La noticia de que Bad Bunny va a presentarse este año en el medio tiempo del Super Bowl para muchos pasó inadvertida entre tantas otras novedades que salen a diario acerca del mundo el espectáculo. Sin embargo, en los Estados Unidos terminó de desatar un escándalo político que ya venía forjándose entre el artista puertorriqueño y el gobierno de Donald Trump hace un par de meses. Y es que, para muchos, que ese show se concrete es una derrota simbólica del oficialismo trumpista, una victoria de visibilidad para las comunidades latinas y una reafirmación del poder artístico convertido en protesta.
Para comprender este conflicto, hay que dejar en claro que Bad Bunny es un artista que nunca fue ajeno a los problemas políticos y sociales de Puerto Rico y de Estados Unidos. Siempre que puede, se manifiesta, protesta a través de su música y deja bien en claro cuáles son sus ideales.
Por ello, cuando empezó el nuevo mandato de Trump, que llegó con duras políticas migratorias, el cantante aseguró que, a pesar de la gran demanda, no llevaría su gira internacional a los Estados Unidos, para evitar que ICE -la fuerza inmigratoria y de aduanas- esperara a sus fans fuera de los conciertos para llevárselos. A partir de allí, algunas figuras del gobierno de Trump expresaron su rechazo a los dichos del artista.
Pero lejos de acobardarlo, esto llevó a Bad Bunny a redoblar la apuesta. Como jugada maestra, aceptó ser el gran show del medio tiempo del Super Bowl 2025. Y si bien en la Argentina es un evento deportivo de poca relevancia, para los estadounidenses se trata de una de las fechas más importantes en cuanto a unión e identidad nacional.
Además, suele ser lo más visto en la TV año tras año en ese país. En este contexto, que se presente por primera vez un latino solista en ese escenario, sólo parece tener una sólo una connotación: el gobierno está perdiendo la batalla política y social.
Horas después del anuncio del show, y antes de que el artista pudiera pronunciarse al respecto, el gobierno de Trump disparó una fuerte amenaza pública. Corey Lewandowski, asesor de Seguridad Nacional, aseguró que agentes del ICE estarían presentes en el Super Bowl, incluso durante la actuación de Bad Bunny, con la consigna de que “no hay refugio seguro” en eventos de esa magnitud “ni en ningún otro lugar”.
Días después, Trump aseguró que nunca había escuchado el nombre de Bad Bunny en su vida, aunque también calificó a la decisión de haberlo elegido para actuar en el evento deportivo como “absolutamente ridícula”. Por su parte, los ciudadanos que apoyan al presidente salieron a manifestar su descontento en redes sociales, asegurando que el artista no es lo “suficientemente estadounidense” para actuar en el Super Bowl, ya que todas sus canciones son en español.

Una respuesta fuerte, clara y en español
Sin dejar que las críticas y las amenazas del gobierno lo frenaran, Bad Bunny se presentó este fin de semana como host de Saturday Night Live (SNL), uno de los programas más clásicos y más vistos por los estadounidenses, y llevó al español, las tradiciones latinas y hasta al Chavo del 8 al prime time.
“Si no entendés (español), tenés cuatro meses para aprender”, lanzó sin filtro en su monólogo de apertura, en el que se mostró orgulloso de ser quien cantará durante la gran final de la NFL. Y sumó: “Quizás no lo sepan, pero voy a hacer el show del Super Bowl y estoy muy feliz. Creo que todos están felices por eso, incluso en Fox News (…) Más que un logro propio, es el logro de todos, demostrando que nadie podrá borrar o quitar la huella y la contribución de los latinos a este país”.

Luego, para completar una noche plagada de representación latina en la pantalla chica de Estados Unidos, Bad Bunny invitó al escenario al chileno Pedro Pascal, con quien hizo un sketch de humor enteramente en español, desafiando todos los límites que intenta imponer el oficialismo local.
Como si todo esto fuera poco, para su sketch humorístico de la noche, que es un clásico del formato, presentó un homenaje a El Chavo del 8, la serie mexicana creada por Roberto Gómez Bolaños, que al día de hoy sigue siendo de las más emblemáticas de la TV, no sólo en México, sino también en el resto de América Latina.

AP.
Como parte de la puesta humorística, el cantante se vistió de Quico, el hijo malcriado de Doña Florinda, y sorprendió con lo buena que fue su imitación, a pesar de tener que hacerla en inglés para que el público del programa pudiera entender.
Y aunque cada vez que en Saturday Night Live se hace referencia a películas, programas de TV o canciones ya existentes se hace en tono de parodia, lo cierto es que Bad Bunny decidió cambiar un poco el rumbo de las cosas y se sintió más como un homenaje, ya que reprodujeron fielmente las dinámicas y la estética recordadas por todos, por lo que fue un mimo para la comunidad latina que creció con esta historia.
En definitiva, que un artista latino -puertorriqueño, ciudadano estadounidense por nacimiento- cante y actúe en español para una audiencia global mientras alude a las luchas migratorias es un afianzamiento cultural: reivindica que la identidad, la voz y la pertenencia no pueden ser borradas por políticas que quieren suprimir la visibilidad. Es una vuelta de tuerca de poder en el terreno simbólico. Y en esa novela mediática, el artista ha ganado el capítulo más visible hasta ahora.
Cortesía de Clarín
Dejanos un comentario: