
“Las desavenencias hubieran desaparecido si mi escrito tuviera éxito”, Franz Kafka.
No hay mejor manifiesto que la realidad que vivimos en el día a día, donde por cierto el estado actual de los precios, desde la canasta denominada básica, con una serie de productos que no consumimos, hasta lo suntuario, que en la mayoría de las ocasiones le incrementan los precios para los descuentos del “buen fin” o “las ventas nocturnas”; impactan en el ánimo ciudadano.
Las maestras y los maestros tienen un pulso sensible de los problemas, en esta sociedad consumista, más de marcas que nos etiquetan en los estratos de una sociedad en movimiento constante, donde las tecnologías de la información hacen su parte.
El conocimiento viene aparejado de la sensibilidad, la visión del mundo cambia al viajar, salir de ese estado de confort que nos mantiene inmóviles, y no nos permite las mejores decisiones en el presente, que vuela aprisa, es lo inmediato de ese futuro que deseamos llegue para disfrutarlo.
Que hacer en las escuelas, en el necesario aprendizaje de las generaciones que seguramente le cambiarán el rostro a México, no hay pensamientos mágicos hoy, las ideas pueden ser todas a la vez, ese cúmulo de conocimientos de las maestras y los maestros desde la educación básica hasta la superior, están acompañadas de reformas en la Nueva Escuela Mexicana.
La autonomía profesional, mencionaba una docente de Guanajuato, en ese saludable intercambio de comunicación, irán transformando a los estudiantes en elementos más pensantes en el humanismo, con una carga social de su entorno y las herramientas para moldear de mejor manera su porvenir.
No somos ilusionistas, pero a más de uno les asalta la duda de el cómo poner en marcha las ideas, de quienes tienen la intención de cambiar el Sistema Educativo, a favor de un mayor compromiso alumno-maestro y viceversa, para que las evaluaciones estén provistas de esa economía que gira en torno a su desarrollo.
Porque se habla que las protestas por los incrementos salariales se han frenado un tanto, con la recurrencia en los últimos siete años, para intentar al menos ir de la mano con la inflación, y los acuerdos con los empresarios tienen hoy cifras más reales para la adquisición de una parte de esa canasta básica.
Hacer lo que les corresponde, esa es la gran tarea del magisterio en nuestro país, enseñar, en la educación de lo fundamental, porque la historia de ese lastimoso pasado está escrita, pocos la leen y la inmensa mayoría de los jóvenes están al margen de ella.
No hay que entrar a esos círculos viciosos de la exigencia, para condicionar los compromisos entre la autoridad educativa, cambiante de acuerdo a las circunstancias políticas y las maestras y los maestros, donde su función principal ahora es que los estudiantes permanezcan en las aulas, porque ahí están las respuestas, en el desarrollo y crecimiento de una sociedad moderna.
Faltaría el agregado de esa economía familiar, que permite o niega la incursión a un sistema educativo cada vez más abierto y plural, con mayores posibilidades de estudiar para los que menos tienen.
Entre líneas
La asistencia al zócalo capitalino este domingo, ha sido una muestra de músculo político del poder presidencial; lo demás es lo de menos.
Cortesía de El Economista
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