Bernard Fowler, de hacer coros con los Rolling Stones a grabar tangos y ser amigo de Charly García

35 años en un lugar, un trabajo o una banda, es toda una vida; más aún si el trabajo es hacer coros, el domicilio laboral es el mundo entero y la banda es The Rolling Stones.

Pero Bernard Fowler, este hombre gentil, alto, de hablar pausado, que ya se siente como en casa en pleno Palermo porteño de las tantas veces que ha venido, tiene muchas otras vidas y también mucho para contar, además de sus tres décadas y media al servicio de Sus Majestades Satánicas, el viejo nombre con que se solía conocer a The Rolling Stones.

Bernard Fowler en Buenos Aires, una vez más. Foto: Ariel Grinberg

Por lo pronto, ahora está haciendo un disco… de tango. Y no es chamuyo; sin demora saca su celular y le hace escuchar al cronista su particular interpretación del tango. Una cosa fina que no pretende impostar el estereotipo tanguero, sino que lo lleva al terreno de la canción, con arreglos de cuerdas y su particular fraseo… en inglés.

“Así es –cuenta Fowler-, traducimos todo al inglés, con la ayuda de mi amigo Pilo (guitarrista de su banda en Buenos Aires). Cuando terminé mi último disco solista (Inside Out, 2019), estuve en Uruguay grabando percusión con los maestros del candombe, Rubén Rada y Lobo Nuñez, y ahí se me ocurrió que podría hacer un disco de tango. Si cada vez que vengo escucho tango y me encanta. Entonces vamos a grabar un disco de diez u once canciones”.

-Por ejemplo, ¿cuáles?

Nada (un clásico de Julio Sosa), Por una cabeza. También uno de Charly García.

-¿Qué tema?

-Happy and real.

-Pero… ¡no es un tango! Es como una canción hollywoodense.

-¡Ya no! Ahora es un tango. Se lo hice escuchar y se le cayeron algunas lágrimas. Lo interpreté como que le gustó.

Rock, soul y blues

Esta vida tanguera corre por un carril paralelo al show que Bernard Fowler brindará el 1º de octubre en el Teatro Broadway. “Ese va a ser un buen show de rock and roll –promete-, con algún tema de blues, algo de soul, una o dos canciones mías, muchos temas de los Stones, y también de ellos como solistas”.

Bernard Fowler junto a Keith Richards y Ron Wood en un show de los Rolling Stones de 1999 en Alemania. Foto: APBernard Fowler junto a Keith Richards y Ron Wood en un show de los Rolling Stones de 1999 en Alemania. Foto: AP

Ese terreno le es natural: Bernard Fowler ha producido y cantado en álbumes de Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts. Y pensar que cuando comenzó con los Stones en 1989, durante la grabación de Steel Wheels, Richards no lo quería.

¡Yo no quería que me cayeras bien! – le dijo Richards en lo que era una declaración de afecto a su manera.

-Bueno, está bien – atinó a responder Fowler.

-Sí, ya sé que está todo bien, pero viniste de la mano de Mick. No te preocupes: Steve Jordan (actual baterista de los Stones, reemplazante del inolvidable Charlie Watts), me dijo que eras un tipo piola.

Bernard Fowler con Keith Richards en una gira de los Rolling Stones.Bernard Fowler con Keith Richards en una gira de los Rolling Stones.

Los primeros pasos

Antes de su ingreso al elenco estable de músicos de apoyo de la legendaria banda, Bernard Fowler ya tenía un interesante historial en la música. Nacido y criado en Queensbridge, Nueva York, se vio sometido a los vientos cruzados musicales de una ciudad con muchos lenguajes.

Bernard Fowler está grabando un disco en Argentina que incluirá tangos y un tema de Charly García. Foto: Ariel Grinberg Bernard Fowler está grabando un disco en Argentina que incluirá tangos y un tema de Charly García. Foto: Ariel Grinberg

“Mis padres escuchaban blues y góspel, mientras que mi hermano mayor escuchaba salsa que era lo que se oía en el barrio, pero además yo escuchaba la radio. Yo nací para cantar soul, pero me vi expuesto a música como la de Jimi Hendrix, Carole King, Joni Mitchell, y eso convivía con el soul o con Todd Rundgren. Pero lo más curioso de todo esto es que el primer disco me lo dio mi papá y era 12×5 de The Rolling Stones, que yo ni siquiera sabía que él pudiera llegar a conocerlos: mi padre no andaba en el rock and roll. Fue premonitorio”.

Bernard fue descubriendo su propia voz en el colegio, participando de coros, bandas informales, y hasta que alguien le dijo que cantaba muy bien no pensó en una carrera profesional. Audicionó para una banda, luego le pidieron que hiciera coros en otra y de a poco se fue convirtiendo en sesionista.

En ese entrar y salir de estudios, comenzó a ser requerido por Bill Laswell y Michael Beinhorn, del grupo Material, que produjeron muchos álbumes y uno de ellos fue un éxito enorme: Future Shock, del pianista Herbie Hancock, que abordó la música tecno y la pegó con el instrumental Rockit en 1982.

Fowler se incorporó a la banda de acompañamiento de Hancock y salió dos años de gira. Volvió a su casa una noche, agotado de tanto girar, y sonó el teléfono de línea (no había otra cosa en ese tiempo).

