En 2028, si no hay más contratiempos, Europa lanzará la siguiente gran misión a Marte para explorar la superficie del planeta rojo y buscar posibles trazas de vida extraterrestre. El desarrollo de este ambicioso proyecto, (re)bautizado como Rosalind Franklin, involucra a equipos de todo el mundo, incluidas varias empresas españolas. El grupo vasco Sener, empresa de la familia Sendagorta, ha sido seleccionado por la Agencia Espacial Europea (ESA) para desarrollar algunos de los componentes críticos de esta misión. Entre estos destaca el diseño de las antenas de esta misión, una tarea que se llevará a cabo enteramente en Barcelona. “Barcelona será la encargada del desarrollo de todos los sistemas de comunicación y de las antenas de esta misión, una de las partes esenciales para asegurar el éxito de este proyecto”, avanza Demetrio Zorita, responsable de desarrollo de negocio de Sener, en una entrevista con EL PERIÓDICO.
Esta empresa española, especializada en el desarrollo de proyectos aeronáuticos y espaciales, será la encargada de desarrollar varios sistemas esenciales para el funcionamiento del ‘rover’ Rosalind Franklin, un enorme todoterreno de más de 300 kilogramos que se dedicará a taladrar el suelo de Marte en busca de trazas de vida pasada o presente, así como del módulo de descenso que llevará a este vehículo de exploración sobre la superficie marciana.
El objetivo de esta misión, a diferencia de sus antecesoras, será realizar perforaciones de más de dos metros de profundidad, extraer muestras del subsuelo marciano protegidas de la radiación y las temperaturas extremas y analizarlas para entender si en este hostil es compatible con la existencia de vida.
“Barcelona será la encargada del desarrollo de todos los sistemas de comunicación y de las antenas de esta misión, una de las partes esenciales para asegurar el éxito de este proyecto”
Según explica Zorita, Sener está trabajando en componentes “imprescindibles para la misión” como, por ejemplo, el sistema de posicionamiento y traslación del taladro con el que Rosalind Franklin intentará buscar rastros de vida extraterrestre. También están desarrollando partes esenciales del todoterreno marciano como el sistema que permitirá el despliegue de los paneles solares que proporcionan al vehículo la energía necesaria para funcionar, las antenas de comunicación que conectan al todoterreno marciano con los orbitadores, el sistema umbilical que conecta el rover con su plataforma de referencia marciana y lo alimenta de energía para mantenerlo operativo. En cuanto al módulo de descenso, la empresa española está desarrollando el tren de aterrizaje, los sistemas de separación entre el módulo de descenso y la nave nodriza así como los sistemas de comunicación.
Componentes estructurales
“Se trata de unos componentes estructurales que permiten el correcto funcionamiento de la misión. Este ‘rover’ también contará con instrumentos científicos de alta precisión, pero nada de esto tiene sentido si el vehículo no tiene energía para funcionar o no puede transmitir los datos de forma correcta“, argumenta Zorita, quien estima que el desarrollo de los sistemas críticos de esta misión requerirá “más de 100.000 horas de ingeniería” y la participación de decenas de personas a tiempo completo en todas las sedes de la empresa, especialmente en el caso de las instalaciones de Bilbao, Barcelona, Madrid y Polonia. “Se trata de un reto que afrontamos con mucha ilusión”, afirma este ingeniero aeronáutico en una conversación con este diario.
Desarrollar estos “sistemas vitales” requerirá más de 100.000 horas de ingeniería y la participación de decenas de profesionales en toda España
La misión Rosalind Franklin lleva casi una década de desarrollo a sus espaldas. En un principio, su desarrollo fue liderado por la Agencia Espacial Europea (ESA) y su homóloga rusa, Roscosmos. Se dijo que despegaría a principios de 2020, pero a última hora su lanzamiento se pospuso debido a algunos retrasos técnicos y, sobre todo, a los impedimentos derivados de la pandemia de covid-19. Los trabajos prosiguieron al ralentí hasta 2022 cuando, tras la invasión de Ucrania, todos los estados miembros de la entidad europea acordaron suspender la colaboración con Rusia en esta misión. El proyecto quedó en el aire durante meses hasta que en noviembre de ese año se aprobó un aumento del presupuesto europeo en exploración espacial para poder así llevar a cabo esta misión de forma autónoma. Ahora, según afirman sus impulsores, si no hay más imprevistos todo apunta a que Rosalind Franklin partirá por fin en 2028.
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Cortesía de El Periodico
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