, en el este del país, donde muchos ucranios hablan la lengua rusa en su vida diaria.
Según ha informado este sábado el ministro de Interior ucranio, Igor Klimenko, de entre las líneas de investigación que se manejan estarían, en primer lugar, las “actividades públicas y políticas [de Farion] y la animosidad personal [del agresor]”. El principal sospechoso, según ha comunicado Klimenko en rueda de prensa, es un individuo visto en las últimas dos semanas junto al inmueble en el que vive la exdiputada, sentado durante largos periodos, con una vestimenta que no correspondería a la habitual para las temperaturas de verano. “El tirador se ha preparado con antelación, no fue un asesinato espontáneo”, ha añadido el ministro.
Farion se unió en 2005 al partido ucranio ultranacionalista Svoboda (Libertad), heredero del populista de extrema derecha Partido Social-Nacional de Ucrania. Según recoge el diario Kyiv Post, la política reconoció años atrás haber tenido un pasado comunista, en el periodo de la Unión Soviética, aunque, según su versión, para “destruirlo desde dentro”. En las elecciones de 2012, obtuvo su acta de diputada por Lviv, algo que no pudo repetir en comicios posteriores. Debido a sus comentarios hacia los combatientes ucranios durante la actual guerra, la Universidad Politécnica Nacional de Lviv, donde impartía clase en el Departamento de Lengua, despidió a Farion. El pasado mayo, un tribunal de apelaciones en el que la exdiputada había recurrido la decisión, rehabilitó a la profesora en sus funciones.
El uso de la lengua rusa, natural para gran parte de la población del este de Ucrania por la cercanía de la frontera con Rusia, se ha convertido en la última década en un tema controvertido en el país. La intromisión política de Moscú, primero, y la invasión del territorio, después, han impulsado el debate sobre la práctica del ruso, considerado por muchos la lengua del opresor o del ocupante. Una de las banderas utilizadas contra Ucrania por el presidente ruso, Vladímir Putin, incluso como pretexto para su ofensiva, ha sido el supuesto intento por parte de Kiev de suprimir la lengua rusa en el país.
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Cortesía de El País
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