-Hola, Bernard. Soy Michael Beinhorn, andá al aeropuerto.

-¡Pero si acabo de llegar de gira! ¡Recién entro a mi casa!

-No importa, haceme caso: andá al aeropuerto. Va a valer la pena.

Bernard Fowler ingresó a los Rolling Stones tras grabar con Mick Jagger para un disco solista. Foto: Ariel Grinberg Bernard Fowler ingresó a los Rolling Stones tras grabar con Mick Jagger para un disco solista. Foto: Ariel Grinberg

Ni desarmó su valija y se fue el aeropuerto. Cuando en el mostrador de una aerolínea le preguntaron donde viajaba no pudo precisarlo: no tenía la menor idea. “Aquí está su nombre: usted viaja a Londres”, le informaron. En Heathrow lo esperó Michael Beinhorn y lo trasladó a una casa con muchos cuartos, en uno de los cuales se encontraba un hombre sentado en el suelo mirando unos papeles.

“Este es Bernard, la persona de la que te estuve hablando ayer”, le anunció Beinhorn. El hombre se dio vuelta para saludarlo y Fowler casi se desmaya al reconocer el inconfundible rostro de Mick Jagger, que trabajaba en su primer disco solista y necesitaba un buen coreuta y un poco de empatía.

“Estuvimos dos horas; yo cantaba y él tocaba algunos temas. Me llevé la cinta al hotel y al día siguiente le mostré las armonías que trabajé en una portaestudio que siempre llevaba conmigo. Le gustó lo que hice y lo grabamos: así de simple”.

Bernard ya estaba acostumbrado a las celebridades: un día le propusieron ser el coach vocal de John Lydon (ex Johnny Rotten, cantante de Sex Pistols) para un disco que se llamó Album. “¡Es imposible ser el coach vocal de John Lydon: él canta como canta!. Lo único que podía hacer era ayudarlo con la respiración, con algunos coros y con algún fraseo”.

Realizó idéntica tarea con el legendario Lemmy Kilmister en el disco Orgasmatron de Motörhead. Pero nada fue igual que cuando, convocado por Jagger, participó oficialmente del disco Steel Wheels.

Bernard Fowler en uno de sus visitas anteriores. Foto: Martin Bonetto Bernard Fowler en uno de sus visitas anteriores. Foto: Martin Bonetto

“Mick me contactó y me dijo que los Rolling Stones volvían a grabar después de mucho tiempo y que él quería que le hiciera coros en algunas canciones. Así que fui al estudio a encontrarme con él, y a conocer a Keith Richards, Ron Wood, Charlie Watts y Bill Wyman: ¡los cuatro fantásticos! Para mí era un poco surrealista encontrarme en un estudio con los Rolling Stones. Mick y Keith todavía peleaban un poquito, pero luego entendí que eso era lo normal”.

Lo que no fue nada normal es que Bernard Fowler parara la grabación cuando estaba haciendo un coro. Jagger se sorprendió porque todo venía sobre ruedas y no de acero. “Es que sentí que si seguía haciéndolo solo, iba a sonar como yo, y este era un disco de The Rolling Stones. Entonces les pregunté a Mick, Keith y Ronnie si no querían cantar conmigo, y lo hicieron”.

Además de conocer Buenos Aires de la mano de los Stones desde 1995, Bernard Fowler vino varias veces por su cuenta para hacer algunos shows solistas. Y así trabó una intensa amistad con Fabián Quintiero, tecladista de Charly García y por ende también conoció al hombre del bigote a dos aguas.

Bernard Fowler con Charly García en uno de sus primeros viajes a la Argentina.Bernard Fowler con Charly García en uno de sus primeros viajes a la Argentina.

“Desde entonces, siempre que vengo lo veo a Charly. En esta ocasión ya nos vimos dos veces. En mi visita anterior no pude verlo; me dijeron que no iba a ser posible porque estaba en el hospital. Bueno, dije yo, vayamos al hospital, pero me dijeron que mejor que no. Me sorprendió verlo en una silla de ruedas, pero me puse muy feliz de verlo, se lo ve bien. Va a estar en mi disco, hablando y quizás tocando algo en el piano. No sé si va a venir al show, ojalá pueda”.

A esta altura de su relación con Argentina, Bernard Fowler dice entre risas que no descarta pedir la ciudadanía para alejarse de Donald Trump, y que ya tiene aquí una familia extendida.

“Los músicos con los que toco son los mismos con los que toqué como solista cuando comencé a venir a Buenos Aires veinte años atrás. Me encanta venir y verlos y cuando no estoy, también nos escribimos y estamos en contacto. Y a eso hay que sumar al público, que naturalmente viene por mi asociación con The Rolling Stones. Pero además me encanta Buenos Aires, que es muy diferente a Estados Unidos, pero que tiene la misma vibra que Nueva York: son ciudades donde podés caminar. Ya tengo mi café favorito a mitad de cuadra. Mi único problema es mi castellano, que es horrible, pero estoy decidido a mejorarlo, ya que después de todo, es un idioma que escuché mucho en Nueva York durante mi infancia”.

Cortesía de Clarín



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