
Desde que zarparon del puerto de Barcelona el pasado domingo 31 de agosto, los cientos de navegantes que viajan en las 20 embarcaciones que conforman la Global Sumud Flotilla sabían que enfrentaban peligros y riesgos de parte del Estado criminal de Israel, lo que no imaginaron es que los riesgos llegarían tan pronto.
Como se sabe, la Global Sumud Flotilla es probablemente el mayor esfuerzo de solidaridad internacional organizado desde la sociedad civil del mundo para apoyar y respaldar a una sociedad en específico, en este caso la población palestina, especialmente la de la Franja de Gaza, que tiene dos años de asedio, hambruna y genocidio cometido por las Fuerzas de Defensa de Israel bajo órdenes del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Tras zarpar de Barcelona, la flotilla hizo escala dos días en la isla española de Menorca y luego partieron nuevamente hacia el puerto tunecino de Sidi Bou Said, donde pretendían reagruparse, organizar la logística y la incorporación de nuevas embarcaciones. Pero mientras hacían esta escala, un par de embarcaciones de la flotilla fueron atacadas por drones, que no tenían rótulo pero que todo el mundo entendió que fueron enviadas por el Estado de Israel.
Primero fue atacada la embarcación Family, donde viajan algunos integrantes de la directiva de la Global Sumud Flotilla, como Greta Thunberg y el activista brasileño Thiago Ávila. Eso ocurrió a comienzos de esta semana y, al día siguiente, otro dron atacó otra nave, en este caso la embarcación Alma, en la que navegan algunos periodistas, entre ellos el mexicano Ernesto Ledezma.
No se trata de incidentes aislados ni menores. Se trata de ataques extraterritoriales de Israel en aguas de un país soberano como lo es Túnez. Si algo distingue a los gobiernos del Estado de Israel es que les importa un comino el derecho internacional. Además de atacar a las embarcaciones de la Global Sumud Flotilla en territorio de Túnez, Israel continuaba con sus despiadados ataques en la Franja de Gaza. Además de atacar Gaza y Túnez, Israel se pasó el derecho internacional por el arco del triunfo y atacó Líbano, Siria, Catar y Yemen.
Desde su fundación en 1948 como Estado independiente, con el patrocinio de Gran Bretaña, Israel ha violado sistemáticamente el derecho internacional y ha ignorado cada una de las resoluciones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitidas para condenar la ocupación de territorios palestinos. Israel se convierte así en uno de los estados que menos respetan el derecho internacional, como lo ha demostrado esta semana con los ataques en territorios soberanos de al menos seis territorios de Medio Oriente.
Por esta sistemática violación del derecho internacional, Israel debería ser expulsado de la ONU, como señala el artículo 6 de la Carta de esta organización: “Todo Miembro de las Naciones Unidas que haya violado repetidamente los Principios contenidos en esta Carta podrá ser expulsado de la Organización por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad”, pero esto no ocurre porque Israel cuenta con el respaldo de Estados Unidos, y apenas hasta hace una semana, también de Europa.
Al condenar al Estado de Israel como un estado que sistemáticamente viola el derecho internacional, no se condena a toda la población israelí y menos a los judíos como religión o cultura. Se condena a una clase gobernante que, con el patrocinio y respaldo de las potencias occidentales, ha establecido su dominio militar desestabilizando a Medio Oriente, sin importar que para ello haya que eliminar a la población palestina.
Este dominio militar de Israel en Medio Oriente no se explicaría sin el respaldo histórico que el gobierno de Estados Unidos ha hecho a las clases gobernantes y los militares israelíes. Desde su fundación en 1948 hasta 2024, se estima que Estados Unidos ha entregado más de 310 mil millones de dólares en ayuda a Israel, según un artículo de la revista Council on Foreign Relations.
Por este contexto, es sumamente grave el ataque de Israel contra las embarcaciones de la Global Sumud Flotilla, porque si estos ataques ocurren a dos mil kilómetros de distancia de Gaza, se puede anticipar que los ataques podrían ser más peligrosos al acercarse a la franja palestina. Y todo esto ocurre mientras Israel intensifica la destrucción, la hambruna y el genocidio contra la población de Gaza.
Cortesía de El Informador
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