
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, mucho gusto en saludarte.
El verano del hemisferio norte entra en su fase última de influencia productiva, el cierre climático será altamente volátil.
Hasta ahora los cultivos veraniegos en Estados Unidos han gozado de un estupendo clima productivo, y de ello se desprenden análisis altamente optimistas. Tal vez demasiado optimistas y como esto aun está en proceso, no caeremos en la futurología.
Digamos que camino a una cosecha bastante generosa vamos y esto suma a una tónica productiva muy robusta en Sudamérica. Brasil estará cosechando un récord de maíz, y se liga a una campaña récord de soya, con lo cual el lado productivo conecta en gran escala al hemisferio norte y al hemisferio sur en el continente Americano.
Los inventarios finales se hacen grandes y ya estamos en esos tiempos donde se está planeando la siembra de una nueva campaña sin evidencia de disminución de área.
Argentina da un paso en la dirección correcta, y el gobierno disminuye de manera permanente en cierta proporción los aranceles exportadores. Eso sin duda le da un respiro al campo, pero en esencia, no es una fórmula de rentabilidad multiplicativa una vez que los precios han bajado significativamente, y ese es el gran tema del mañana.
El campo hace la tarea, y combinando tecnología y buen manejo, los cultivos encuentran una racha de buenas producciones globales que no encuentran cliente con facilidad. El consumo del mundo se siente un tanto en dudas.
La política comercial de Estados Unidos ha enrarecido el estado presente del comercio fluido, y eso nos lleva a la siguiente realidad.
El comercio el día de hoy no se hace de manera lógica y complementaria, se usa como una herramienta de presión.
Las negociaciones comerciales de las dos economías mas grandes del planeta, Estados Unidos y China, son en realidad un intercambio de prisioneros.
China ha estado totalmente ausente de comprar bienes agrícolas norteamericanos, Brasil se ha encargado de atender junto con Argentina estas necesidades, el mundo se está moviendo en bloques que no comunican crecimiento armónico.
La agenda de la Casa Blanca se hace cada vez más abrasiva, los resultados negativos que múltiples economistas proyectaban tras el ejercicio tarifario no han detenido el crecimiento en las valuaciones empresariales norteamericanas, en especial esas ligadas a la inteligencia artificial, que junto a la supuesta eficiencia desregulatoria sigue dando impulso y nuevos ánimos a los mercados accionarios norteamericanos.
La presente situación combinada de geopolítica errática, conflictos explosivos que no concluyen y un animo comercial enrarecido nos deja la condena de inclemente volatilidad.
Los mercados agrícolas bajistas son un reto para los compradores que al comprar y con el paso del tiempo, se dan cuenta que podrían haberlo hecho más eficientemente, y esas bajas para los vendedores se hacen agónicas.
Llega un punto en el que sus costos se sienten amenazados y el acarreo de inventarios difícil se financiar.
En México tenemos aun retos terribles, la producción agrícola viene muy lastimada tras sequias recurrentes que apenas parece que empiezan a ceder; sin embargo, esas sequias han mermado producción, el productor no tiene los kilos para defenderse y los precios internacionales lapidan aún más la rentabilidad.
Esta semana será muy interesante, veremos qué hace el mercado tras el reporte mensual de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA); tendremos una reunión entre Kremlin y la Casa Blanca, desconocemos si Ucrania se suma, pero si las cosas van bien, tal vez una tregua permita un poco de tranquilidad. Necesitamos un mundo más estable.
Cortesía de El Economista
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