La Unión Nacional de Avicultores (UNA), responsable de 98% de la producción nacional de pollo y huevo, afirma que el comercio con Estados Unidos opera bajo un fuerte desequilibrio que no responde a aranceles, sino a reglas sanitarias que bloquean la entrada de productos mexicanos, ante esto, piden cambios rumbo a la revisión del Tratado entre México Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
En un documento dirigido a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), la organización sostuvo que esta asimetría limita la integración productiva, distorsiona el mercado y reduce el potencial de dos proteínas esenciales para la alimentación en Norteamérica.
La UNA proyecta para 2025 una producción de 3.88 millones de toneladas de pollo y 3.15 millones de toneladas de huevo, con un crecimiento anual de 1.73%. El sector aporta 55.5% de las proteínas consumidas en México, una proporción que confirma su relevancia.
Su competitividad depende del acceso estable a maíz amarillo y soya de origen estadounidense, insumos que representan 55% del costo del pollo y 63% del huevo. La asociación reconoció que el Tratado garantiza estos flujos libres de aranceles, pero advirtió que ese equilibrio no se refleja en el comercio de productos terminados.
Barreras
Entre 2019 y 2024, México incrementó sus importaciones de pollo estadounidense de 567,864 toneladas a 694,096 toneladas. En contraste, las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos fueron casi inexistentes: cerca de 5.7 toneladas en 2024, principalmente producto procesado.
La producción mexicana de huevo tampoco accede al mercado estadounidense, pese a la eliminación de aranceles bajo el T-MEC.
“A pesar de que el T-MEC/TLCAN preservó el comercio libre de aranceles de aves de corral y huevos entre México y Estados Unidos, los flujos comerciales reales son unilaterales: fuertes exportaciones estadounidenses a México y mínimas exportaciones mexicanas a Estados Unidos”, resalta.
La UNA afirma que esta diferencia no surge de una falta de competitividad, sino de tres barreras: la ausencia de reconocimiento de zonas libres de enfermedades; la falta de equivalencia en los sistemas de inspección; y la inexistencia de plazos definidos para auditorías y certificaciones. Estas condiciones —señaló— impiden que el pollo y el huevo mexicanos entren al mercado estadounidense en condiciones similares a las de sus competidores.
La organización agrega que el enfoque sanitario estadounidense aplica restricciones amplias ante brotes localizados, sin considerar regiones que cumplen con medidas estrictas de bioseguridad y vigilancia. También la falta de equivalencia mantiene a México limitado a exportaciones procesadas, lo que anula cualquier posibilidad de competir en productos frescos.
A esto se suma que la falta de calendarios obligatorios para resoluciones técnicas dificulta cualquier planificación exportadora. De acuerdo con la UNA, estos elementos contradicen compromisos del tratado comercial que exigen regionalización basada en riesgo, proporcionalidad y transparencia.
Correcciones
Frente a este escenario, el sector avícola pone cuatro demandas sobre la mesa para corregir el desequilibrio. La primera solicita regionalización conforme al riesgo, con reconocimiento formal de zonas libres. La segunda pide una ruta clara y con plazos para obtener la equivalencia de los sistemas de inspección (FSIS).
La tercera exige tiempos obligatorios para decisiones del Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) y FSIS. La cuarta llama a proteger el acceso científico a los insumos críticos —maíz amarillo y soya— que sostienen la asequibilidad del pollo y el huevo en México y Estados Unidos.
La UNA afirmó que estas medidas ampliarían el comercio en ambas direcciones, reforzarían la seguridad alimentaria norteamericana y reducirían la dependencia de proveedores externos. El documento concluye que el T-MEC ya contiene los principios adecuados, pero requiere que Estados Unidos los aplique con reciprocidad.
Reconocen el beneficio en EU
Desde la industria avícola de Estados Unidos se pide a la USTR asegurar la continuidad del T-MEC, un acuerdo que considera vital para su expansión en México y Canadá.
En sus comentarios oficiales, el USA Poultry and Egg Export Council (USAPEEC) recordó que representa a más de 230 empresas que concentran 95% de las exportaciones estadounidenses de pollo, pavo y huevo, un sector que supera los 5,800 millones de dólares al año.
México se consolidó como un mercado clave. En 2024 adquirió productos avícolas estadounidenses por casi 1,500 millones de dólares y compras de huevo que rondaron los 169 millones.
Ese año, México absorbió 22.5% de las exportaciones de pollo de Estados Unidos, 8.5% de las de huevo y 75.2% de las de pavo.
“El acceso libre de aranceles bajo el T-MEC ha hecho que el mercado mexicano sea indispensable para nuestra industria y ha contribuido a la creación de miles de empleos en Estados Unidos. Además, la mayoría de las exportaciones de pavo a México se destinan a un mayor procesamiento, lo que genera empleos en ambos lados de la frontera”, destaca el USAPEEC.
Aunque la USAPEEC reconoce avances, también marcó un pero. El organismo advirtió que la apertura unilateral de México para importar pollo sin arancel desde cualquier país redujo la participación estadounidense de 95% en 2020 a 75.5% en 2024, una pérdida cercana a 250 millones de dólares para la industria.
“Desafortunadamente, nuestra industria ha tenido que lidiar con una mayor competencia en el mercado mexicano en los últimos años, ya que México ha otorgado acceso libre de aranceles a las importaciones de pollo de todos los orígenes desde 2021 como parte de las medidas antiinflacionarias en sectores alimentarios clave”, refiere.
Aun con ese desafío, la conclusión de la USAPEEC es clara. Los beneficios del T-MEC para la avicultura estadounidense alcanzan a toda la cadena de valor. No solo impulsan a las empresas que exportan carne de ave, también fortalecen múltiples industrias conectadas en los tres países.
Cortesía de Expansión
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