El cine ha reflejado las tensiones de la Guerra Fría, explorando sus conflictos e ideologías. El tercer hombre (1949), La vida de los otros (2006) y Ultimátum a la Tierra (1951) muestran distintas facetas de este periodo, desde la desconfianza y la opresión hasta el miedo a la destrucción global.
El tercer hombre
El inicio de la Guerra Fría aparece ya perfilado en El tercer hombre. Rodada –sobre un guion de Graham Greene que adapta su propia novela– en 1949, cuatro años después del final de la Segunda Guerra Mundial, la película sugiere las tensiones y los desencuentros de las fuerzas aliadas tras la derrota del Tercer Reich. Viena es en este caso el escenario del artificioso reparto territorial consecuencia del reciente conflicto, de resultados funestos en años posteriores.
El guion ya apunta algunas pinceladas sobre el papel de la URSS frente a las potencias occidentales: Harry Lime (Orson Welles), el criminal que trafica con penicilina, se refugia en la zona rusa; y su amante, Anna Schmidt (Alida Valli), de nacionalidad checoslovaca, teme ser deportada a esa área. Ya existe en El tercer hombre la fobia por lo soviético, a pesar de que el largometraje sea crítico con todo y con todos. En varias secuencias aparece la decepción de los liberados vieneses que, si bien han dejado de padecer la tiranía de los nazis, se encuentran ahora bajo el mandato y las directrices de unos desconocidos que ni hablan su lengua ni parecen querer entenderse con ellos.

Resulta, sin duda, una crítica excelente a los pacificadores y también a las consecuencias de la guerra sobre la población civil, además de seguir a pie juntillas la estructura y los personajes del mejor cine negro de la posguerra (y con la inolvidable música de Anton Karas puntuando la acción).
La vida de los otros
Sin duda es una de las películas más representativas de la última etapa de la Guerra Fría. Muestra a los espectadores lo que suponía vivir bajo el yugo de una dictadura comunista, en concreto en el Berlín Oriental de 1984. Quizá la elección de esa fecha no sea inocente, pues la novela en que George Orwell denunciaba el acoso policial y la vigilancia totalitaria de un futuro y distópico gobierno británico llevaba por título ese mismo año. En La vida de los otros (2006), todo el aparato represivo del sistema comunista y su corrupción quedan retratados.
Los protagonistas son el escritor Georg Dreyman (Sebastian Koch) y el agente de la Stasi que lo vigila, Gerd Wiesler (Ulrich Mühe). Los abusos de poder, la amenaza, el chantaje, la extorsión, la tortura, el espionaje y un larguísimo etcétera de conductas reprobables rodean a víctimas y verdugos. La crítica se extiende a la totalidad del sistema, ya que la represión y la falta de libertad se despliegan y reproducen en todos los estratos del régimen. En función del puesto en la escala de poder que cada sujeto ocupe, sufre abusos y al mismo tiempo los ejerce.

La película se desarrolla entre 1984 y los años posteriores a la caída del Muro de Berlín en 1989. El director Florian Henckel von Donnersmarck ofrece un final esperanzado, que de algún modo posibilita la reconciliación y superación del conflicto a través de esos dos personajes, el dramaturgo y su perseguidor.
Ultimátum a la Tierra
Muchas de las películas de ciencia ficción de los años 50 y 60 del siglo XX en Estados Unidos tenían un claro sustrato ideológico. Catástrofes, invasiones, marcianos, outsiders y fuerzas sobrenaturales no hacían sino traducir y retroalimentar el clima de pánico relacionado con la URSS y la eliminación de cualquier atisbo de comunismo. En realidad, fue la excusa perfecta para llevar a cabo una intensa manipulación ideológica y unos considerables recortes de libertades (solo hay que pensar en la caza de brujas del macartismo).
Ultimátum a la tierra (1951) se posiciona en un lugar diferente; sin dejar de presentar de forma crítica esos temas, propone un pacifismo a lo Hobbes y su Leviatán con origen en otros planetas de la galaxia. Ante los avances tecnológicos y la capacidad para la destrucción que ha desarrollado la raza humana, el resto de planetas, que son pacifistas, se sienten amenazados. La misión comandada por Klaatu (Michael Rennie) y el robot Gort (Lock Martin) aterriza con su platillo volante junto al Capitolio de Washington y advierte al conjunto de naciones del planeta Tierra de que, si no desisten en su capacidad destructiva, serán eliminadas.

Una más que inquietante película dirigida por Robert Wise, que logró un rotundo éxito en su tiempo y que sigue siendo una de las cumbres de la ciencia ficción.
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: