Barrios vivos: cómo las “ciudades esponja” podrían generar empleo, seguridad y resiliencia climática

El concepto de ciudad esponja, una urbe capaz de absorber, filtrar y reutilizar el agua para regenerar ecosistemas, podría también transformar la manera en que se crean empleos, se fortalece la seguridad y se combate la pobreza urbana en México, afirmó en entrevista Daniel Dultzin, embajador del modelo y cofundador de la Asociación Civil Estrategias de Adaptación al Cambio Climático.

“Si restauramos el agua, restauramos la vida”, resumió Dultzin, ya que la recuperación del ciclo hídrico puede convertirse en el punto de partida para barrios autosuficientes, ecológicos y económicamente sostenibles, donde el agua y los residuos se gestionen de forma local y generen riqueza en lugar de contaminación.

Los retos para México y el potencial económico del modelo esponja

Dultzin reconoció que México enfrenta retos estructurales para adoptar esta visión: la fragmentación institucional entre los tres niveles de gobierno, la falta de planeación territorial y la persistencia de una cultura de obra gris que impermeabiliza y canaliza el agua.

“El mayor obstáculo sigue siendo el gobierno; hay que cambiar la manera de tratar al agua y dejar que la naturaleza haga su trabajo”, señaló.

Recordó que el país arrastra ríos contaminados como el Tula, el Atoyac y el Lerma-Santiago, que calificó como “infiernos ambientales”. “En Tula los niños se enferman y mueren, y eso debería ser inadmisible”, dijo.

Aun así, señaló, el modelo chino de ciudades esponja ya se está tomando como referencia para un programa piloto en esas cuencas prioritarias. “Si funciona, podría escalarse a nivel nacional y generar un cambio de fondo”, apuntó.

De acuerdo con sus cálculos, un Plan Nacional Esponja con financiamiento público y acompañamiento técnico podría elevar hasta dos puntos porcentuales el PIB en dos años, al generar empleo local, reducir daños por inundaciones y disminuir costos de infraestructura. “En cada barrio habría trabajo, desde levantar asfalto y reforestar hasta diseñar sistemas de drenaje natural; eso es desarrollo circular y humano”, enfatizó.

Dultzin advirtió, además, que México necesitará restaurar al menos 20,000 hectáreas urbanas en los próximos cinco años si quiere mitigar el impacto de sequías e inundaciones extremas, un desafío que solo puede afrontarse “dejando que la naturaleza recupere su papel dentro de las ciudades”.

Modelo para regenerar territorios y comunidades

Las declaraciones de Dultzin coincidieron con los planteamientos del panel “Cuencas y Ciudades Esponjas”, realizado en la Universidad del Medio Ambiente (UMA), en Valle de Bravo, Estado de México, donde, junto a más especialistas, debatieron cómo este modelo puede regenerar territorios y comunidades.

El encuentro fue moderado por Andrea Dani, directora del Área de Arquitectura Sostenible de la UMA, quien destacó que las ciudades esponja “no son sólo infraestructura verde, sino un nuevo paradigma de gestión ambiental y social”.

Dani explicó que el principio es sencillo pero transformador: infiltrar, retener, reutilizar y restaurar el agua mediante pavimentos permeables, humedales, azoteas y muros verdes. Con ello, las urbes pueden reducir inundaciones, recargar acuíferos y mejorar la calidad de vida.

“Este modelo replantea la relación entre ciudad, territorio y agua. Deja de ver el agua como un disturbio y la convierte en un aliado. Al hacerlo, también crea empleos verdes, mejora la salud y fortalece la convivencia comunitaria”, subrayó.

Dani recordó que en América Latina ocho de cada diez personas viven en ciudades, lo que vuelve urgente repensar los modelos de urbanización. 

Según la ONU Hábitat, las inundaciones urbanas generan pérdidas por hasta 80,000 millones de dólares anuales a nivel global.

“No se trata solo de embellecer las ciudades, sino de hacerlas más seguras y resilientes”, añadió.

Territorio como generador de servicios ambientales

El ingeniero Francisco Bonilla, director general de director general de la empresa Synergy Agua y Energía y de su subsidiaria Grupo Ecolo-Systems, cofundador de la UMA y docente del diplomado en Manejo Integral del Agua, complementó el debate con una visión técnica y crítica.

“Lo que está en juego no es sólo el agua, sino el déficit de servicios ambientales que hemos provocado”, afirmó. 

Explicó que las ciudades esponja pueden restaurar los servicios ecosistémicos, como la recarga de acuíferos, la polinización y la regulación del oxígeno, al devolverle al territorio su dinámica natural.

Bonilla cuestionó el modelo de urbanización que ha ignorado los cauces naturales

Recordó el caso de los campos de golf sobre el antiguo cauce del río Churubusco, donde la impermeabilización del suelo desplazó el agua hacia zonas habitacionales que hoy sufren encharcamientos e inundaciones. 

“El agua siempre regresa a su memoria; si no le damos su espacio, nos lo cobra”, advirtió.

También relató un caso similar en el norte del país, donde una tormenta destruyó un desarrollo inmobiliario recién terminado porque fue construido sobre una planicie de escurrimiento.

Finalmente, alertó que la sobreexplotación del agua subterránea ha desplazado el eje de rotación de la Tierra en unos 60 centímetros, según estudios de la NASA, y que en menos de 25 años podrían agotarse las reservas del subsuelo si no se restablece el equilibrio hídrico.“Restaurar el ciclo natural del agua es restaurar el equilibrio del planeta”, afirmó.

Kongjian Yu, el visionario detrás del modelo

Durante la entrevista, Dultzin destacó el legado del arquitecto chino Kongjian Yu, doctor por la Universidad de Harvard y fundador del despacho Turenscape. 

“Kongjian demostró que la infraestructura puede ser poética, que el agua no se canaliza, se acompaña”, relató. 

Su propuesta de ciudades esponja transformó la planeación urbana en China, donde el programa pasó de 30 a más de 600 ciudades en menos de una década y ya forma parte de la política nacional.

El especialista explicó que Yu inspiró a México a explorar la restauración ecológica de los ríos Tula, Atoyac y Lerma-Santiago bajo el mismo enfoque: liberar el agua, quitar pavimento y devolverle a la tierra su capacidad de respuesta natural.

El pasado 24 de septiembre de 2025, Kongjian Yu murió en un accidente aéreo en el Pantanal brasileño, donde filmaba un documental sobre humedales tras participar en la Bienal de São Paulo. La noticia causó conmoción internacional: el presidente Luiz Inácio Lula da Silva expresó “tristeza y consternación” por la muerte de “una referencia mundial que unía calidad de vida y protección ambiental”.

Un cambio de paradigma que empieza desde lo local

Los especialistas coincidieron en que México tiene la oportunidad de convertirse en referente latinoamericano en soluciones basadas en la naturaleza, si logra articular su política hídrica, urbana y social bajo el modelo de cuencas y ciudades esponja.

“Necesitamos que cada barrio, cada municipio y cada cuenca vuelva a convivir con el agua. Ahí está la verdadera seguridad hídrica, ecológica y económica del país”, destacó Daniel Dultzin. 

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Cortesía de El Economista



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