
La nueva ola de inversión en inteligencia artificial (IA) en Estados Unidos ya dejó huella en la balanza comercial mexicana. De acuerdo con un análisis de Oxford Economics, la demanda estadounidense de maquinaria exenta de arancel , especialmente la asociada al procesamiento y almacenamiento de datos para centros de cómputo, empuja al alza los envíos de México
Aunque la industria automotriz enfrenta vientos en contra por aranceles de 25% a bienes que no cumplen con reglas de origen del T-MEC, la categoría de maquinaria se consolidó como el principal motor exportador del país.
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El giro se observa en las cifras más recientes. Las exportaciones nominales crecieron 7% anual en agosto y promedian un avance de 4.8% en lo que va del año, pese a los gravámenes impuestos por Washington.
Al mismo tiempo, el saldo comercial de mercancías, excluyendo petróleo y gasolinas, se amplió hasta un superávit cercano a 16,000 millones de dólares, niveles no vistos desde antes de la pandemia.
En paralelo, la concentración hacia el mercado estadounidense no cedió. Más de 80% de las ventas externas mexicanas sigue yendo a ese destino, y México ya es el principal socio comercial de Estados Unidos con casi 16% de sus importaciones.
Servidores y unidades de almacenamiento
De acuerdo con un reporte de Bank of America, las inversiones en infraestructura destinada a inteligencia artificial en Estados Unidos representaron una contribución al crecimiento del PIB del país de 1.3% en el segundo trimestre del 2025.
En este sentido, tres grandes rubros, equipo de transporte, maquinaria y maquinaria eléctrica, explican cerca de 70% de las exportaciones totales de México a Estados Unidos. Dentro de ellos, la foto es dispar: los aranceles de 25% a autos han provocado una caída de 5% en los envíos automotrices en lo que va del año; en contraste, la maquinaria bajo el Capítulo 84, que incluye servidores y unidades de almacenamiento, repuntó más de 40%, impulsada por el boom de inteligencia artificial en el vecino del norte.
Esa demanda, ligada a la construcción de infraestructura digital, elevó a la maquinaria a la cima del ránking exportador nacional y, según la consultora, seguirá creciendo en línea con la inversión estadounidense.
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El reacomodo no se limita a la frontera norte; también reescribe las cadenas de suministro hacia Asia. Si bien las importaciones desde China habían ganado peso hasta estabilizarse alrededor de 20% del total, en los últimos años se aceleró la llegada de bienes desde Vietnam y Taiwán, cuyas participaciones se duplicaron hasta rondar 3% y 5%, respectivamente.
La mayor parte de ese flujo son, de nuevo, maquinaria y equipo de transporte, insumos cruciales para la expansión manufacturera y, ahora, para abastecer los pedidos vinculados con la IA. Sin embargo, buena parte de esos eslabones extra-regionales se encuentra bajo escrutinio. Hay riesgo de que el presidente estadounidense, Donald Trump, endurezca las tarifas a productos cuyos insumos no se originen en la región del T-MEC.
T-MEC
El telón de fondo son las negociaciones para extender el T-MEC. Oxford Economics considera probable que México ceda en puntos clave para asegurar la continuidad del acuerdo, con énfasis en elevar el contenido regional de las exportaciones y abrir mayor acceso de compañías estadounidenses a compras públicas con garantías jurídicas claras. Esa agenda choca, advierte el reporte, con elementos de la reforma judicial mexicana que otorgan mayor control al partido en el poder sobre tribunales no arbitrales, una tensión que seguirá pesando sobre la certidumbre regulatoria. Con todo, el escenario base es de continuidad. Las exportaciones y la manufactura mexicanas mantendrían su senda, aunque con ganadores y perdedores sectoriales distintos.
El gran perdedor relativo sería la industria automotriz, por la combinación de aranceles, reglas de origen más estrictas y la incertidumbre sobre insumos extra-regionales. Aun así, el apetito inversor parece sostenerse. De acuerdo con Oxford Economics, hasta el segundo trimestre se observan niveles robustos de reinversión de utilidades, señal de que las empresas apuestan a una resolución favorable de las tensiones y a su capacidad de adaptación a nuevas reglas.
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Según la consultoría, si el auge de la IA en Estados Unidos se traduce en un ciclo prolongado de gasto de capital (capex) digital, es decir centros de datos, redes y equipamiento, México podría profundizar su especialización en maquinaria y consolidar un dividendo de nearshoring digital.
Cortesía de El Economista
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