Por una noche, Puerto Rico fue el centro del universo. Para el cierre de su histórica residencia musical en su isla natal, Bad Bunny trasladó el mundo entero a un pequeño trozo de tierra en el Caribe con un concierto de más de tres horas transmitido en directo por las plataformas de Amazon y visto en todos los rincones del mundo. Pero acá, para los dichosos que pudieron asistir a Una Más, como la megaestrella global bautizó esta última función en casa después de 30 conciertos a lo largo de tres meses, no se sintió el ruido de afuera. Solo el calor de miles de puertorriqueños que, junto a Benito Antonio Martínez Ocasio, gritaron una vez más: no me quiero ir de aquí.
Ese fue el nombre de la residencia del cantante en el Coliseo de Puerto Rico que entre julio y septiembre generó más de 379 millones de dólares para la economía de la isla. Se vendieron 31 conciertos en su totalidad y más de medio millón de personas asistieron al espectáculo. Por la ahora famosa Casita de Bad Bunny, parte de su escenario, durante los últimos meses desfilaron famosos del calibre de LeBron James, Penélope Cruz o Austin Butler. En todas las funciones hubo artistas invitados, incluyendo grandes nombres del género urbano, la mayoría de ellos de Puerto Rico, como Jowell y Randy, Ñengo Flow, Arcángel o De la Ghetto, pero también de otros países, como el colombiano Feid o el dominicano El Alfa.
Pero, como prometió Martínez Ocasio en todos los conciertos, cada noche fue única. Y la de este sábado no fue excepción. Bad Bunny realmente asumió su papel como anfitrión de la cultura boricua e invitó al resto del mundo a ser partícipe de ella. A escuchar, aprender y querer a Puerto Rico, aunque fuera a distancia, aunque fuera solo por una noche. Desde la salsa a la plena y la bomba, pasando siempre por el reguetón y el perreo, el cantante expuso lo que es el sabor boricua y exportó el acento, el ritmo y la alegría de su gente.
La transmisión del concierto fue posible gracias a un acuerdo que Bad Bunny alcanzó con Amazon. Pero su alianza irá más allá de esta noche. El gigante tecnológico anunció que invertirá en la educación y economía local con una serie de iniciativas destinadas a fomentar el desarrollo de la isla, que ha caído en una espiral de crisis durante los últimos años, particularmente después de que el huracán María devastara el territorio en 2017, causando la muerte de más de 4.000 personas y dejando daños estructurales que persisten a día de hoy. El concierto de esta noche fue planeado para que tuviera lugar en el octavo aniversario del ciclón.
Para los puertorriqueños, desde María, el 20 de septiembre ha sido una fecha solemne. Pero hoy, Bad Bunny hizo del aniversario de la tormenta una celebración de la resiliencia de los boricuas. Un tributo a los que faltan, pero también un regalo para los que siguen. “No hay orgullo más grande que decir que yo soy de P fucking R”, repitió Martínez Ocasio esta noche. Un sentir que fue evidente todo el concierto, pero especialmente cuando interpretó, junto al también boricua salsero Marc Anthony, Preciosa, una carta de amor a Puerto Rico que no solo se cantó, sino que se lloró por los asistentes.

Puerto Rico primero
Rocío Guerrero, directora de música para Latinoamérica e Iberia en Amazon Music, cuenta que desde que empezó a trabajar en la compañía hace cinco años, su sueño era gestionar un acuerdo como el que ideó junto a Bad Bunny: “utilizar lo que es el universo y el gigante de Amazon para seguir apoyando y elevando la música latina”. Cuando el artista anunció su residencia hace un año, supo que era el momento y se reunió con el equipo del cantante. “Para ellos, desde el primer minuto en el que hablamos, todo era de cómo podríamos apoyar a Puerto Rico. Ese era el objetivo y la misión de esta alianza”, recuerda la ejecutiva tras aterrizar en la isla para asistir al show de este sábado.
El acuerdo en sí, el primero de su tipo entre Amazon y un artista, tiene dos componentes: la inversión en la educación local y la tecnología, y el apoyo al comercio local. “En el lado de la educación, queremos crear centros educativos en los cuales podamos ayudar con cursos STEM para los maestros, para los niños. Y que estos centros sirvan de refugio en caso de huracanes”, adelanta Guerrero. La impulsión de la educación en la isla llega en un momento crítico para el sistema local: cientos de escuelas públicas han cerrado en los años después de María, y la infraestructura educativa está al borde del colapso.
“Luego, por el lado del apoyo al comercio local y la economía, que es la parte que a mí más me emociona, tenemos dos vertientes”, continúa Guerrero. “Una es con alianzas con granjas locales para que puedan usar la infraestructura de Amazon e impulsar el producto local”. Esas alianzas permitirán que Puerto Rico sea el proveedor de comida fresca y de verdura dentro del sitio web de compras del gigante tecnológico. Y a la vez, Amazon lanzará ComPRa Local: una tienda global con productos puertorriqueños de todo tipo. “Será el espejo de Puerto Rico hacia el mundo”, sostiene Guerrero.
La mayoría de las iniciativas, gestionadas entre el equipo de Bad Bunny y Amazon, sin aportación del Gobierno local ni federal, pues Puerto Rico es un territorio de Estados Unidos, empezarán a funcionar el próximo año, cuando Amazon abrirá su primer centro de logística en la isla.
Cantarle al futuro
Para Arturo Massol Deyá, director ejecutivo de Casa Pueblo, una organización de autogestión comunitaria que lucha por la conservación de los recursos naturales locales e impulsa el uso de la energía solar, el pacto entre Amazon y Bad Bunny es un paso en la dirección correcta. “Da felicidad que Bad Bunny quiera hacer reinversión social”, comenta Massol.
El también biólogo hizo llegar al equipo del artista, antes de que comenzara la residencia, un estimado de la huella ecológica que dejarían los 31 conciertos. Según los cálculos del experto, la residencia habrá emitido aproximadamente 23.675 toneladas métricas de dióxido de carbono, entre la energía usada, residuos generados o el transporte de los asistentes. “Al hacer ese estimado, era como decir, ‘Queremos que hagas reinversión social para mitigar el problema’. Ver que lo va a hacer es algo positivo”, apunta Massol. “Pero queremos que invierta en la solución”.

Para Casa Pueblo, el principal problema que persiste ocho años después de María es la inestabilidad de la red eléctrica local. Aquella que colapsó por completo cuando el huracán azotó la isla y dejó a más de tres millones de personas a oscuras, algunos por días, otros durante meses. Desde entonces, la electricidad ha continuado fallando, y los apagones se han vuelto comunes. La solución, asegura Massol, es la energía solar. Casa Pueblo ha estado a la vanguardia del uso de este recurso natural en Puerto Rico desde hace más de dos décadas, pero especialmente desde el ciclón en 2017.
Massol, que asistió a uno de los conciertos de la residencia, donde Casa Pueblo llevó a cabo a las afueras del recinto una exposición educativa sobre la resiliencia de la energía solar, invita a Bad Bunny a promover esta alternativa. “Bad Bunny está cantando eternamente El Apagón porque la ruta en la que nos lleva el Gobierno es la de la continuidad del apagón”, señala, en referencia a una de las canciones del artista sobre la situación en la isla. “Pero es importante cantarle a la luz del sol, a la alternativa, porque existe y está probada”.
Cortesía de El País
Dejanos un comentario: