
Las jornadas laborales cada vez se vuelven más eternas, y dormir bien parece un lujo que pocos pueden permitirse; sin embargo, una tendencia que está ganando fuerza entre ejecutivos y profesionales promete convertir la noche en una herramienta de rendimiento: el biohacking del sueño.
Pero ¿qué es el biohacking? En si es experimentar con hábitos, alimentación, ambiente y tecnología, a fin de descubrir lo que funciona mejor para el cuerpo y la mente. Cuando se aplica al sueño, el objetivo es mejorar la calidad del descanso, alinear el reloj biológico y reducir los factores que interrumpen el sueño.
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“El sueño es un momento fisiológico muy sensible a alteraciones. Un cambio en la rutina diaria o nocturna puede impactar negativamente su calidad”, explicó el Dr. Óscar López, Médico y Cirujano General, especialista en Medicina Familiar Integral y en Terapéuticas Alternativas y Farmacología Vegetal de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas.
La clave está en entender que dormir no es solo cerrar los ojos. Durante la noche, nuestro cuerpo activa una serie de procesos; consolida recuerdos, regula hormonas como la melatonina y el cortisol, refuerza defensas y repara tejidos dañados. Saltarse estas fases puede traducirse en días llenos de fatiga, irritabilidad y descuidos. Para los líderes, cada hora de sueño perdido es productividad desperdiciada.
“El sueño no solo sirve para recuperar fuerzas; es un momento en el que el organismo regula procesos metabólicos, desintoxica y optimiza funciones esenciales. Alterarlo puede generar enfermedades a corto o largo plazo”, agregó López.
Beneficios del biohacking del sueño
Entre los beneficios más destacados del biohacking del sueño se encuentra la sincronización del reloj interno, o ritmo circadiano, que regula la energía, el estado de ánimo y el apetito. Ajustar la rutina de descanso permite que el cuerpo funcione en armonía, evitando el insomnio y la fatiga crónica. Además, dormir bien fortalece el sistema inmunitario, mejora la claridad mental y potencia la productividad, reduciendo la dependencia de estimulantes como el café. Incluso contribuye a mantener un peso saludable al equilibrar hormonas que controlan la sensación de hambre y saciedad.
Una buena rutina puede marcar la diferencia. Actividades relajantes antes de dormir, como meditación o mindfulness, ayudan a reducir el estrés y a conciliar un sueño profundo y reparador”, comentó el especialista.
¿Cómo biohackear su sueño?
Optimizar el sueño no requiere cambios drásticos, sino estrategias consistentes. La exposición a la luz natural durante el día, la reducción de luz azul por la noche y la creación de un dormitorio oscuro, fresco y silencioso pueden marcar la diferencia. Las rutinas previas al descanso, como la meditación, la lectura ligera o ejercicios de respiración, ayudan a calmar la mente y a preparar al cuerpo para un sueño profundo.
“La desconexión digital es clave. La luz azul de celulares y computadores estimula el cerebro e impide que entre en sus fases de relajación necesarias para dormir bien”, advirtió López.
La desconexión digital es clave. La luz azul de celulares y computadores estimula el cerebro e impide que entre en sus fases de relajación necesarias para dormir bien”, advirtió López.
La tecnología también juega un papel importante en el biohacking. Dispositivos de monitorización del sueño permiten conocer patrones de descanso, frecuencia cardíaca y temperatura corporal, ofreciendo datos precisos para ajustar hábitos y detectar interrupciones durante la noche. Combinados con una dieta equilibrada, actividad física regular y un manejo efectivo del estrés, estos elementos convierten el descanso en un aliado del rendimiento profesional.
“Estos dispositivos son útiles, pero su interpretación debe hacerla un profesional. Solo con un diagnóstico adecuado se pueden identificar y corregir alteraciones reales del sueño”, puntualizó.
Cabe destacar que cada cuerpo responde de manera diferente, y parte del proceso consiste en experimentar con distintos hábitos hasta encontrar la fórmula que funciona. No se trata de obsesionarse con dormir exactamente siete u ocho horas, sino de crear un entorno y una rutina que permitan al organismo regenerarse de manera óptima. Incluso, ganar media hora más de sueño de manera constante puede marcar una gran diferencia en la energía y la concentración del día siguiente.
Cortesía de El Economista
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