Durante siglos, la figura de Leonardo da Vinci ha permanecido envuelta en un aura de misterio. Artista incomparable, inventor visionario y científico adelantado a su tiempo, su legado ha inspirado incontables estudios. Sin embargo, una pregunta permanecía sin respuesta: ¿qué sabemos de su biología? Ahora, un ambicioso proyecto internacional acaba de lograr un avance sin precedentes. A través de un trabajo conjunto entre historiadores, genetistas y antropólogos, se ha logrado confirmar la existencia de descendientes vivos de su familia paterna y se ha identificado una tumba que podría albergar restos de sus parientes más cercanos. Estos hallazgos podrían permitir, por primera vez, reconstruir el perfil genético de Leonardo.
Este descubrimiento forma parte del Leonardo da Vinci DNA Project, cuya presentación oficial tendrá lugar el 22 de mayo de 2025 en el Teatro de Vinci, su ciudad natal. La iniciativa se ha plasmado en el libro Genìa Da Vinci. Genealogía e Genética per il ADN di Leonardo (Genìa Da Vinci. Genealogía y Genética para el ADN de Leonardo, en su traducción al español), publicado por Angelo Pontecorboli Editore, y es el resultado de más de tres décadas de investigación lideradas por los expertos italianos Alessandro Vezzosi y Agnese Sabato. Su trabajo no solo desvela un árbol genealógico que se remonta al año 1331 y abarca 21 generaciones, sino que ha permitido trazar la línea masculina directa de la familia da Vinci, clave para los análisis genéticos.
La línea genética masculina: un puente entre siglos
El gran eje de esta investigación ha sido el cromosoma Y, que se transmite casi inalterado de padre a hijo a lo largo de las generaciones. A partir de registros históricos, partidas de defunción y documentos notariales, se han identificado 15 descendientes varones vivos que comparten la línea masculina con el padre de Leonardo y su medio hermano Domenico Benedetto. Seis de ellos han sido sometidos a pruebas genéticas y todos han mostrado coincidencias claras en su cromosoma Y. Este hallazgo confirma una continuidad genética que se remonta al menos 15 generaciones.
Lo sorprendente es que Leonardo, quien nunca tuvo hijos —en parte porque no se conocen descendientes directos suyos—, tenía una extensa familia compuesta por más de veinte medio hermanos. La línea genética que ahora se confirma no procede de él directamente, sino de su entorno familiar masculino.
Pero el proyecto va más allá del rastreo genealógico. Gracias a una colaboración con la Universidad de Florencia, se ha comenzado la excavación de una tumba familiar en la iglesia de Santa Croce de Vinci. Allí se cree que fueron enterrados su abuelo Antonio, su tío Francesco y varios de sus medio hermanos. Durante las excavaciones se han recuperado fragmentos óseos, algunos de los cuales ya han sido datados por radiocarbono. Uno de estos restos corresponde a un varón de la época adecuada, lo que ha motivado su análisis paleogenético. Si el ADN extraído se conserva lo suficiente, podría compararse con el de los descendientes actuales y confirmar así su relación biológica.
La posibilidad de encontrar coincidencias no solo consolidaría la reconstrucción del linaje, sino que abriría una puerta insólita: la posibilidad real de obtener ADN del propio Leonardo, a través de restos familiares y quizá incluso por huellas dejadas en manuscritos, cuadernos o pinceles. Algo impensable hasta hace unos años.

Ciencia y patrimonio en diálogo: ¿puede el ADN revelar el genio?
Más allá de la emoción que despierta acercarse al código genético del autor de la Mona Lisa, el proyecto tiene una dimensión científica profunda. Uno de sus objetivos es analizar si existían predisposiciones biológicas que explicaran algunas de sus capacidades únicas, como su extraordinaria visión, su creatividad prodigiosa o su capacidad para trabajar incansablemente durante horas. También podría aportar datos sobre su salud, longevidad o causas de muerte, aún debatidas por los historiadores.
Otro de los aspectos más fascinantes del proyecto es cómo Leonardo pareció intuir, siglos antes, conceptos que hoy son fundamentales en genética, como la epigenética. En sus escritos sobre la herencia y la reproducción humana, especulaba sobre el impacto del entorno, la alimentación y las emociones en el desarrollo de los hijos. Una visión asombrosamente moderna que refuerza su figura como pensador universal.
El libro no se limita a la genética. Incluye un exhaustivo recorrido por la geografía y la historia familiar de los Da Vinci. Gracias al análisis de antiguos catastros y escrituras, los autores han localizado hasta siete casas familiares en el territorio de Vinci, así como dos propiedades que Leonardo heredó y que fueron motivo de disputa con sus hermanos. Este redescubrimiento del “territorio Leonardo” no solo enriquece el contexto histórico, sino que ayuda a preservar el patrimonio material ligado a su vida.
Entre las revelaciones más llamativas del libro se encuentra el hallazgo de un dibujo atribuido a Leonardo, nunca antes documentado, que representa una criatura fantástica bautizada como el “Unicornio Dragón”. Fue encontrado en una antigua casa de Vinci y contiene elementos visuales que recuerdan a sus estudios anatómicos de aves y murciélagos. Aunque su autoría aún no está confirmada, el estilo y la intensidad expresiva del dibujo han motivado su restauración y análisis científico.

Un espejo genético y una nueva forma de entender el pasado
Este proyecto no solo representa un hito en el estudio de Leonardo da Vinci, sino que marca un precedente en el uso combinado de genealogía histórica, arqueología y genética para acercarse a figuras del pasado. La reconstrucción de su perfil genético no busca mitificarlo aún más, sino profundizar en la comprensión de un ser humano excepcional, anclado en su tiempo pero con la mirada puesta en el futuro.
La localidad de Vinci, que hace más de cinco siglos vio nacer a un niño ilegítimo que cambiaría el curso del arte y la ciencia, se prepara ahora para acoger una nueva etapa de este viaje. Una etapa en la que la tecnología del siglo XXI se convierte en aliada de la historia, abriendo posibilidades que hace solo unas décadas parecían reservadas a la ciencia ficción.
Y quizás, en el futuro, una gota de sudor en un folio, una huella en el margen de un boceto o una célula atrapada en una pincelada podrían permitirnos mirar a los ojos, al fin, al verdadero Leonardo.
Cortesía de Muy Interesante
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