El Gobierno estadounidense ha concedido sigilosamente en los últimos días permiso a Ucrania para usar armamento proporcionado por Washington y con él atacar objetivos en el interior de Rusia. La autorización se circunscribe, según funcionarios de la Administración de Joe Biden citados por los medios estadounidenses, a las operaciones en defensa de la ciudad de Járkov, la segunda del país, que está siendo objetivo de una cruenta campaña por parte del Ejército ruso.
La noticia, adelantada este jueves por la tarde por Politico, supone un cambio en la estrategia del Pentágono, aunque los citados funcionarios aseguran que en esa nueva directriz no se inmute el permiso para emprender ataques de largo alcance en Rusia, algo a lo que Estados Unidos se ha opuesto desde el inicio de la invasión, en febrero de 2022.
No han trascendido de momento detalles sobre cómo y cuándo se produjo ese cambio de idea, salvo que este llegó “en los últimos días”. En la práctica, implica que las tropas ucranias tienen permiso para emplear cohetes y lanzacohetes proporcionados por Estados Unidos para golpear a las unidades que se encuentran al otro lado de la frontera que separa a ambos países. El ataque a objetivos civiles queda también descartado.
Según las mismas fuentes anónimas, el presidente Joe Biden tomó la decisión, que supone un cambio sorprendente en la política de su Administración, en vista del empeoramiento de las perspectivas ucranias en el escenario oriental del conflicto.
A principios de mayo, el ejército ruso abrió un nuevo frente al norte de Járkov, segunda ciudad ucrania. Situada en el este del país, ha sufrido este año bombardeos diarios desde el otro lado de la frontera, a escasos 25 kilómetros, pero entonces pasó de nuevo a estar amenazada por una ofensiva terrestre. Antes de eso, las Fuerzas Armadas de Ucrania ya habían advertido de la concentración de tropas enemigas para un ataque inminente.
La administración de Biden había dejado caer que en los últimos días se había tomado una decisión en secreto que se anunciaría próximamente. El miércoles, el secretario de Estado Antony Blinken, fue el primero en insinuar públicamente un cambio de idea de Biden. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, no descartó después esa posibilidad ante las preguntas de los periodistas.
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Cortesía de El País
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